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BU-735

Carreteras autonómicas de la red complementaria local de Castilla y LeónRed de carreteras autonómicas de la provincia de BurgosTransportes en Miranda de Ebro

La BU-735, conocida coloquialmente como Carretera de Ircio o Carretera de Haro, es una carretera autonómica que transcurre entre la localidad de Miranda de Ebro y el límite provincial de La Rioja. Se trata de una vía de entrada o salida a la ciudad desde La Rioja así como un acceso al Polígono Industrial de Ircio. El inicio de esta carretera burgalesa está en el casco urbano de Miranda de Ebro, en la Barriada de San Juan del Monte donde enlaza además con la BU-733 . Finaliza en el límite con la provincia de La Rioja, bajo a un puente sobre la autovía AP-68 . A partir de este punto, en suelo riojano pasa a llamarse LR-306 y conecta con la ciudad de Haro. La longitud de esta carretera es aproximadamente de 9,3 km y conecta el centro de la ciudad con la pedanía de Ircio, la urbanización de Fuentecaliente, el paraje de San Juan del Monte así como con el Polígono Industrial de Ircio. Durante todo su recorrido consta de una sola calzada, con un carril para cada sentido de circulación y arcenes a ambos lados. Algunos cruces están regulados con rotondas. La BU-735 tenía en 2004 una IMD de 1.388 vehículos diarios, y en 2008 una IMD de 2.101.[1]​[2]​

Extracto del artículo de Wikipedia BU-735 (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores).

BU-735
Avenida México,

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N 42.659577777778 ° E -2.9133416666667 °
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Avenida México

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01212
Castilla y León, España
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Lugares cercanos

Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles (Miranda de Ebro)
Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles (Miranda de Ebro)

La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de Miranda de Ebro (Burgos, Castilla y León, España) es un templo parroquial de culto católico construido para dar servicio religioso a los habitantes de la barriada mirandesa de Los Ángeles, separada del núcleo urbano por el río Bayas, en la carretera de Logroño. Su erección en 1951 fue promovida por la Fábrica de fibra artificial FEFASA (hoy, propiedad del grupo Rottneros) y el Instituto Nacional de Industria (INE) con el fin de acoger a la feligresía de la barriada del poblado de Los Ángeles, que tomó el nombre de la advocación del templo y que empezó a levantarse en 1948, considerándose terminada en 1958. Los habitantes del poblado, concebido como una pequeña ciudad-jardín de viviendas unifamiliares y organizada por manzanas, era los trabajadores de la planta química, que entró en servicio en 1948 pero que no estuvo plenamente operativa hasta 1952, coincidiendo con la terminación de la iglesia, y sus familias. Es por esta razón que el templo es también conocido como la iglesia de FEFASA. Su construcción y estilo es coetánea a la Chapelle du Rosaire de Vence de Henri Matisse, la Basílica de Nuestra Señora de Aranzazu y la Basílica de la Virgen del Camino. Alzada sobre un zócalo pétreo con escalinatas de acceso laterales, la iglesia preside el amplio espacio abierto de la plaza. Su vocación monumental se expresa con un diseño moderno y funcional, acorde con su época, donde destaca el uso de las formas prismáticas. El edificio se concibe como dos grandes paralelepípedos maclados: el primero de ellos, en la cabecera, forma una torre hueca de 28,25 metros de altura sustentada por tres contrafuertes en cada lado y cuya fachada principal es presidida por un enorme vitral con la cruz; el segundo, se desarrolla en horizontal, alojando el espacio de la única nave de la iglesia, a cuyos lados se adosan, como falsas naves laterales de menor altura, una capilla y las dependencias parroquiales. La decoración exterior, dada la ausencia de vanos, se limita a la ligera alternancia de textura y color en las hiladas de piedra. El interior es también en extremo austero, destacando la convergencia de la vista hacia el altar iluminado por la vidriera exterior, con las claraboyas cuadradas abiertas en una cubierta adintelada y sin sustentación exenta en los planos anteriores. Por su volumen exactamente prismático, el paralelepípedo de la nave podría pasar por un salón de actos o una sala de conferencias, tal es su vocación de funcionalidad. El reducido mobiliario, destacando particularmente los bancos, los paramentos y el techo combinan como únicos colores el blanco y un marrón muy oscuro (color bengué). Una intención de integralidad estilística se aprecia en el diseño de elementos como el altar, el coro alto, la pila bautismal y los confesionarios, que responden a las mismas formas puramente funcionales, inspiradas en los volúmenes industriales, pudiéndose hablar de un estilo minimal. Nada del exterior o del interior se aparta de lo rectilíneo en este severo pero depurado edificio religioso bien integrado en su entorno fabril.