La República Popular de Polonia (en polaco: Polska Rzeczpospolita Ludowa) fue el Estado socialista que se estableció en Polonia tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Contó con una población de aproximadamente 37.9 millones cerca del final de su existencia, haciéndolo el segundo país más poblado del Bloque del Este[2]. Fue también uno de los principales signatarios de la alianza conocida como el Pacto de Varsovia. La ciudad más grande, poblada y capital oficial desde 1947 fue Varsovia, seguida por la ciudad industrial de Łódź y la ciudad cultural de Cracovia. El país limitaba con el Mar Báltico al norte, la Unión Soviética al este, la República Socialista Checoslovaca al sur y la Alemania Oriental al oeste.
La República Popular de Polonia fue un estado socialista unipartidista y marxista-leninista que era dirigida por el Partido Obrero Unificado Polaco (PZPR) y el frente popular. El país se llamó "República de Polonia" entre 1947 y 1952 de acuerdo con la Constitución de transición de 1947.[3] El nombre "República Popular" fue dado en la Constitución de 1952.
Desde sus inicios, la República Popular de Polonia se caracterizó por constantes luchas internas por la democracia. A lo largo de su existencia, las dificultades económicas y el malestar social fueron comunes en casi todas las décadas. A pesar de esto, se establecieron algunos logros importantes durante el período de la República Popular de Polonia, como la mejora de las condiciones de vida, la rápida industrialización, la urbanización, el acceso a la atención médica universal y la educación gratuita[4].
La República Popular de Polonia también implementó políticas que eliminaron la falta de vivienda y establecieron una garantía de empleo. Como resultado, la población de Polonia casi se duplicó entre 1947 y 1989.
La República Popular de Polonia mantuvo un gran ejército permanente. También recibió tropas soviéticas en su territorio.[5] Sus principales agencias de inteligencia fueron la UB, a la que sucedió la SB. La organización policial oficial, la Milicia de Ciudadanos (MO), también fue responsable del mantenimiento de la paz y la represión de las protestas.
Ya cerca del final de la Segunda Guerra Mundial las fuerzas del Ejército Alemán fueron expulsadas del territorio polaco gracias al avance del Ejército Rojo de la Unión Soviética. La conferencia de Yalta sancionó la formación provisional de un gobierno de coalición procomunista polaco. Muchos fueron los polacos que vieron en este acuerdo una traición, además de ser dicha solución una forma para contentar al líder soviético Iósif Stalin. El nuevo gobierno establecido en Varsovia fue incrementando su poder y al cabo de los dos primeros años el Partido Obrero Unificado de Polonia (PZPR/POUP), bajo el mando de Bolesław Bierut, tomó el control del país que se convirtió así en parte de la esfera de influencia del nuevo poder soviético en el este de Europa al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Tras la muerte de Stalin en 1953 se produjo en Europa del Este una época de deshielo permitiendo el gobierno de una facción más liberal de los comunistas polacos dirigidos por Władysław Gomułka. Polonia disfrutó de un período de relativa estabilidad en la siguiente década, pero a mediados de los 60, comenzaron a aumentar las dificultades económicas y políticas. En diciembre de 1970, el gobierno anunció sorpresivamente fuertes incrementos en los precios de los alimentos básicos en un intento por evitar el colapso económico. A todo esto siguió una oleada de movilizaciones populares contra dichos incrementos por lo cual el gobierno introdujo un nuevo programa económico que produjo un inmediato ascenso en los niveles de vida, pero que duró poco tiempo al desarrollarse la crisis del petróleo de 1973. En la década de 1970 el gobierno de Edward Gierek fue forzado finalmente a subir los precios lo que llevó a una nueva oleada de protestas públicas.
Este ciclo se interrumpió con el nombramiento en 1978 de Karol Wojtyła como papa Juan Pablo II. Este nombramiento inesperado tuvo un efecto electrizante sobre la oposición al comunismo en Polonia. A principios de agosto de 1980, una nueva oleada de manifestaciones liderada por el electricista Lech Wałęsa, entre otros, fundador del sindicato independiente "Solidaridad", forzó al gobierno de Wojciech Jaruzelski a declarar la ley marcial en diciembre de 1981 llevando a prisión a la mayoría de los líderes de la oposición. Sin embargo, el cambio ya era inevitable. Con las reformas de Mijaíl Gorbachov en la Unión Soviética, el aumento de la presión de la Iglesia católica y de los sindicatos, junto a la masiva deuda externa, el gobierno de los comunistas se vio obligado a negociar con la oposición. En 1988, la Mesa de Negociaciones alteró radicalmente la estructura del gobierno polaco y de su sociedad. En abril de 1989, Solidaridad fue legalizada y se le permitió participar en las siguientes elecciones. Sus candidatos obtuvieron la victoria. En 1990, Jaruzelski renunció a su mandato. Le sucedió Lech Wałęsa en diciembre. Hacia finales de agosto del siguiente año, ya se había formado el gobierno de Solidaridad, y en diciembre Wałęsa fue elegido presidente transformándose la República Popular de Polonia en la actual República de Polonia.
Desde su creación, la República Popular Polaca se caracterizó por constantes luchas internas por la democracia. A pesar de ello, durante el periodo de la República Popular Polaca se establecieron algunos logros importantes, como la mejora de las condiciones de vida, la rápida industrialización, la urbanización, el acceso a la sanidad universal y la educación gratuita. La República Popular Polaca también aplicó políticas que eliminaron la falta de vivienda y establecieron una garantía de empleo. Como resultado, la población de Polonia casi se duplicó entre 1947 y 1989.[6]