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Iglesia de San Félix de Solovio

Iglesias de Santiago de Compostela
Igrexa de San Fiz de Solovio, Santiago de Compostela
Igrexa de San Fiz de Solovio, Santiago de Compostela

La iglesia de San Félix de Solovio (San Fiz de Solovio) es un templo religioso situado en el centro de la ciudad de Santiago de Compostela. Tiene la fama de ser la iglesia más antigua de la ciudad, aunque fue derribada, reconstruida y sometida a diferentes reformas y ampliaciones posteriores a lo largo de ocho siglos. Está dedicado a san Félix mártir (sancte Felicis martiris).[1]​ Junto al altar mayor, en la primera capilla de la nave de la epístola, recibe culto una Imagen de San Francisco de Paula, fundador de la Orden Mínima.

Extracto del artículo de Wikipedia Iglesia de San Félix de Solovio (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Iglesia de San Félix de Solovio
Praza de San Fiz de Solovio, Santiago de Compostela O Ensanche

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Igrexa de San Fiz de Solovio

Praza de San Fiz de Solovio
15704 Santiago de Compostela, O Ensanche
Galicia, España
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Igrexa de San Fiz de Solovio, Santiago de Compostela
Igrexa de San Fiz de Solovio, Santiago de Compostela
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Lugares cercanos

Iglesia de la Compañía de Jesús de Santiago de Compostela
Iglesia de la Compañía de Jesús de Santiago de Compostela

La iglesia de la Compañía de Jesús, más conocida por los compostelanos como iglesia de la Compañía o iglesia de la Universidad, situada en la plaza de la Universidad, fue construida por los jesuitas en el siglo XVII, rematando su construcción en 1767, y perteneció al colegio de la Compañía de Jesús hasta que, tras la expulsión de los jesuitas, pasó a ser la capilla de la Universidad desde 1769.[1]​[2]​ El edificio es uno de los que, por su desnudez ornamental en el exterior y al aparente clasicismo, llamó la atención de los historiadores del arte que la estudiaron hasta nuestros días. Esto dio lugar a discusiones sobre su estilo y, consecuentemente, sobre su cronología. Por ejemplo, Antonio Bonet Correa señala que estas razones (la situación del sepulcro del arzobispo Francisco Blanco Salcedo) y la perfecta adaptación de la capilla de San José a la capilla mayor y la impresión de que la fachada actual no concuerda con la estructura interior y el estilo de la iglesia, lleva a pensar que es obra de finales del siglo XVI, y, por lo tanto, la primera que se construyó en estilo clasicista en Santiago de Compostela, lo que lo llevó a atribuirla a Gaspar de Arce.[3]​ Ramón Otero Túñez rebatió tal atribución, aunque basándose en razones documentales, lo desapropiado que el propio autor del proyecto, Gaspar de Arce, fuera el mismo designado por el ayuntamiento compostelano para comprobar la nueva línea de edificación solicitada por los jesuitas o, incluso, materiales como los daños del sepulcro del arzobispo Blanco y, concretamente, la supresión de la escena de la Asunción que aparece citada en su contrato de ejecución que podrían explicarse como "daños ocasionados por el traslado desde el emplazamiento primitivo".[4]​ El paso de la iglesia a la Universidad fue clave para la realización de una serie de modificaciones en el edificio. Su fachada principal, de aire clásico, como quedó dicho, presenta las figuras de San Pedro y San Pablo, que sustituyeron a las originales de San Ignacio y a San Francisco Javier situadas en hornacinas laterales que sirven de marco al escudo real. El campanario que la culmina se hizo dos años más tarde. Pero lo realmente destacable es su interior, donde se sitúan varios retablos que adornan las naves laterales, el crucero y el altar mayor; están considerados como auténticas y exclusivas piezas del barroco.[2]​ Actualmente el edificio se usa como sala de exposiciones y sede de la Orquesta de la Universidad de Santiago de Compostela.[1]​

Catedral de Santiago de Compostela
Catedral de Santiago de Compostela

La Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Compostela es un templo de culto católico situado en la ciudad homónima, en el centro de la provincia de La Coruña, en Galicia (España). Acoge el que, según la tradición, es el sepulcro del Apóstol Santiago, hecho que convirtió a este templo en uno de los principales destinos de peregrinación de Europa durante la Edad Media a través del llamado Camino de Santiago, una ruta religiosa que comunicaba la península ibérica con el resto del continente. Esta vía de comunicación fue determinante para que los reinos hispánicos medievales participaran en los movimientos culturales de la época, y en la actualidad, tras haber sido revitalizada a lo largo del siglo XX, sigue siendo un importante itinerario internacional de peregrinación. Un privilegio concedido en 1122 por el papa Calixto II declaró que serían «Año Santo» o «Año Jubilar» en Compostela todos los años en que el día 25 de julio, día de Santiago, coincidieran en domingo; este privilegio fue confirmado por el papa Alejandro III en su bula Regis aeterni en 1179.[1]​ Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1896,[2]​ y la ciudad vieja de Santiago de Compostela, que se concentra en torno a la catedral, fue declarada bien cultural Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985.[N 1]​ En 2015, en la aprobación por la Unesco de la ampliación del Camino de Santiago en España a «Caminos de Santiago de Compostela: Camino francés y Caminos del Norte de España», fue incluido como uno de los bienes individuales (n.º ref. 669bis-010).[4]​

Reino de Galicia
Reino de Galicia

El reino de Galicia fue una entidad política surgida en la Edad Media como monarquía durante un breve tiempo, dependiente del reino de León (cabeza de la corona), posteriormente de la corona de Castilla y finalmente de España, entidad que ha servido de base para la configuración contemporánea de la región de Galicia, precedente histórico de la actual comunidad autónoma de Galicia.[cita requerida] Los antecedentes de la constitución del reino de Galicia se remontan al siglo X, al situar Alfonso III de Asturias a sus hijos al frente del gobierno de varios territorios de su dominio: su primogénito García I recibió los territorios al sur de la cordillera Cantábrica, León; Fruela II recibió Asturias y Ordoño II obtuvo Galicia, fijando su capital en Braga. Al final de su reinado, los tres hermanos se levantaron en armas contra su padre, despojándolo de todo poder, aunque no del título real, y a su muerte en 910 fue sucedido en el trono leonés por García, que conservó una posición de supremacía sobre su hermanos reyes. García falleció en 914, dejando a Ordoño el trono leonés, acabando así con el primer reino de Galicia. No obstante, no hay unanimidad para con las afirmaciones de que fue ya en esta época cuando quedó constituido como reino dentro de la Corona de León, ni tampoco con los periodos de gobierno de Sancho, del 926 al 929, y Bermudo, del 982 al 984.[1]​ En cualquier caso, es por un nuevo reparto del reino de León, a la muerte de Fernando I en 1065, como García, su hijo menor, fue proclamado Rey de Galicia en dos periodos: de 1065 a 1071, año en que fue depuesto por Sancho de Castilla, y de 1072 a 1073, hasta que fue depuesto y encarcelado por Alfonso VI de León, que asumió la corona como rey de Galicia. A la muerte del rey prisionero García de Galicia, en 1090, el reino de Galicia es dividido administrativamente en dos condados, tomando como referencia el río Miño, para establecer el condado de Galicia en el norte y el condado de Portugal en el sur (que luego sería el germen de la constitución en 1139 del reino independiente de Portugal a partir de Alfonso Enríquez). El rey Alfonso VI de León gobernó el reino de Galicia hasta su muerte en 1109, por lo que fue efectivamente el último rey de Galicia, cuyo territorio a la muerte de Alfonso VI se reincorporó al reino de León; este a su vez, en 1230, con Fernando III de Castilla, fue definitivamente integrado junto con el reino de Castilla, en la Corona castellana. La denominación de reino de Galicia fue conservada durante el Antiguo Régimen,[2]​ hasta ser sustituida oficialmente con la reforma administrativa española de 1833, aunque siguió siendo empleada con fines honoríficos y protocolarios. Algunos sectores políticos han propuesto su recuperación como denominación oficial de la Comunidad Autónoma.[3]​[4]​ También se emplea esta denominación para designar, dentro de su contexto, al reino que se configuró bajo la autoridad de los suevos entre los siglos V y VI, en parte de los territorios que pertenecieron a las provincias romanas de Gallaecia, y del norte de la Lusitania,[5]​ y cuya historia forma parte de algunas de las reivindicaciones historiográficas del galleguismo y corrientes próximas.[6]​[7]​[8]​