Los atentados del 11 de marzo de 2004 en España, conocidos por el numerónimo 11M, fueron una serie de ataques terroristas en cuatro trenes de la red de Cercanías de la Comunidad de Madrid. Fallecieron 193 personas y alrededor de dos mil resultaron heridas.
Entre las 07:36 y las 07:40 (CET) del 11 de marzo de 2004, en hora punta, se produjeron diez explosiones casi simultáneas en cuatro trenes de Madrid. Más tarde, y tras un intento de desactivación, la policía detonó de forma controlada dos artefactos que no habían estallado. Tras ello desactivaron un tercero que permitiría, debido a su contenido, iniciar las primeras pesquisas que conducirían a la identificación de los autores.
Los atentados se produjeron tres días antes de las elecciones generales de 2004. Los dos principales partidos políticos españoles —Partido Popular (PP) y Partido Socialista Obrero Español (PSOE)— se acusaron mutuamente de ocultar o distorsionar información relativa a los atentados por razones electorales.[2] Esto, unido al supuesto incumplimiento de varios procedimientos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de profesionales químicos, a la destrucción de la mayoría de los trenes y a la debilidad que mostraban, a ojos de diversos medios nacionales, algunas de las conclusiones de la sentencia de 2007 alimentaron dudas, sospechas y especulaciones de todo tipo que se han venido llamando teorías de la conspiración del 11M.[3][4][5][6]
Por el hecho fueron condenados tres hombres: Othman el Gnaoui y Jamal Zougam, en calidad de autores y José Emilio Suárez Trashorras, en calidad de colaborador necesario.
Es el mayor atentado de la historia de España y el segundo mayor atentado cometido en Europa por detrás del atentado de Lockerbie de 1988. Este no fue el primer atentado de corte yihadista perpetrado en España: en 1985 se produjo el atentado del restaurante El Descanso, que causó 18 muertes.