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Casilinum

CapuaCiudades de la Antigua Roma en Italia
Carte guerre latine trifanum 340
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Casilinum fue una antigua ciudad de Campania (Italia), cercana a Capua. Casilinum era inicialmente un puerto fluvial, estratégicamente situado, en la intersección de la Via Apia con la Via Latina, vigilando el principal puente, de tres ojos, que cruzaba el Volturnus (Volturno) y que todavía existe, por lo que adquirió gran importancia durante la República romana. En 217 a. C., Quinto Fabio Máximo estableció allí una guarnición para prevenir un ataque de Aníbal. En 216 a. C., después de la batalla de Cannas, un millar de soldados romanos, formado por latinos de Praeneste y etruscos de Perusia, se hicieron fuertes en la ciudad y se opusieron a Aníbal resistiendo el asedio, rindiéndose a causa del hambre. En 214 a. C. los romanos la reconquistaron. Julio César estableció en Casilinum una colonia de veteranos, que Marco Antonio amplió, pero no conservó los derechos coloniales y entró en decadencia. Continuó existiendo durante el Imperio romano y estaba despoblada en el siglo IX. En 840, destruida Capua por los sarracenos, sus habitantes se refugiaron en la ciudad y la rebautizaron Capua. Después de su despoblamiento y posterior repoblación con un nombre diferente, en la Edad Media se dio un nuevo nombre a la Via Latina, la Via Casilina (en referencia a Casilinum), que es el utilizado hasta el día de hoy.

Extracto del artículo de Wikipedia Casilinum (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Casilinum
Via Ponte Romano,

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Coordenadas geográficas (GPS)

Latitud Longitud
N 41.1094 ° E 14.2091 °
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Ponte Romano

Via Ponte Romano
81043
Campania, Italia
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Carte guerre latine trifanum 340
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Tercera guerra servil
Tercera guerra servil

La tercera guerra servil, también llamada por Plutarco guerra de los Gladiadores y guerra de Espartaco, fue la última de una serie de revueltas de esclavos, sin éxito ni relación, contra la República romana, conocidas en su conjunto como las guerras serviles o guerras de los Esclavos. La tercera guerra servil fue la única que consiguió plantear una amenaza seria al núcleo de Roma y a Italia entera y fue doblemente alarmante para el pueblo romano por los continuos éxitos de la creciente banda de esclavos rebeldes contra el ejército romano, entre 73 y 71 a. C. La revuelta fue aplastada finalmente en 71 a. C. por la operación militar concentrada de los comandantes Pompeyo, Craso y Lúculo, aunque los acontecimientos siguieron teniendo efectos indirectos en la política romana de los años posteriores. Entre 73 y 71 a. C., una banda de esclavos huidos —originalmente un pequeño cuadro de unos setenta gladiadores fugados que creció hasta ser una banda de ciento veinte mil hombres, mujeres y niños— deambuló por toda Italia asaltándola con relativa impunidad bajo el mando de varios líderes, incluyendo al famoso gladiador-general Espartaco. Los adultos capacitados de esta banda constituyeron una fuerza armada sorprendentemente efectiva que demostró repetidas veces su capacidad para resistir al ejército romano, desde las patrullas locales de Campania a las milicias romanas y las cualificadas legiones bajo mando consular. Plutarco describió las acciones de los esclavos como un intento de estos de escapar de sus amos y huir a través de la Galia Cisalpina, mientras que Apiano y Floro retratan la revuelta como una guerra civil en la que los esclavos hicieron campaña para capturar la misma ciudad de Roma. La creciente alarma en el Senado sobre los continuos éxitos militares de esta banda y sobre sus estragos contra las ciudades y los campos romanos llevó finalmente a que Roma reuniera un ejército de ocho legiones bajo el liderazgo, severo pero efectivo, de Craso. La guerra terminó en 71 a. C. cuando, tras una larga y amarga retirada ante las legiones de Craso y la comprensión de que las legiones de Pompeyo y Marco Terencio Varro Lúculo estaban avanzando para encerrarlos, los ejércitos de Espartaco se lanzaron con toda su fuerza contra las legiones de Craso y fueron completamente aniquilados. Aunque la guerra de Espartaco es notable por derecho propio, la tercera guerra servil fue significativa en la historia de la Antigua Roma por su efecto sobre las carreras de Pompeyo y Craso. Los dos generales utilizaron sus éxitos contra la revuelta para promocionar sus carreras políticas, aprovechándose del favor del pueblo y de la amenaza implícita de sus legiones para influir en su favor en las elecciones consulares de 70 a. C. Sus acciones como cónsules promovieron en gran medida la subversión de las instituciones políticas romanas y contribuyeron a la transición final de la República romana al Imperio romano.[cita requerida]