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Fuente Saint-Sulpice

Escultura en Francia del siglo XIXEsculturas de los años 1840Fuentes de París
Fontaine Saint Sulpice Paris 2008 03 14
Fontaine Saint Sulpice Paris 2008 03 14

La Fuente Saint-Sulpice (en francés: Fontaine Saint-Sulpice)[1]​ (también conocida como la Fontaine de la place Saint-Sulpice o como la Fontaine des Orateurs-Sacré) es una fuente monumental situada en la plaza de Saint-Sulpice, en el distrito 6 de París, la ciudad capital de Francia. Fue construida entre 1843 y 1848 por el arquitecto Louis Visconti, quien también diseñó la tumba de Napoleón. Las cuatro figuras de la fuente representan cuatro figuras religiosas francesas famosas por su elocuencia en el siglo XVII. Bossuet, Norte, estatua obra de Jean-Jacques Feuchère. Fénelon, Este, estatua de François Lanno. Fléchier, Oeste, estatua de Louis Desprez. Massillon, Sur, estatua de Jacques-Auguste Fauginet, completada por Fouquiet después de la muerte de Fauginet.

Extracto del artículo de Wikipedia Fuente Saint-Sulpice (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Fuente Saint-Sulpice
Place Saint-Sulpice, París Quartier de l'Odéon (París)

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N 48.85083333 ° E 2.33333333 °
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Dirección

Fontaine des quatre évêques

Place Saint-Sulpice
75006 París, Quartier de l'Odéon (París)
Isla de Francia, Francia
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Fontaine Saint Sulpice Paris 2008 03 14
Fontaine Saint Sulpice Paris 2008 03 14
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Lugares cercanos

Iglesia de San Sulpicio (París)
Iglesia de San Sulpicio (París)

La iglesia [de] San Sulpicio (en francés, Église Saint-Sulpice) es una destacada iglesia de París dedicada a Sulpicio Pío, arzobispo de Bourges en el siglo VII. Está situada en la plaza de San Sulpicio, en el barrio del Odeón, en el distrito VI, en una plaza construida en la segunda mitad del siglo XVIII en la que destaca la fuente de los Cuatro Obispos, de Joachim Visconti (1844), y los castaños de flores rosas. El café de la Mairie, en la plaza, es famoso por haber aparecido en numerosas películas francesas. La iglesia, orientada en el sentido usual O-E, es una edificación imponente de 120 m de largo, 57 m de ancho y 30 m de altura bajo la bóveda central;[2]​ es después de la Catedral de Notre Dame, la iglesia más larga de la ciudad y una de las más grandes. Por esta razón, y para efectos del culto, en ella se realizan temporalmente todas aquellas funciones solemnes (misas y otras ceremonias) presididas por el Arzobispo de París, que se desarrollaban en la Catedral de Notre Dame hasta el incendio del pasado 15 de abril de 2019, y continuará siéndolo hasta que se culminen las obras de reconstrucción de dicho templo. Por ejemplo, en esta iglesia se celebró la misa exequial del expresidente francés Jacques Chirac el 30 de septiembre de 2019. En 1646, el sacerdote parisino Jean-Jacques Olier encargó la construcción de un nuevo edificio —erigido sobre los cimientos de una antigua iglesia románica del siglo XIII que fue ampliada varias veces hasta 1631— el proceso se alargó durante más de un siglo. El resultado fue un edificio sencillo, de dos plantas, con una fachada occidental formada por dos filas de elegantes columnas cuya armonía rompen las torres de los extremos, que no son parejas. Unas enormes ventanas altas llenan el interior de luz. Estilísticamente, tiene un interior barroco con una fachada neoclásica. La iglesia tiene destacadas obras artísticas, como dos Delacroix (Jacob luchando con el ángel y Heliodoro expulsado del templo) y esculturas de René-Michel Slodtz, Louis-Simon Boizot o Jean-Baptiste Pigalle. Una de las particularidades de esta iglesia es su meridiana solar, encargada al astrónomo y relojero inglés Henry Sully, que marca la hora del día proyectando una sombra en el suelo y señala los equinoccios y permite predecir cuándo caía la Pascua. Debido a que esto sirvió para realizar mediciones científicas, la iglesia se salvó de ser destruida durante la Revolución francesa. La iglesia ha sido objeto de una clasificación como monumento histórico desde el 20 de mayo de 1915.[1]​ A la iglesia se puede acceder por las estaciones de metro de Saint-Sulpice, saint-Germain-des-Pres, Odeon y Mabillon. En esta iglesia se encuentra enterrada la que fuera breve reina consorte de España, Luisa Isabel de Orleans, esposa de Luis I de España, breve rey de España de enero a septiembre de 1724. La Antigua Catedral de Managua, Nicaragua, se inspiró en este edificio para su construcción.

Masacres de septiembre
Masacres de septiembre

Las Masacres de septiembre hacen referencia a las ejecuciones en masa que se desarrollaron del 2 al 6 de septiembre de 1792. Es uno de los episodios más sombríos de la Revolución francesa. Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre los motivos que indujeron a cometer unos actos tan irracionales y en circunstancias tan particularmente terribles para los prisioneros. Estas ejecuciones no solo se llevaron a cabo en París, las sufrieron también en otras ciudades del país, como por ejemplo en Orleans, Meaux o Reims, aunque no fueran en número tan elevado como en París. En París fueron asesinadas entre 1100 y 1400 personas, lo que supuso la mitad de la población reclusa. Aunque el objetivo de los asaltantes eran los «contrarrevolucionarios» tres cuartas partes de las víctimas fueron prisioneros de derecho común, lo que ha planteado serios interrogantes a los historiadores. Durante las sangrientas revueltas alentadas por líderes revolucionarios asesinaron a tres obispos y más de doscientos sacerdotes en París, mientras muchos sacerdotes y monjas fueron ejecutadas en Lyon y cientos de sacerdotes fueron apresados en Rochefort.[1]​ Por otro lado, se pregunta Timothy Tackett, «¿por qué la mayor parte de las elites parisinas apoyaron las masacres o las consideraron como un mal necesario?».[2]​ En cuanto a la explicación de la matanza Timothy Tackett concede un papel esencial a los rumores de invasión y de complots contrarrevolucionarios que se extendieron durante esos días y las jornadas previas —uno de los más insistentes afirmaba que se iba a producir una insurrección de los prisioneros de las cárceles parisinas—. Estos causaron una gran ansiedad e incertidumbre entre la población de París y las autoridades revolucionarias no hicieron nada para atajarlos y calmar los ánimos.[2]​