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Virgin Interactive

Empresas de videojuegos de Reino UnidoEmpresas de videojuegos desaparecidasEmpresas fundadas en 1983

Virgin Interactive Entertainment fue una empresa publicadora de videojuegos muy exitosa. Fue creada en 1983 con el nombre de Virgin Games y recogió parte de Mastertronics, empresa que fue comprada por Virgin en 1987. Fue parte del grupo Virgin y fue considerada "Electronic Arts" en Europa. En 1993 fue renombrada a Virgin Interactive Entertainment. Publicó juegos para PC así como para otros sistemas como Amiga, ZX Spectrum, Amstrad CPC, C64, Super Nintendo Entertainment System y para Sega Mega Drive.

Extracto del artículo de Wikipedia Virgin Interactive (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores).

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Imperio británico
Imperio británico

El Imperio británico (en inglés: British Empire) comprendió los dominios, colonias, protectorados, mandatos y otros territorios gobernados o administrados por el Reino de Inglaterra y su sucesor, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, entre los siglos XVI y XX. Ha sido el imperio de mayor extensión hasta la fecha.[4]​[5]​ Durante las primeras décadas del siglo XX, el Imperio británico abarcaba una población de cerca de 458 millones de personas y unos 35.000.000 km², lo que significaba aproximadamente una cuarta parte de la población mundial y una quinta parte de las tierras emergidas. Esto lo convierte en el imperio más extenso de la historia. La época culminante del imperio se produjo durante unos cien años (la llamada Pax Britannica, desarrollada entre 1815 y 1914), a través de una serie de fases de expansión relacionadas con el comercio, la colonización y la conquista, además de períodos de actividad diplomática. Probablemente, el punto de máximo auge imperial puede situarse entre los años 1884 (Reparto de África) y 1922 (Independencia de Irlanda). El Imperio extendió la tecnología, el comercio, el idioma inglés y el gobierno británico por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyó al espectacular crecimiento económico del Reino Unido y al peso de sus intereses en el escenario mundial. Después de la independencia, muchas antiguas colonias británicas se unieron a la Mancomunidad de Naciones, una asociación libre de estados independientes. Quince de estos, incluido el Reino Unido, conservan un monarca común, actualmente el rey Carlos III del Reino Unido.

Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda

El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda (en inglés: United Kingdom of Great Britain and Ireland) fue un Estado ubicado en Europa Occidental que existió entre 1800 y 1922.[1]​ Fue formado por la unión de los reinos de Gran Bretaña (ya una unión de Escocia e Inglaterra en 1707) e Irlanda en 1800. La unión fue facilitada por la decisión del Parlamento Irlandés en College Green, Dublín, en agosto de 1800, de votar a favor de la unión aprobando el Acta de Unión de 1800. Bajo los términos de la unión, Irlanda sería representada por más de 100 miembros del parlamento en el parlamento unido, el cual se reuniría en el Palacio de Westminster. Una parte del tratado sería la emancipación católica. No obstante, esta condición fue bloqueada por el rey Jorge III, quien sostuvo que la emancipación de los católicos traicionaría su juramento de coronación. Varias generaciones de líderes irlandeses promovieron campañas para la formación de un gobierno local en Irlanda. Daniel O'Connell logró forzar al gobierno británico para garantizar finalmente la emancipación católica en 1829. Sin embargo, su campaña para 'repeler' el acto de unión fue un fracaso. Líderes posteriores, tales como Charles Stewart Parnell, realizaron campañas para la creación de un gobierno propio en Irlanda bajo el nombre de Home Rule (gobierno propio), el cual permanecería siendo miembro del Reino Unido. En 1919, miembros del parlamento irlandés electos para Westminster formaron un parlamento independiente irlandés ilegal llamado Dáil Éireann, con el poder ejectutivo centrado en el Presidente de Dáil Éireann, Éamon de Valera. Una Guerra anglo-irlandesa tuvo lugar entre 1919 y 1921. Por último en diciembre de 1922, veintiséis de los condados irlandeses renunciaron al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y formaron un Estado Independiente Irlandés. Seis condados, conocidos como Irlanda del Norte, permanecieron bajo el gobierno del Reino Unido, el cual fue rebautizado como Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en 1927, como parte de una rectificación fundamental de títulos de dominio, estado y realeza. Como parte del cambio, el rey dejó de ser monarca en los diversos dominios (cada uno de los cuales era visto como inferior al Reino Unido) para convertirse en monarca de cada dominio en forma individual, convirtiéndose en Rey de Australia, Rey de Canadá, Rey de Nueva Zelanda, etc., reemplazando así el concepto de una corona compartida por el de un monarca en común para coronas separadas.

Londres
Londres

Londres (en inglés: London, pronunciado /ˈlʌndən/ ( escuchar)) es la capital y mayor ciudad de Inglaterra y del Reino Unido.[4]​[5]​ Situada a orillas del río Támesis, Londres es un importante asentamiento humano desde que fue fundada por los romanos con el nombre de Londinium hace casi dos milenios.[6]​ El núcleo antiguo de la urbe, la City de Londres, conserva básicamente su perímetro medieval de una milla cuadrada. Desde el siglo XIX el nombre «Londres» también hace referencia a toda la metrópolis desarrollada alrededor de este núcleo.[7]​ El grueso de esta conurbación forma la región de Londres y el área administrativa del Gran Londres,[8]​ gobernado por el alcalde y la asamblea de Londres.[9]​ Londres es una ciudad global, uno de los centros neurálgicos en el ámbito de las artes, el comercio, la educación, el entretenimiento, la moda, las finanzas, los medios de comunicación, la investigación, el turismo o el transporte.[10]​ Es el principal centro financiero del mundo junto con Nueva York.[11]​[12]​[13]​ Con un PIB de 801,66 mil millones de euros en 2017, es la economía urbana más grande del continente europeo.[14]​[15]​[16]​ Londres es también una capital cultural mundial,[17]​[18]​[19]​[20]​ la ciudad más visitada considerando el número de visitas internacionales[21]​ y tiene el mayor sistema aeroportuario del mundo según el tráfico de pasajeros.[22]​ Asimismo, las 43 universidades de la ciudad conforman la mayor concentración de centros de estudios superiores de toda Europa.[23]​ En el año 2012 Londres se convirtió en la única ciudad en albergar la celebración de tres Juegos Olímpicos de Verano.[24]​ En esta ciudad multirracial convive gente de un gran número de culturas que hablan más de trescientos idiomas distintos.[25]​ La Autoridad del Gran Londres estima que en 2015 la ciudad tiene 8,63 millones de habitantes,[26]​ que supone el 12,5 % del total de habitantes del Reino Unido.[27]​ El área urbana del Gran Londres, con 10 470 000[28]​ habitantes, es la segunda más grande de Europa, pero su área metropolitana, con una población estimada de entre 12 y 14 millones,[29]​[30]​ es la mayor del continente. Desde 1831 a 1925 Londres, como capital del Imperio británico, fue la ciudad más poblada del mundo.[31]​ Londres cuenta con cuatro enclaves declarados Patrimonio de la Humanidad: la Torre de Londres, el Real Jardín Botánico de Kew, el sitio formado por el Palacio, la Abadía de Westminster, la Iglesia de Santa Margarita y Greenwich (donde se encuentra el Real Observatorio que marca el meridiano de Greenwich y el tiempo medio).[32]​ Otros lugares famosos de la ciudad son el Palacio de Buckingham, el London Eye, Piccadilly Circus, la Catedral de San Pablo, el Puente de la Torre o Trafalgar Square. Londres cuenta también con numerosos museos, galerías de arte, bibliotecas, eventos deportivos y otras instituciones culturales como el Museo Británico, la National Gallery, la Tate Modern, la Biblioteca Británica y los cuarenta teatros del West End.[33]​ El metro de Londres, que en 2013 cumplió 150 años, es el más antiguo del mundo.[34]​[35]​

Blitz
Blitz

El Blitz (del alemán Blitz[8]​) es el término con el que se conoce a los bombardeos sostenidos en el Reino Unido por parte de la Alemania nazi que se llevaron entre 1940 y 1941 durante la Segunda Guerra Mundial. Estos bombardeos de objetivos industriales y centros civiles comenzaron con intensos ataques a Londres el 7 de septiembre de 1940, durante la que más tarde sería conocida como la batalla de Inglaterra. En ese momento, los planes de Adolf Hitler y Hermann Göring de destruir la Real Fuerza Aérea británica (RAF) para permitir una invasión de Gran Bretaña estaban fallando y, en respuesta a un ataque de la RAF a Berlín, que a su vez fue provocado por un bombardeo alemán accidental de Londres, cambiaron sus tácticas a un bombardeo sostenido de objetivos civiles. Entre el 7 de septiembre de 1940 y el 21 de mayo de 1941, dieciséis ciudades británicas fueron atacadas con al menos 100 toneladas largas de explosivos. En un periodo de 267 días, Londres fue atacada en 71 ocasiones, Birmingham, Liverpool y Plymouth ocho veces, Bristol seis, Glasgow cinco, Southampton cuatro, Portsmouth y Hull tres y se realizó al menos un ataque pesado en otras ocho ciudades.[1]​ Lo anterior fue producto de una rápida escalada que se inició el 24 de agosto de 1940, cuando los bombarderos de la Luftwaffe, que tenían como objetivo los aeródromos de la RAF, salieron de curso y destruyeron accidentalmente varias viviendas londinenses, causando la muerte de varios civiles. A lo anterior, se sumó el bombardeo vengativo de Berlín que Winston Churchill, primer ministro británico, ordenó la noche siguiente. Desde el 7 de septiembre siguiente, Londres fue bombardeada por la Luftwaffe durante 57 noches consecutivas.[9]​ Más de un millón de hogares fueron destruidos y se calcula que 40 000 civiles perdieron la vida, casi la mitad de ellos en Londres.[4]​ Los puertos y los centros industriales de esa ciudad también recibieron ataques. Igualmente, se bombardeó el principal puerto del océano Atlántico de Liverpool, ocasionando casi 4000 muertes en el área de Merseyside durante la guerra.[10]​[11]​ Por su parte, el puerto del mar del Norte de Hull, un conveniente y fácilmente identificable objetivo u objetivo secundario para los bombarderos incapaces de encontrar sus objetivos primarios, fue objeto de 86 ataques durante la guerra,[12]​ con estimaciones de 1200 civiles muertos y un 95 por cierto de sus viviendas destruidas o dañadas.[13]​[14]​ Otros puertos, como los de Bristol, Cardiff, Portsmouth, Plymouth, Southampton y Swansea también fueron bombardeados, así como las ciudades industriales de Birmingham, Belfast, Coventry, Glasgow, Mánchester y Sheffield. Birmingham y Coventry fueron elegidas por las factorías de Spitfire y tanques en Birmingham y las múltiples fábricas de municiones en Coventry. De esta última, su centro fue prácticamente destruido, así como su catedral. No obstante, los bombardeos no lograron desmoralizar a los británicos y conducirlos a la rendición o al menos producir daños significativos en la economía de guerra.[15]​ Los ocho meses de bombardeos nunca obstaculizaron la producción británica y las industrias de guerra continuaron su operación y expansión.[16]​ El Blitz se autorizó únicamente cuando la Luftwaffe falló en lograr las condiciones previas para el lanzamiento, en 1940, de la Operación León Marino, el plan alemán para invadir Gran Bretaña. Para mayo de 1941, la amenaza de una invasión había acabado, y la atención de Hitler se centró en la Operación Barbarroja, la invasión de la Unión Soviética. En comparación con otras campañas de bombardeo contra Alemania, el Blitz ocasionó escasas bajas. Los bombardeos británicos de Hamburgo, en julio de 1943, llevaron a la muerte de 42 000 civiles, casi los mismos que produjo el Blitz. Diversas razones se han propuesto para la derrota de la ofensiva alemana. El Oberkommando der Luftwaffe no desarrolló una estrategia para la destrucción de las industrias británicas. En lugar de mantener presión en alguna de ellas, frecuentemente cambió de un tipo de industria a otro. Además, la Luftwaffe tampoco contaba con el equipamiento adecuado para llevar a cabo el bombardeo estratégico. La falta de bombarderos pesados y la pobre información de inteligencia sobre la industria británica le impidió imponerse.