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Plaza de Mosén Jacinto Verdaguer

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Plaça de Mossèn Jacint Verdaguer
Plaça de Mossèn Jacint Verdaguer

La plaza de Mosén Jacinto Verdaguer (en catalán, plaça de Mossèn Jacint Verdaguer) se encuentra en el distrito del Ensanche, en Barcelona (España). Está situada en la intersección entre la avenida Diagonal, el paseo de San Juan y la calle de Mallorca. Está dedicada a Jacinto Verdaguer (Folgarolas, 1845 - Vallvidrera, 1902), un sacerdote y poeta, autor del poema La Atlántida.[1]​

Extracto del artículo de Wikipedia Plaza de Mosén Jacinto Verdaguer (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Plaza de Mosén Jacinto Verdaguer
Plaça de Mossèn Jacint Verdaguer, Barcelona

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Monument a Mossèn Jacint Verdaguer

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08001 Barcelona
Cataluña, España
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Plaça de Mossèn Jacint Verdaguer
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Golpe de Estado de julio de 1936 en Barcelona
Golpe de Estado de julio de 1936 en Barcelona

El Golpe de Estado de julio de 1936 contra el gobierno de la República Española, que dio comienzo a la Guerra Civil, no logró triunfar en Barcelona, lo que llevaría al fracaso de la sublevación militar en toda Cataluña. Desde primeras horas del día 19 de julio algunas unidades de la guarnición de Barcelona abandonaron sus acuartelamientos y salieron a las calles, con el objetivo de avanzar hacia el centro de la ciudad y ocupar los puntos clave de la ciudad que les permitiera su control. El día 17 los oficiales golpistas del Ejército de África se habían apoderado del protectorado español de Marruecos, y el día 18 los conspiradores liderados por el general Gonzalo Queipo de Llano se habían sublevado en Sevilla. El comandante militar de Barcelona y jefe de la IV División Orgánica, general Francisco Llano de la Encomienda, era contrario al golpe militar, pero no logró evitar que parte de la guarnición se sublevara y se hiciera con el control de varios puntos importantes de la ciudad. Las fuerzas de Orden público, por el contrario, no secundaron el golpe. Cuando las fuerzas leales a la República organizaron la respuesta a los golpistas, se empezó a ver que los planes de los rebeldes no estaban marchando. Además de la resistencia de las fuerzas de seguridad como la policía y la Guardia de Asalto, posteriormente se unirían varias unidades de la Guardia Civil. Por su parte, los obreros de la ciudad, con los militantes de la CNT a la cabeza, también se organizaron en milicias y empezaron a hacer frente a los rebeldes. Al atardecer del día 19 los rebeldes habían sido derrotados en buena medida y el líder de estos, el general Manuel Goded, había sido hecho prisionero. Los últimos focos de resistencia fueron sofocados el 20 de julio. La derrota del golpe militar en Barcelona fue un gran éxito para la República, aunque tras la derrota de los facciosos se hizo evidente que las milicias obreras —en especial, las milicias anarcosindicalistas— eran las que realmente controlaban la ciudad. La derrota de los sublevados marcó el comienzo de la Revolución Española de 1936.