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Capilla del Cerrito

Iglesias de la alcaldía Gustavo A. Madero
Capilla del Cerrito
Capilla del Cerrito

La capilla de las Rosas o capilla del Cerrito es un templo católico ubicado en la cima del cerro del Tepeyac, en la alcaldía Gustavo A. Madero. Fue fundada a finales del siglo XVII[1]​ en el lugar donde de acuerdo a la tradición, Juan Diego Cuauhtlatoatzin cortó y recolectó rosas por indicación de Nuestra Señora de Guadalupe para mostrarlas como prueba de sus apariciones al obispo fray Juan de Zumarraga.[1]​

Extracto del artículo de Wikipedia Capilla del Cerrito (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Capilla del Cerrito
Parade Square, Wellington Mount Cook

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N 19.4860625 ° E -99.1160625 °
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Dirección

Tomb of the Unknown Warrior

Parade Square
6021 Wellington, Mount Cook
Wellington, New Zealand
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Capilla del Cerrito
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Lugares cercanos

Nuestra Señora de Guadalupe (México)
Nuestra Señora de Guadalupe (México)

Nuestra Señora de Guadalupe, conocida comúnmente como la Virgen de Guadalupe,[1]​ es una aparición mariana de la Iglesia católica de origen mexicano, cuya imagen tiene su principal centro de culto en la Basílica de Guadalupe, ubicada en las faldas del cerro del Tepeyac, en el norte de la Ciudad de México. De acuerdo a la tradición oral mexicana,[2]​ y lo descrito por documentos históricos del Vaticano y otros encontrados alrededor del mundo en distintos archivos, María, la madre de Jesús se apareció en cuatro ocasiones al indígena chichimeca Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y en una ocasión a Juan Bernardino, tío de Juan Diego. El relato guadalupano conocido como Nican mopohua narra que tras la primera aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga, para decirle que le erigieran un templo. Ante el escepticismo de Juan de Zumárraga pidió una prueba a Juan Diego. En la última aparición de la Virgen y por orden suya, Juan Diego llevó en su ayate unas flores que cortó en el Tepeyac, se dirigió al palacio del obispado y desplegó su ayate ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la imagen de la Virgen María, cuyos rasgos han sido interpretados como "mestizos" a pesar de ser de piel mucho más clara que su homónima española. El parecido entre esa figura y la bordada en el entonces por todos conocido Pendón de Hernán Cortés sería la causa de que se le denominara Virgen de Guadalupe.[3]​ Según el Nican Mopohua, texto hagiográfico publicado en el siglo XVII,[4]​ las apariciones tuvieron lugar en 1531, ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo año. La fuente más importante que las relata fue el mismo Juan Diego, que habría contado todo lo que había acontecido. Posteriormente esta tradición oral fue recogida en un escrito con sonido náhuatl pero con caracteres latinos (técnica que ningún español sabía hacer y que solo muy rara vez usaban los indígenas); este escrito es llamado el Nican mopohua, y es atribuido al indígena Antonio Valeriano (1522-1605). Posteriormente en 1648 es publicado el libro Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe por el presbítero Miguel Sánchez, contribuyendo a recopilar todo lo que se sabía en la época sobre la devoción guadalupana. Según diversos investigadores, el culto guadalupano es una de las creencias más históricamente arraigadas en el actual México y parte de su identidad,[4]​[5]​[6]​ y ha estado presente en el desarrollo como país desde el siglo XVI[7]​ incluso en sus procesos sociales más importantes como la Independencia de México, la de Reforma, la Revolución mexicana[6]​ y en la sociedad mexicana actual, en donde cuenta con millones de fieles, algunos de ellos profesantes como guadalupanos sin ser necesariamente parte del catolicismo.[8]​ Las raíces devocionales primigenias de esta imagen estarían en la Virgen de Guadalupe de Extremadura, por la cual tenían devoción los conquistadores españoles.[9]​