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Floridita

Floridita
Floridita bar, Havana, Cuba 1
Floridita bar, Havana, Cuba 1

Floridita, también conocido como El Floridita, es un bar y restaurante de la ciudad de La Habana, Cuba, que funciona desde 1817 y se hizo mundialmente famoso gracias al escritor y periodista Ernest Hemingway, quien acostumbraba visitarlo con regularidad. Su eslogan es "La cuna del daiquirí" y el propio Hemingway acrecentó su fama con una frase que atrajo a turistas de todo el planeta: El escritor terminó por convertirse en el principal atractivo turístico para visitantes que llegan de todo el mundo a conocer El Floridita, al punto en que una estatua de un Hemingway acodado en el extremo de la barra es la gran atracción del bar.[2]​

Extracto del artículo de Wikipedia Floridita (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Coordenadas geográficas (GPS)

Latitud Longitud
N 23.137317 ° E -82.357324 °
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Dirección

Floridita

Obispo 557
10100 La Habana (Plaza Vieja, La Habana Vieja)
La Habana, Cuba
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Página web
barfloridita.com

linkVisitar el sitio web

linkWikiData (Q1324135)
linkOpenStreetMap (4568846693)

Floridita bar, Havana, Cuba 1
Floridita bar, Havana, Cuba 1
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Lugares cercanos

Manzana de Gómez
Manzana de Gómez

La Manzana de Gómez,[1]​ reinaugurada en 2017 como Gran Hotel Manzana Kepinski, es un edificio del siglo XX en La Habana ubicado en los límites del municipio Habana Vieja, colindante con importantes sitios de la ciudad como el Parque Central, el Museo de Bellas Artes, el Hotel Parque Central, el Bar El Floridita, la Calle Obispo, el Hotel Plaza y el Centro Comercial Harry Brothers. Posee unos 5 pisos de altura. Fue construido por José Gómez-Mena Vila. La estructura de la década de 1910 fue el primer complejo comercial de estilo europeo en Cuba. La Manzana de Gómez, fue la primera cuadra de la ciudad enteramente construida a principios del siglo XX para uso comercial con dos calles diagonales interiores que atraviesan el edificio en todas las direcciones y que integran la circulación peatonal con la tela exterior. Está limitado por las calles Neptuno, San Rafael, Zulueta y Monserrate. Aunque, inicialmente, tuvo un uso exclusivamente comercial, posteriormente ha tenido uso mixto con centros de enseñanza, comercio y oficinas. En 2013 se anunció un proyecto para convertirlo en un Hotel privado.[2]​ El Gran Hotel Manzana Kempinski de La Habana quedó inaugurado oficialmente el 8 de junio de 2017, con la presencia de la alta dirección de la compañía alemana que lo administrará y directivos del Grupo Gaviota, dueño de la instalación. El grupo hotelero Kempinsky, actual propietario, fundado en 1897, tiene su sede en Ginebra. Este establecimiento abrió sus puertas a los primeros huéspedes el 22 de mayo de 2017. "El nuevo Hotel Manzana Kempinski constituye punto de atención para los especialistas del sector de la hotelería y el turismo que concurren a Cuba. Esta instalación, es mencionada como la primera instalación turística de lujo cinco estrellas plus de Cuba, y tiene 246 habitaciones."[3]​

La Habana
La Habana

La Habana es la capital de Cuba, su urbe más grande, el principal puerto, su centro económico-cultural y su principal polo turístico. Es la ciudad más poblada del país con una población de 2 492 618 habitantes en 2022,[2]​[4]​ y la más poblada de la región del Caribe. Como capital de Cuba, la ciudad es la sede oficial de los órganos superiores del Estado y el Gobierno cubano, de todos los organismos centrales y de casi la totalidad de empresas y asociaciones de ámbito nacional. Además, reúne la mayor cantidad de sucursales y casas matrices de las entidades extranjeras radicadas en Cuba. Fundada en 1514 (inicialmente en la costa sur de la isla) por el conquistador Pánfilo de Narváez (bajo las órdenes de Diego Velázquez de Cuéllar), bajo el nombre fundacional de "Villa de San Cristóbal de La Habana",[5]​ fue una de las primeras ocho villas fundadas por la Corona española en la isla. Debido a su privilegiada ubicación, frente a las costas del Atlántico Norte, y las características de su bahía, la entonces villa se convirtió en un importante centro comercial, razón por la cual fue sometida a ataques y saqueos por parte de piratas y corsarios durante los primeros años del siglo XVI. En 1561, la Corona dispone que la villa sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de las colonias americanas antes de cruzar juntas el océano (Flota de Indias),[6]​ construyéndose por tanto, para su protección, defensas militares a la entrada de la bahía de La Habana y en sitios estratégicos,[7]​ convirtiendo a la ciudad en una de las mejor defendidas del Nuevo Mundo. El 20 de diciembre de 1592, Felipe II confiere a la villa el título de "ciudad", veintinueve años después de que el gobernador de Cuba trasladara a ella su residencia oficial desde Santiago de Cuba, sede hasta entonces del gobierno de la isla. En 1634 por Decreto Real se le declaró "Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales". En 1665, se le concedió el derecho de ostentar su escudo de armas, en el que estuvieron representadas, mediante tres torreones, las fortalezas (La Real Fuerza, El Morro y La Punta) que defendían la ciudad. El azúcar y el comercio influyeron notablemente en que durante los siglos XIX y XX la urbe experimentara no solo un profundo proceso de expansión de su territorio sino también de crecimiento demográfico, socioeconómico y cultural, factores que convirtieron a La Habana en una de las ciudades más ricas y notorias de la zona de América Central y Caribe. Surgen durante esa etapa nuevos barrios como El Cerro o El Vedado, donde se concentraría la nueva burguesía habanera; mientras, las zonas antiguas de la ciudad se convertirían en áreas de casa de inquilinato y ciudadelas. No es hasta la década de 1950 que comienza a configurarse la actual forma de la capital, producto de la aparición del concepto especulativo de propiedad horizontal así como el establecimiento de centros y subcentros urbanos a lo largo de ese siglo. El triunfo de la Revolución cubana y la aplicación de proyectos de transformación nacional trajeron consigo el aumento de la emigración hacia las urbes, provocando el bum demográfico en La Habana, y con ello su expansión, esta vez hacia las zonas del este y el sur. Su patrimonio histórico, arquitectónico y sobre todo cultural, expresado en la fusión entre europeos, africanos y aborígenes en un inicio, junto a otros componentes étnicos y culturales más contemporáneos, convierten a la ciudad en una importante receptora de turismo internacional y en el centro de la vida nacional. Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982,[8]​ es hoy uno de conjuntos arquitectónicos mejor conservados de América Latina. Entre sus monumentos más representativos se encuentran la Catedral de La Habana, la plaza de Armas, el Castillo del Morro, el Museo de la Revolución, el Palacio Nacional de Bellas Artes, el Gran Teatro de La Habana, el Capitolio, la plaza de la Revolución y el Malecón, quizás el símbolo más reconocido a nivel internacional de la ciudad. El 7 de diciembre de 2014, La Habana es considerada como una de las Nuevas siete ciudades maravillas del mundo.​

La Habana Vieja
La Habana Vieja

La Habana Vieja es la zona más antigua de la capital cubana. En su conjunto posee un trazado urbanístico semejante a una gran lente biconvexa de unos 5 km² de superficie, donde todavía quedan restos de las murallas que durante dos siglos la protegieron con un cerco de piedras y la configuraron como un recinto militar defensivo. El derribo de la muralla se inició en 1863. Debido a la naturaleza cosmopolita de sus habitantes a través de la historia, La Habana Vieja es el reflejo de una mezcla de estilos arquitectónicos y el testimonio de diferentes épocas: corona española, británicos, franceses y estadounidenses. Cuando estuvo en manos del gobierno interventor de Estados Unidos, las viejas construcciones coloniales fueron demolidas para levantar otras imponentes con fachadas neoclásicas. Durante la década de los 90 del siglo XX comienza el rescate del ambiente histórico de la Habana Vieja, impulsado por la oficina del historiador de la ciudad, que había dejado los edificios y monumentos sin mantenimiento por más de cuarenta años. Desde entonces se lleva a cabo un trabajo de investigación y restauración, el cual se lleva a cabo por los habitantes de la Habana Vieja. En esta actividad ha tenido un peso considerable la labor de dirección y planificación de la Oficina del Historiador de la Ciudad. En 1982, la Habana Vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En la actualidad, la Habana Vieja es una de las zonas más turísticas de la Habana debido a la restauración de iglesias, fortalezas y otros edificios históricos. Además la Habana Vieja dispone de restaurantes de todo tipo: desde los paladares hasta restaurantes gourmet e internacionales. También se encuentran muchas librerías, museos y tiendas (ropa, artesanías, souvenirs). Debido a la gran cantidad de turistas la vida en la Habana Vieja es muy activa y en ella se llevan a cabo ferias de artesanías, libros, presentaciones artísticas, etc.

Museo Nacional de Bellas Artes (Cuba)
Museo Nacional de Bellas Artes (Cuba)

El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) es un museo de carácter público, situado en La Habana (Cuba). Subordinado al Ministerio de Cultura ocupa dos edificios en las cercanías del Paseo del Prado, estos son el Palacio de Bellas Artes, destinado al arte cubano y el Palacio del Centro Asturiano, dedicado al arte universal; un tercer edificio se destina a funciones administrativas. Alberga una de las mayores colecciones de pinturas y esculturas de América Latina y es el mayor del Caribe insular.[1]​[2]​ El Museo Nacional fue inaugurado el 28 de abril de 1913 como Museo Nacional de la República, y funcionó hasta mediados del siglo XX como un museo enciclopédico,[1]​[3]​ especializándose como una institución dedicada a la Historia del Arte tras el triunfo de la Revolución cubana.[4]​ En un inicio su sede estaba próxima al sitio que hoy ocupa el Hospital Hermanos Ameijeiras, en el municipio de Centro Habana, Calle Concordia esquina a Lucena, cerca del antiguo Frontón. Su patrimonio artístico, compuesto por más de 45 000 piezas,[5]​ es considerado uno de los más importantes de América Latina y el Caribe. Conjuntamente con la mayor colección de arte cubano del mundo, conserva piezas de las más importantes escuelas europeas, un importante patrimonio del continente. También el museo atesora importantes piezas de arte antiguo, que abarca colecciones de Grecia, Roma y Egipto. El museo cuenta con un teatro y un extenso programa cultural, que incluye exposiciones transitorias, conciertos, tertulias, etc. También mantiene el Centro de Información de Antonio Rodríguez Morey, un importante centro de referencia para las artes visuales en el país, posee además una biblioteca con más de 120 mil volúmenes.[6]​[7]​

Capitolio de La Habana
Capitolio de La Habana

El Capitolio Nacional de La Habana es un edificio construido en 1929 en La Habana (Cuba) bajo la dirección del arquitecto Eugenio Raynieri Piedra, por encargo del entonces presidente cubano Gerardo Machado. El edificio estaría destinado a albergar y ser sede de las dos cámaras del Congreso o cuerpo legislativo de la República de Cuba. Inspirado en el Panteón de París, San Pablo de Londres y en el Capitolio de los Estados Unidos, el edificio presenta una fachada acolumnada neoclásica y una cúpula que alcanza los 91,73 m de altura.[1]​[2]​ Situado en el centro de la capital del país, entre las calles Prado, Dragones, Industria y San José, es el origen kilométrico de la red de carreteras cubanas, y después del triunfo de la Revolución, cuando fue disuelto el Congreso, fue transformado en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y de la Academia de Ciencias de Cuba. En el año 2010 se sometió a un proceso de restauración capital para devolverle su estructura y ambiente original así como sus funciones primigenias. Desde 2015 ha vuelto a ser la sede del parlamento cubano. Abierto al público, es uno de los centros turísticos más visitados de la ciudad, habiéndose convertido en uno de los iconos arquitectónicos de La Habana,[3]​[4]​[5]​ y es considerado habitualmente el edificio más imponente de la ciudad.[6]​ Asimismo, aparece nombrado por algunos expertos como uno de los seis palacios de mayor relevancia a nivel mundial.[7]​

Centro Catalán de la Habana

El Centro Catalán de la Habana (en catalán Centre Català de l'Havana) era una entidad existente en Cuba desde 1882. Se caracterizó desde sus primeros años por una marcada línea independentista, así como por una voluntad organizativa que se puso a prueba cuando organizó los Juegos Florales en La Habana en 1887, 1922 y 1944.[1]​[2]​ En 1911 se reestructuró y aprobó nuevos estatutos junto con una declaración de principios impulsada por Josep Conangla Fontanilles, quien fue tres veces su presidente. En el siglo XX, la institución destacó por ser la punta de lanza del nacionalismo catalán en Cuba con el objetivo de promover la autonomía de Cataluña. Sus estatutos establecían que el centro: En 1916 el capital económico de la institución estaba valorado en seis mil dólares, contaba con seiscientos miembros y su biblioteca albergaba unos setecientos volúmenes. Entre sus obras sociales figuraba el mantenimiento de una escuela y la cobertura de asistencia médica para sus socios en la clínica del Centro Balear de La Habana. En 1919 adoptó la señera estrellada y completó su evolución desde un catalanismo moderado a una independencia radical. Disponía de varias secciones como las de cultura, trabajo (encargada de buscar empleo a los recién llegados a Cuba), teatro (organizó temporadas de teatro en catalán), fiestas y fútbol. El 8 de octubre de 1923, el Consejo General del Centro Catalán decidió modificar y ampliar la Declaración de Principios vigentes desde 1911. El centro abandonó la defensa del ideal de autonomía para Cataluña y adoptó una orientación abiertamente independentista. El advenimiento de la dictadura de Primo de Rivera situó la política separatista en España en la clandestinidad, por lo que en los siguientes veinte años fueron los catalanes residentes en América la punta de lanza de la lucha separatista. El «Centre Català de L´Havana», disponía de una revista, «La Nova Catalunya», que publicaba cada mes desde finales de la década de 1940, un resumen de la declaración de principios de la institución y donde se exponía el apoyo a la independencia catalana. Desde 1923 hasta 1950, dicha declaración exponía que el centro estaba encaminado hacia la defensa de: Tras la derrota definitiva de los republicanos en la Guerra Civil Española en 1939, el centro no hizo ninguna alusión a su lucha en contra del régimen del general Franco hasta la revista de mayo y junio de 1950, donde se publicó una nueva declaración de principios, aprobada el 28 de abril de 1950 por la Asamblea General Extraordinaria, que mantenía su voluntad de luchar por la independencia de Cataluña e incluía la lucha contra del régimen franquista y demás regímenes totalitarios del mundo, así como la posibilidad de crear una confederación de estados hispánicos.