La central nuclear Santa María de Garoña es una central nuclear de generación eléctrica del tipo BWR que tiene una potencia instalada de 460 MW. Está situada en el Valle de Tobalina en la localidad burgalesa de Santa María de Garoña, en Castilla y León, España. Se inauguró en 1971 y cesó su actividad el 6 de julio de 2013.[3][4][5] Es propiedad y estuvo explotada por Nuclenor, empresa formada por Iberdrola y Endesa.
La producción de Garoña solía hallarse entre 3500 y 3700 GWh al año (en torno al 85-90 % de carga). En 2011, la producción fue de 3742 GWh, suponiendo el 6,5 % del total de producción nuclear nacional y el 1,4 % del total eléctrico producido nacional.[6] Dentro del sistema energético nacional, encabezaba la producción de energía en la región del valle del Ebro alto y medio; en sus últimos años de actividad se coordinaba con la central de ciclo combinado de Arrúbal.
Desde 2006 era la central nuclear en activo más antigua de España, tras el cierre de la central de José Cabrera. La vida útil inicialmente prevista para la central de 40 años finalizó en 2011. La última autorización de funcionamiento tenía su alcance hasta julio de 2009, fecha en la cual el Gobierno autorizó una prórroga hasta el 2013[7] basado en un informe del CSN que establecía una serie de límites y condiciones que la empresa operadora debía cumplir, entre los que destacan importantes obras para la adaptación tras el accidente de Fukushima (mismo modelo de reactor y contención, aunque el diseño de Garoña fue mejorado una vez la central fue puesta en servicio)[8] y los nuevos impuestos aprobados por el Gobierno.[9]
La central generaba unos beneficios de 150 millones de euros anuales debido principalmente a su antigüedad (ya está amortizada), a los costes de la energía nuclear en España, no estando afectada por las disfunciones del mercado eléctrico español.[10]
El 16 de diciembre de 2012, se produjo la parada provisional del reactor y el desacoplamiento de la Red Eléctrica para proceder al vaciado del combustible de la central. Esta decisión se tomó por la dirección de la empresa sobre la base de criterios económicos.[11]
El 1 de agosto de 2017, el ministro de Energía anunció, siete días antes de la fecha límite, la decisión del Gobierno de denegar la autorización de continuidad del reactor nuclear de Burgos, cerrándose definitiva e irrevocablemente.[12] El inicio de su desmantelamiento estaba previsto para 2018; no obstante, debido a la paralización del Almacén Temporal Centralizado que debería recibir sus residuos, los trabajos previos no se completaron hasta 2019 y su ejecución no comenzará hasta 2022.[13]