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Collada Trascampo

Puertos de montaña de Cantabria
Collada Trascampo
Collada Trascampo

La Collada Trascampo, también denominada alto de Hijas o alto del Corro[1]​, es un paso de montaña a escasa altitud que enlaza los municipios cántabros de Puente Viesgo al este y San Felices de Buelna al oeste.[2]​ De igual forma, une el valle del río Pas con el valle de Buelna, situado este en la cuenca hidrográfica del río Besaya. La carretera que discurre por dicho enclave es la CA-170 y alcanza una cota máxima de 295 m s. n. m..[3]​

Extracto del artículo de Wikipedia Collada Trascampo (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Collada Trascampo
Los Corrales de Buelna-Puente Viesgo,

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N 43.286816666667 ° E -4.0032166666667 °
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Los Corrales de Buelna-Puente Viesgo

Los Corrales de Buelna-Puente Viesgo
39100
Cantabria, España
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Collada Trascampo
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Lugares cercanos

Monte Dobra
Monte Dobra

El monte o pico Dobra, también llamado La Capía,[2]​ es una montaña situada en la divisoria entre los ríos Besaya y Pas, marcando el límite entre tres municipios de Cantabria (España): Puente Viesgo, San Felices de Buelna y Torrelavega.[3]​ Tiene una prominencia de 311 metros y una relevancia del 26,92%.[2]​ Es el punto culminante de la llamada sierra de los Hombres o sierra del Dobra. En «La Peña», la parte más destacada de la sierra del Dobra, que domina el valle de Buelna, hay un vértice geodésico terminado el 1 de agosto de 1984, junto a una cruz de metal, que marca una altitud de 605,6 m s. n. m. en la base del pilar.[1]​ Es un pico muy frecuentado por su cercanía a Torrelavega y la facilidad de su ascenso en una sola jornada.[4]​ La sierra del Dobra es un macizo kárstico que se extiende alargado en paralelo a la costa de Cantabria, perpendicular a sus valles.[2]​ En una sección de norte a sur propuesta por Mengaud, el monte Dobra conserva capas del Cretácico, el Triásico, el Carbonífero y nuevamente el Cretácico.[5]​ La capa del Carbonífero ha sido en gran parte destruida por la canteras que han operado en sus laderas. Está cubierto mayoritariamente por bosque de eucalipto, avellanos y pradera.[3]​[6]​ De su fauna destacan los córvidos, alimoches, milanos reales, buitres leonados, garduñas, tritones, sapos parteros[3]​ y águilas culebreras;[6]​ se les añade el zorro y en menor medida jabalíes y corzos, mientras que el lobo hace tiempo que desapareció de sus laderas.[7]​ Además, el macizo es rico en aguas subterráneas, provocando surgencias y manantiales.[3]​ Algunas de ellas, termales, están protegidas y sirven al balneario de Puente Viesgo.

Cueva de La Pasiega
Cueva de La Pasiega

La cueva de La Pasiega, situada en el municipio español de Puente Viesgo dentro del complejo de cuevas del monte Castillo, es una de las más importantes estaciones de arte paleolítico de Cantabria.[1]​ Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, en el conjunto «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica».[2]​ Está localizada en medio del valle del río Pas, cerca de la cueva de Hornos de la Peña y en el monte Castillo, el mismo que acoge las cuevas de Las Monedas, Las Chimeneas y la cueva de El Castillo. Las cuevas del monte Castillo forman un conjunto asombrosamente completo, tanto desde el punto de vista de la cultura material de la Edad de Piedra, como desde el punto de vista artístico. La Pasiega es, fundamentalmente, una enorme galería de hasta 120 metros de longitud (conocidos) que discurre de forma más o menos paralela a la ladera del monte saliendo a la superficie por seis lugares diferentes: seis pequeñas bocas, la mayoría obstruidas, de las que actualmente se han acomodado dos como entrada para las visitas. La galería principal es de unos setenta metros aproximadamente y se abre a galerías secundarias más profundas, sinuosas y laberínticas que, a veces, se ensanchan formando salas. De este modo, tenemos la «sala II-VIII», la sala de la «galería B» o la «sala XI» de la «galería C», todas ellas con decoración paleolítica. Las dos últimas contienen santuarios rupestres. Los restos documentados se enmarcan principalmente en el Solutrense Superior y en el Magdaleniense Inferior, aunque también se encuentran objetos más antiguos. En la totalidad de la cueva hay muestras parietales, encontrándose tanto pinturas en sí mismas, como grabados incisos. Destacan las representaciones de équidos, cérvidos (masculinos y femeninos) y bóvidos. Además, hay numerosos signos abstractos (ideomorfos).

Cueva de El Castillo
Cueva de El Castillo

La cueva de El Castillo es un yacimiento arqueológico encuadrado en el complejo de cuevas del monte Castillo, situado en Puente Viesgo (Cantabria, España). Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del conjunto «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica».[1]​ La cueva fue descubierta en el año 1903 por Hermilio Alcalde del Río, uno de los pioneros en el estudio de las primeras manifestaciones rupestres de Cantabria. La excavación a cargo de Hugo Obermaier y Paul Wernert duró de 1910 hasta 1914. Fue financiada por el príncipe Alberto I de Mónaco. Antaño, la entrada de la cueva era de menor tamaño que en la actualidad, ya que fue ampliada con las primeras excavaciones arqueológicas del vestíbulo. Las evidencias recogidas en el nivel 18 del yacimiento arqueológico parecen demostrar la convivencia de ambos Homo: el neandertal y el sapiens hace unos 30 000 años, milenios antes de las primeras pinturas de la propia cueva y de Altamira.[2]​ A través de la citada entrada se accede a las diferentes salas en las que se ha descubierto una larguísima secuencia, desde el Paleolítico Inferior hasta la Edad del Bronce, con una estratigrafía que abarcaría 120 000 años. En ella se han encontrado más de 150 figuras que ya están catalogadas, entre las que destacan los grabados de varias ciervas en omóplatos con acabados rayados a modo de sombreado. Otra de las figuras a destacar es la de la constelación Corona Borealis, que estaría entre las más antiguas representaciones estelares conocidas.[3]​ Entre las pinturas representando a la fauna que coexistió con los sucesivos grupos humanos que poblaron la cueva y distintos símbolos de significado desconocido destacan el conjunto de manos en negativo, más de cincuenta. Según el análisis realizado por el arqueólogo Dean R. Snow, la mayoría de las manos pertenecen a mujeres, lo cual cuestiona la suposición tradicional de que los artistas de las cavernas eran varones.[4]​ Algunas de estas pinturas podrían ser las más antiguas conocidas, con una antigüedad superior a los 40 000 años.[5]​