La siderúrgica de Völklingen se sitúa cerca de la ciudad alemana de Völklingen y es la única en toda Europa Occidental y América del Norte que, siendo equipada entre el final del siglo XIX y comienzos del siglo XX, se mantuvo intacta. Ocupa 6 hectáreas.
El ingeniero Julius Bruch construyó la fundición en 1873, que interrumpe sus actividades seis años después a consecuencia de los altos impuestos pagados. Dos años después vende la fundición a Carl Röchling, que el año siguiente inauguró el primer alto horno.
La inversión dio resultado y en 1890 Völklingen era ya el mayor productor de vigas de acero del Imperio Alemán. Diez años después, en 1898/1899 prueban la gasolina como combustible, y obtienen éxito, por lo que en 1900 ya era usada la gasolina en motores de combustión interna.
En 1911 Völklingen ya era una industria y producía diversos tipos de artículos, además de todo tipo de piezas de acero y hierro, fabricaban también fertilizantes, amoníaco y bencina, entre otros subproductos de la combustión. Más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, muchas personas de Bélgica, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Rusia, entre otros países, trabajaron en la siderurgia, muchos en pésimas condiciones de trabajo.
Después del final de la guerra los franceses asumieron la administración de las fábricas, y unos 17.000 obreros trabajaban en la fundición, lo que fue un récord de la historia de la industria.
En 1986, la siderúrgica cierra sus puertas. Se decide que las construcciones y equipos debían de ser preservados por su valor histórico. En el año 1994 es declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.[1]
En 2000 unas 104.000 personas visitan el lugar, y en 2004 es inaugurado el recorrido científico, Ferrodrom® - adventure world of iron o Ferrodrom, la aventura del mundo de acero.