El atentado contra Charlie Hebdo, semanario satírico francés, fue un tiroteo llevado a cabo en París el 7 de enero de 2015, cuando dos hombres enmascarados, armados con fusiles de asalto y otras armas entraron en las oficinas de la revista. Estos dispararon hasta 50 tiros, matando a doce personas e hiriendo a otros once al grito de «Al·lahu-àkbar» (‘Alá es [el] más grande’) durante el ataque. También mataron a un oficial de la Policía Nacional poco después. Los asaltantes se identificaron como pertenecientes a Al Qaeda en la península arábiga, la rama de ese grupo terrorista en Yemen, que asumió la responsabilidad por el ataque. Otras cinco personas murieron y once resultaron heridas en tiroteos relacionados posteriormente en la región de la Isla de Francia.
Francia elevó su sistema de alerta terrorista a su nivel más alto y desplegó soldados en la Isla de Francia y Picardía. Una intensa persecución condujo dos días después a la localización de los sospechosos, los hermanos Saïd y Chérif Kouachi, franceses de origen argelino, que al ser interceptados intercambiaron disparos con la policía. En su huida, los hermanos tomaron rehenes en una empresa de señalización de Dammartin-en-Goële y fueron finalmente acribillados cuando salieron disparando desde el edificio.
El 11 de enero, unos dos millones de personas, entre ellas más de cuarenta líderes mundiales, participaron en París en una marcha de unidad nacional, y 3 700 000 personas se sumaron a las manifestaciones celebradas en toda Francia. La frase Je suis Charlie (‘Yo soy Charlie’, en francés) fue un lema común de apoyo a las manifestaciones y en los medios sociales. Los trabajadores supervivientes de Charlie Hebdo decidieron publicar una nueva edición tras el ataque que vendió siete millones de copias en seis idiomas, en contraste con su tirada habitual en francés de sesenta mil ejemplares.
El juicio contra el atentado se inició el 3 de septiembre de 2020 con catorce personas acusadas.[10]