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Incendio de la discoteca Flying

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Zaragoza en el siglo XX

El incendio de la discoteca Flying fue una catástrofe acontecida en la sala Flying de Zaragoza la madrugada del domingo 14 de enero de 1990. En él murieron de forma casi instantánea 43 personas al inhalar los gases provocados por el fuego.[1]​ El incendio se produjo en similares circunstancias al ocurrido en la discoteca Alcalá 20 de Madrid el 17 de diciembre de 1983. Es uno de los incendios más graves de la historia de Zaragoza, junto con el incendio de Tapicerías Bonafonte en diciembre de 1973 y el incendio del Hotel Corona de Aragón en junio de 1979.[2]​ La investigación y el proceso judicial posterior se alargaron más de 20 años. Los familiares de las víctimas no recibieron ninguna compensación económica, a pesar de que tanto el encargado de la sala como el propietario fueron declarados responsables.

Extracto del artículo de Wikipedia Incendio de la discoteca Flying (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores).

Incendio de la discoteca Flying
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Casa romana de la calle Añón de Zaragoza
Casa romana de la calle Añón de Zaragoza

La casa romana de la calle Añón de Zaragoza es un yacimiento arqueológico aparecido en mayo del año 2000 en la calle Pedro Garcés de Añón (barrio de la Magdalena) de Zaragoza que da testimonio de los restos de una domus o vivienda de carácter señorial de Caesaraugusta de época claudia (segundo cuarto del siglo I d. C.). En el Museo de Zaragoza se reconstruyó el triclinio o comedor de esta casa, a partir de los restos encontrados y los estudios arqueológicos elaborados. Los restos arqueológicos in situ de la domus del solar excavado documentan, además del triclinium (o comedor) de la domus, un atrio y ocho estancias de habitación abiertas a un patio con impluvium o estanque, dos mosaicos (uno de ellos perteneciente al triclinium), y canalizaciones hidráulicas. Su ubicación extramuros de lo que se suponía el perímetro de las murallas de Caesaraugusta han hecho suponer que la superficie urbanizada se extendía más allá de lo que fue la ciudad romana del siglo III e incluso (según investigaciones de 2003),[1]​ que la colonia romana de Caesaraugusta del siglo I carecía de murallas. El triclinium romano es una reconstrucción de una habitación muy representativa de la casa. Sus dimensiones son: largo de 6,6 m; ancho de 5,5 m y 3,5 m de alto. Se utilizaron en esta recreación los restos fragmentarios de la pintura mural y del techo, y los del pavimento, un mosaico tricromo geométrico situado en el centro de la pieza. La decoración pictórica pertenece a la transición entre el III y IV estilo pompeyano. En las paredes aparecen, además, imágenes volantes de amorcillos portadores de cráteras y rayos de Júpiter. En el techo se muestra a Baco acostado y acompañado por un cortejo de animales fantásticos (un hipocampo) y exóticos (dos panteras), y motivos vegetales; todo ello formando un ciclo báquico. La casa de la calle Añón es el único edificio doméstico de Caesaraugusta donde se puede observar un conjunto homogéneo de pintura, estuco y pavimentación de mediados del siglo I d. C. Es, además, uno de los escasos ejemplos de la pintura de transición del III al IV estilo pompeyano (de la primera mitad del siglo I), que no tiene en Italia testimonios paralelos, salvo alguna muestra marginal de Herculano.

Puente de Nuestra Señora del Pilar
Puente de Nuestra Señora del Pilar

El puente de Nuestra Señora del Pilar, más conocido como puente de Hierro, es un puente que cruza el río Ebro en la ciudad española de Zaragoza, uniendo la avenida Puente del Pilar con la calle del Coso y el paseo Echegaray y Caballero. El puente de hierro fue uno de los primeros puentes fijos que se construyeron en Zaragoza, habiendo habido anteriormente tan solo pontones y puentes de tablas que a menudo se veían destruidos por las avenidas del Ebro. Cuando se construyó el puente de hierro a finales del siglo XIX, tan solo existía como estructura fija para el tránsito de personas y vehículos el puente de piedra construido en el siglo XV. El ingeniero que se ocupó de la fase inicial del proyecto entre 1887 y 1891 fue Antonio Fernández de Navarrete y Hurtado de Mendoza, IX marqués de Legarda, padre del marqués de Ximénez de Tejada y del Vizconde Villahermosa de Ambite. Tras terminar sus estudios de Ingeniería de Caminos en 1882, de todos los proyectos constructivos en los que participó el más significativo y que más ocupó su tiempo fue el del Puente de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza también conocido como Puente de Hierro. Según Luis, Germán Zubero en “Obras públicas e ingenieros en Aragón durante el primer tercio del siglo XX":"Acabó [Antonio Fernández de Navarrete y Hurtado de Mendoza] sus estudios de ingeniería de Caminos en 1882. Ese año fue nombrado ingeniero segundo con destino en la División Hidrológica de Zaragoza. Pasó, mediante permuta, al año siguiente a la Jefatura de Obras Públicas de Zaragoza, donde permaneció hasta septiembre de 1891 en que fue destinado a la División de Ferrocarriles del Este. En esos años redactó, entre otros proyectos, el zaragozano puente de Ntra. Sra. del Pilar sobre el Ebro (proyectos de 1884 y de 1885), más conocido en la ciudad como el puente de Hierro, encargándose de la dirección de las obras durante unos años (1887-1891). Vid. ROP (1887: 10, 21, 33 y 49)."[1]​El Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia describe así la complejidad del proyecto del Puente de Nuestra Señora del Pilar, que en su poroeycto inicla de finales del siglo XIX debió ser modificado en su diseño y presupuesto en varias ocasiones"Su trabajo [de Antonio Fernández de Navarrete Hurtado de Mendoza] más importante estuvo vinculado a la construcción del Puente de Nuestra Señora del Pilar (popularmente conocido como Puente de Hierro) sobre el Ebro en la ciudad de Zaragoza. Él fue el encargado de los primeros diseños para su construcción. A partir de 1884 elaboró distintos estudios que debieron ser repetidamente modificados a fin de ajustarlos en características técnicas y coste de la obra. Dirigió la construcción del puente entre 1887 y 1891."[2]​ Fue construido por la La Maquinista Terrestre y Marítima, empresa de ingeniería española responsable de numerosos puentes en el país. Tras varias modificaciones del proyecto inicial la construcción del puente finalizó en 1895 convirtiéndose en uno de los principales accesos a la ciudad por el norte. Tras la construcción del puente de Santiago en 1967 continuó siendo uno de los principales accesos para vehículos. A finales del siglo XX, el puente sufre un profundo proceso de remodelación dirigido por Javier Manterola. La estructura metálica se repara, se pinta y se limpia y se le añaden dos tableros laterales en forma de arco para el paso de los vehículos. La plataforma central se reservará para uso peatonal. La remodelación finaliza en el año 1991. La necesidad de pintarlo para prevenir la corrosión motivó en 2010 una votación popular para escoger los colores del puente[3]​ donde resultó ganadora la combinación de azul y blanco —los colores del Real Zaragoza— en sustitución del original color verde.