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Els Quatre Gats

Barrio GóticoCabarésModernismo catalán en BarcelonaObras de Josep Puig i CadafalchRestaurantes de Barcelona
15 10 27 Els Quatre Gats RalfR WMA 2729
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Els Quatre Gats ("los cuatro gatos" en lengua castellana) fue un establecimiento hostelero (cervecería, cabaret, restaurante) inaugurado en Barcelona el 12 de junio de 1897.[1]​ Durante los seis años en que se mantuvo activo, hasta 1903, se convirtió en uno de los lugares de referencia del modernismo catalán.[2]​[3]​ Fue reinaugurado con el mismo nombre en la década de 1970.[1]​

Extracto del artículo de Wikipedia Els Quatre Gats (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Els Quatre Gats
Carrer de Montsió, Barcelona

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Coordenadas geográficas (GPS)

Latitud Longitud
N 41.385777777778 ° E 2.1736666666667 °
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Dirección

Casa Martí

Carrer de Montsió 3B
08002 Barcelona (Ciutat Vella)
Cataluña, España
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Lugares cercanos

Casa de la Seda
Casa de la Seda

La Casa de la Seda, también llamada Casa del Gremio de los Veleros, Casa Gremial del Arte Mayor de la Seda o Casa del Arte Mayor de la Seda (en catalán: Casa del Gremi dels Velers) es una edificación considerada Bien de interés cultural en su categoría de Monumento desde el 2 de junio de 1920[1]​ situada en la localidad catalana de Barcelona (España). Fue construida entre 1758 y 1763 por el arquitecto Joan Garrido y Bertran (cuyo proyecto ganó frente al de Marià Ballescà)[2]​ como sede del gremio de tejedores de velos de seda, creado en 1553.[3]​[4]​ Al cabo de cuatro años de su inicio, las dificultades económicas detuvieron la obra, que fue retomada gracias a una ayuda de 6000 libras de la secretaría de la Cámara del Rey.[5]​ Algunos autores confunden el significado de la palabra "veleros", en este caso "fabricantes de velos de seda", con las personas que se dedican a la fabricación de velas para embarcaciones.[6]​[7]​ La apertura de la Vía Layetana hizo peligrar el edificio, salvado en parte gracias a la intervención de Ramón N. Comas, estudioso de los esgrafiados de Barcelona. En 1914 Ferran Romeu corrigió la alineación con la nueva calle. El edificio fue restaurado finalmente por Jeroni Martorell (1928-32), y conserva los esgrafiados originales del siglo XVIII en las fachadas suroeste —que da a la Vía Layetana— y sureste.[6]​ La otra fachada, que da a la plaza de San Francisco, fue una pared medianera hasta la apertura de la Vía Layetana,[7]​ y coincidiendo con la remodelación del edificio que dirigió en 1930 el arquitecto Jeroni Martorell, el estucador Ferran Serra hizo otros esgrafiados imitando los antiguos para armonizar la imagen del edificio resultante.[7]​[8]​ En la esquina hay una imagen de la Inmaculada Concepción obra de Joan Enrich.[6]​ El edificio es la sede del Colegio del Arte Mayor de la Seda de Barcelona.[1]​ En los últimos años el edificio ha sido rehabilitado íntegramente, incluyendo en el interior las dependencias del colegio y todas las salas y salones, mobiliario y carpinterías, tapicerías, pergaminos y mapas, y en el exterior del edificio se llevó a cabo la limpieza y restauración de las fachadas, los esgrafiados, contraventanas, balcones, la azotea y el vestíbulo.[9]​

Vía sepulcral de la plaza de la Villa de Madrid
Vía sepulcral de la plaza de la Villa de Madrid

La vía sepulcral de la plaza de la Villa de Madrid es una necrópolis romana de los siglos I a III[1]​ situada en la plaza de la Villa de Madrid y sus alrededores, en Barcelona. El yacimiento queda a un nivel inferior al de la plaza, aunque la urbanización permite que se vea desde la calle. Es uno de los diversos espacios patrimoniales gestionados por el Museo de Historia de Barcelona.[2]​ Entre los siglos I y III, la ley romana prohibía los enterramientos dentro de la ciudad[3]​ y por ello las áreas funerarias de Barcino se situaban fuera, a lo largo de los caminos que salían, empezando a tocar mismo de las murallas.[4]​ En este contexto, la necrópolis de la plaza de la Villa de Madrid se considera una vía sepulcral secundaria,[5]​ alejada de la muralla y con enterramientos de personas de clase media o baja[4]​ (esclavos y libertos).[6]​ Por el contrario, es la necrópolis barcelonesa de esta época encontrada en mejor estado de conservación y mejor estudiada, ya que del resto solo se han localizado restos puntuales y, sobre todo, restos de los monumentos funerarios empleados en la ampliación de la muralla romana[4]​ en el siglo IV. El eje de la necrópolis es la vía, de unos cinco metros de anchura, de la que se han podido encontrar restos entre la calle Portaferrissa y la calle Santa Ana y que salía de la ciudad por la puerta sur-occidental (hacia la actual calle de la Boqueria)[7]​ y se dirigía hacia las Corts o Sarrià. A ambos lados se encuentran las sepulturas en hileras pero sin una disposición regular, y con la necrópolis delimitada con un muro por el lado exterior.[5]​ Se han identificado 85 sepulturas de diferentes tipos: seis cupae monolíticas, seis aras, una estela, dos losas con inscripción, treinta y tres túmulos (dos de ellos cónicos y el resto cuadrangulares o cupae de obra), diecisiete enterramientos protegidos con tejas y ánforas y veinte enterramientos sin restos de protecciones de ningún tipo.[1]​ Actualmente, en la vía sepulcral se pueden ver tres cupae monolíticas más que las que había originalmente, ya que estas tres cupae procedentes de las excavaciones de la muralla se colocaron a finales de los años 50 en los emplazamientos donde se encontraban las restos muy dañadas de tres cupae de obra.[8]​ Poco después de dejar de utilizarse la necrópolis se fue cubriendo de depósitos aluviales procedentes de los torrentes que bajan de Collserola. Esto mantuvo escondidas las piedras y evitó que se reutilizaran como material de construcción. En 1956 se descubrió al hacer los movimientos de tierras para la construcción del edificio que actualmente ocupa el lado sureste de la plaza, y se hizo una primera campaña de excavación, seguida de otra en 1959.[1]​ Entre el 2000 y el 2003 se volvió a excavar, coincidiendo con la última urbanización de la plaza,[5]​ y en 2008 se inauguró la museización actual.[6]​ La excepcionalidad del yacimiento consiste en el hecho de que las tumbas se han encontrado en su contexto original, ya que de la gran mayoría de sepulturas romanas que conocemos solo tenemos elementos de piedra reutilizados en otras obras[6]​ o sepulturas aisladas. Como muestra, en Barcelona se han encontrado numerosos ejemplares de cupae monolíticas (28 en total), pero de éstas solo se han encontrado en el lugar original las seis de esta vía sepulcral.[8]​