place

Monumento a las víctimas del crucero Baleares

Educación, cultura y propaganda en el franquismoEsculturas al aire libre de EspañaFaros de Islas Baleares del siglo XXFaros de la isla de MallorcaMonumentos conmemorativos
Monumentos de Palma de Mallorca
Monumento Feixina anverso (2017)
Monumento Feixina anverso (2017)

El Monumento a las víctimas del crucero Baleares es un monumento en forma de faro, situado en el parque de la Feixina de Palma (Mallorca, Islas Baleares, España). Es obra de los arquitectos Francisco Roca y Antonio Roca (padre e hijo respectivamente) y del escultor José Ortells. Fue inaugurado el 16 de mayo de 1947 en memoria de los 788 tripulantes del crucero Baleares ahogados en el naufragio del barco durante la guerra civil española. El monumento contenía una estética y mensaje de claro enaltecimiento del régimen franquista, el totalitarismo y el fascismo hasta 2010, cuando fue reformado para adaptarlo a la Ley de Memoria Histórica y convertirlo en un monumento para la reconciliación.

Extracto del artículo de Wikipedia Monumento a las víctimas del crucero Baleares (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Monumento a las víctimas del crucero Baleares
Avenida Argentina, Palma es Jonquet

Coordenadas geográficas (GPS) Dirección Lugares cercanos
placeMostrar en el mapa

Wikipedia: Monumento a las víctimas del crucero BalearesContinuar leyendo en Wikipedia

Coordenadas geográficas (GPS)

Latitud Longitud
N 39.570823 ° E 2.640331 °
placeMostrar en el mapa

Dirección

Caídos del Crucero Baleares

Avenida Argentina
07012 Palma, es Jonquet
Islas Baleares, España
mapAbrir en Google Maps

Monumento Feixina anverso (2017)
Monumento Feixina anverso (2017)
Compartir la experiencia

Lugares cercanos

Lonja de Palma de Mallorca
Lonja de Palma de Mallorca

La Lonja de Palma de Mallorca o Sa Llotja es una de las obras maestras de la arquitectura gótica en Mallorca. Fue construida por Guillem Sagrera entre 1426 y 1452 (durante su segundo periodo creativo) y fue la sede del Colegio de Mercaderes, además de ser sede del gobierno insular. Pese a que la obra se le atribuye a Guillem Sagrera éste abandonó la construcción, pero un pleito con los contratantes de la obra hizo que marchase a Nápoles en 1447 para posteriormente aceptar el encargo de las obras del Castel Nuovo de Nápoles en 1450[1]​, siendo Guillermo Vilasolar referido como maestro de la obra de la Lonja en 1451 según la carta de Gaspar de Jovellanos la que refiere este dato[2]​. A Guillermo le atribuye la finalización de los adornos de algunas ventanas así como las claraboyas. Para la obra se decidió emplear dos piedras con distinta procedencia: Santagñí (para columnas, claves y pavimentos) y Sollerich (para las enjutas de las bóvedas). Las lonjas eran un tipo de construcción que habían comenzado a usarse hacía relativamente poco (mediados del siglo XIV), siendo su uso comercial para la incipiente clase de mercaderes que veían en el comercio naval un negocio en alza por el bajo coste que suponía desplazar la mercancía por mar (un 2% respecto al 15%-20% que suponía el transporte terrestre). Previo a la construcción de la Lonja de Palma se construyeron la Lonja de Tortosa (entre 1368 y 1373) o la Sala de Contratació en Barcelona (entre 1384 y 1397). En el caso barcelonés se marca la diferencia entre un edificio utilitario (como sería el caso de Tortosa) y un lugar de reunión y de posición social de los mercaderes de la ciudad. Son esos mismos mercaderes los que piden la lonja y, nuevamente según Gaspar de Jovellanos, fue el rey Martín el 23 de marzo de 1409, en Barcelona, quien otorgará el permiso para que los mercaderes tengan colegio propio. La decisión fue apoyada por el notario del rey Bartolomé Grau (Bartolomé Gras en el texto de Jovellanos). En el permiso se concedían permisos de expropiación "y para que con el sobrante puedan hacer y construir Lonja y de la dicha ciudad; dándoseles licencia por el señor rey para tomar todos los solares ó casas necesarias ó útiles, para la construcción de dicha Lonja". Además de las presiones de los mercaderes, las inundaciones que asolaron la ciudad de Mallorca en 1403 también ayudaron para la concesión de los terrenos y permisos en el barrio del Raval de Mar, un barrio de mercaderes.