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Estación de Ontígola

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Estación de Ontígola
Estación de Ontígola

Ontígola es un apeadero ferroviario situado en el municipio español homónimo en la provincia de Toledo, comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. En la actualidad carece de servicio de viajeros.

Extracto del artículo de Wikipedia Estación de Ontígola (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Estación de Ontígola
Calle Federico García Lorca,

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N 40.001722222222 ° E -3.5737777777778 °
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45340
Castilla-La Mancha, España
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Estación de Ontígola
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Lugares cercanos

Reserva del Regajal-Mar de Ontígola
Reserva del Regajal-Mar de Ontígola

La reserva natural de El Regajal-Mar de Ontígola es un espacio natural de la Comunidad de Madrid (España), que se encuentra protegido desde 1994, según Decreto 68 de 30 de junio.[1]​ Está situada en la parte meridional de la región, dentro del término municipal de Aranjuez, y tiene una superficie de 629,21 hectáreas,[1]​ a lo largo de las cuales confluyen dos unidades ambientales principales: el humedal del Mar de Ontígola, un embalse de origen renacentista hoy día completamente naturalizado, y los terrenos adyacentes, entre los que destaca la finca de El Regajal, un monte mediterráneo-subdesértico que alberga una gran diversidad entomológica.[2]​ La primera unidad citada reúne importantes comunidades de vegetación palustre, que dan refugio, de manera temporal o permanente, a numerosas aves acuáticas. La segunda, por su parte, constituye una de las reservas de mariposas más importantes del planeta,[3]​ con especies como Plebeyus pylaon, Iolana iolas y Zerynthia rumina. En 1979 entomólogos pertenecientes a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza catalogaron a El Regajal como la quinta prioridad mundial en la conservación de lepidópteros.[2]​ Además de su riqueza natural, la reserva muestra importantes valores históricos, culturales y arquitectónicos, fruto de su estrecha relación con el Real Sitio de Aranjuez, al que el Mar de Ontígola estuvo abasteciendo de agua desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX.[4]​ Su presa, en la que participaron arquitectos como Juan Bautista de Toledo (1515-1567) y Juan de Herrera (1530-1597), marcó un hito en la historia de la moderna ingeniería hidráulica.

Aranjuez
Aranjuez

Aranjuez es un municipio y ciudad española en el extremo sur de la Comunidad de Madrid, cabeza del partido judicial del mismo nombre.[7]​ Se encuentra en un ancho valle, junto a la confluencia de los ríos Tajo y Jarama, bordeado por un conjunto de cerros y mesetas que alcanzan los 630 metros de altitud.[8]​ Además de los cauces naturales, posee una extensa red de canales, acequias y presas históricas que, tradicionalmente, han propiciado los cultivos de regadío, como frutales y hortalizas, entre los que destacan fresas y espárragos.[9]​ A nivel medioambiental, buena parte del término municipal forma parte de la zona especial de conservación Vegas, cuestas y páramos del sureste de Madrid,[10]​ en la cual destacan la reserva natural del Carrizal de Villamejor,[11]​ y la reserva del Regajal-Mar de Ontígola, que incluye el humedal del Mar de Ontígola y la finca El Regajal.[11]​ Su territorio ha estado poblado desde tiempos paleolíticos, aunque no fue hasta la Edad Media cuando comenzó a tener relevancia. En el contexto de la Reconquista, a finales del siglo XII pasó a manos de la Orden de Santiago[12]​ y entre 1387 y 1409, bajo el maestrazgo de Lorenzo I Suárez de Figueroa, se promovió la construcción de una casona como residencia de los maestres de la Orden.[13]​ Con motivo de la concesión papal a los Reyes Católicos de administrar las distintas órdenes militares, desde 1489 las tierras de Aranjuez se incorporaron a la Corona y se consolidó como lugar de descanso para la monarquía.[14]​ Los sucesivos monarcas llevaron a cabo un amplio programa de actuaciones que incluyeron, entre otras, calles arboladas, jardines, obras hidráulicas y un nuevo palacio real. A mediados del siglo XVIII, Fernando VI derogó las restricciones anteriores que impedían residentes ajenos a la Corte y se fundó una ciudad ex novo.[15]​ Por tanto, en la segunda mitad de dicho siglo, Aranjuez vivió una gran actividad constructiva que dotó a la población y a la Corona de todos los servicios y equipamientos necesarios para su desarrollo y aprovechamiento.[16]​[17]​ En marzo de 1808 fue escenario del motín de Aranjuez, que provocó la caída de Manuel Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando VII,[18]​ y a lo largo del siglo XIX fue perdiendo importancia como Real Sitio. Durante el siglo XX, su tradicional economía agraria se vio relegada por la industria y los servicios, y a finales del mismo cobró protagonismo como núcleo turístico y de ocio.[19]​ Esto último se sustenta principalmente en su numeroso patrimonio histórico-artístico, en el que destacan el palacio y los jardines ornamentales (jardines del Príncipe, de la Isla, del Parterre, de Isabel II), las huertas históricas, los paseos arbolados y sotos (Pico Tajo, Doce Calles, Legamarejo, El Rebollo), las obras hidráulicas, las zonas agrícolas y el centro histórico, que incluye elementos como la Casa de Caballeros y Oficios, la Casa de Infantes, la iglesia de San Antonio y el convento de San Pascual. En 2001, todo este conjunto, bajo la denominación de Paisaje cultural de Aranjuez, fue declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.[20]​ A lo largo del año, los acontecimientos más representativos son las Jornadas Reales de Primavera —en recuerdo de las antiguas celebraciones de la Corte en Aranjuez—,[21]​ la festividad de San Isidro Labrador en el Real Cortijo de San Isidro,[22]​ las fiestas patronales de San Fernando[23]​ y las fiestas del Motín de Aranjuez. En estas últimas, que rememoran los hechos acaecidos en 1808, destacan los actos del asalto al palacio de Godoy, la representación del Motín y el Descenso Pirata del Tajo; en 1990 fueron declaradas Fiesta de Interés Turístico Nacional y en 2014 Fiesta de Interés Turístico Internacional.[24]​ La ciudad ha sido escenario y protagonista de numerosas obras artísticas en los campos del cine, la literatura, la pintura y la música, aunque es gracias a esta última por lo que adquirió fama mundial, al servir de inspiración al compositor Joaquín Rodrigo para su Concierto de Aranjuez.[25]​