La procesión del Corpus Christi en Toledo (España) es una solemnidad católica, eucarística de tradición muy antigua que se celebra cada año en esta ciudad. Es la fiesta principal de los toledanos y de gran notoriedad entre los católicos españoles, habiendo sido declarada en 1980 de Interés Turístico Internacional.
Desde 1595 se viene celebrando en la conmemoración del Corpus Christi que es el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de Pascua (es decir, 60 días después del Domingo de Pascua; formalmente es el jueves que sigue al noveno domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte). Tras establecerse en 1991 el domingo posterior como festividad del Corpus Christi, en 2010 la procesión toledana ha vuelto a celebrarse definitivamente el jueves, acogiéndose al calendario litúrgico hispano-mozárabe. De la importancia de la celebración, tanto a nivel local como internacional, es testimonio el libro de Elizabeth Wilhemsen[1] Cantores del Corpus Christi. Antología de poesía lírica toledana, que recoge desde la liturgia mozárabe a poemas de autores de todas las épocas, entre ellos, Sebastián de Horozco, José de Valdivieso, Lope de Vega, Tirso de Molina, Pedro Calderón de la Barca, Eugenio Gerardo Lobo, Clemente Palencia, Ángel Palomino, Juan Antonio Villacañas y Rafael Fernández Pombo, además del Cantar popular sobre la fiesta.
El Corpus toledano también cuenta con su versión literaria. Galdós, frecuente visitante de Toledo, vio esta fiesta religiosa con el fervor de un sacerdote en éxtasis; en tanto que Blasco Ibáñez, anticlerical, la contempló como un espectador apasionado que veía en la festividad eucarística, por encima de sus aspectos religiosos y pintorescos, las esencias más concentradas de la decadencia novecentista. En su novela La catedral describe con detalle cómo la fiesta del Corpus emociona y moviliza la vida de la catedral y de la sociedad toledana.[2]