El atentado de Piazza Fontana de Milán (en italiano: Strage di Piazza Fontana, ‘Masacre de Piazza Fontana’) fue un atentado terrorista que tuvo lugar a las 16:37 (hora local) del 12 de diciembre de 1969 contra las oficinas centrales de la Banca Nazionale dell'Agricoltura, ubicada en la plaza de aquel nombre, en la ciudad italiana de Milán. Como consecuencia del mismo, 17 personas murieron y otras 88 resultaron heridas. Esa misma mañana, explotaron otras tres bombas en Roma y Milán y otra más fue encontrada sin detonar. Este trágico hecho contribuyó al nacimiento de las posteriormente famosas Brigadas Rojas (Brigate Rosse) comunistas y —en general— de los siguientes Anni di piombo de la década de 1970, uno de los períodos más controvertidos en la historia moderna de Italia.
Este ataque se enmarca dentro de la Operación Gladio de la OTAN, la turbia cooperación de ramas «desviadas» de los servicios secretos italianos con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) a través de cuadros «neofascistas» reclutados y de operaciones de bandera falsa (falsas incriminaciones) contra grupos y personalidades anarquistas.[1] No obstante, en esos años no había más que algunos cientos de anarquistas activos conocidos en Italia, frente a varios miles de simpatizantes de extrema derecha.[1]
Así se dio inicio a la posteriormente denominada «estrategia de tensión» (strategia della tensione) en Italia, que para 1989 llegó a acumular más de 1000 ataques más o menos selectivos y la cual vio la movilización de actores ocultos vinculados a los partidos derechistas tratando de sembrar un clima de miedo y hasta de terror en la opinión pública, intentado frenar el avance de los izquierdistas, en particular el entonces poderoso Partido Comunista de Italia (PCI) hacia posiciones de poder.[1]