La Primera República de Austria es el nombre histórico de la República de Austria creada después del desmembramiento del Imperio austrohúngaro al finalizar la Primera Guerra Mundial. Esta república inicialmente intentó sin éxito unirse a Alemania (véase Austria Alemana), pero las potencias occidentales de la época, Francia y Reino Unido, se opusieron.[1] No fue hasta 1938 cuando finalmente la Alemania Nazi anexó Austria y la primera república dejó de existir.
Los socialistas dominaron el Gobierno hasta octubre de 1920, en que lo cedieron a los socialcristianos.[2] Durante los dos años de dominio político socialista, se promulgó una nueva Constitución democrática y se aprobaron diversas medidas sociales.[3] A continuación, los socialcristianos forjaron una alianza de partidos burgueses para controlar el Gobierno y limitar la influencia de los socialistas; gracias a esta alianza, presidieron el Consejo de Ministros durante casi toda la década de 1920.[4] La fuerza parlamentaria de los socialistas y la necesidad de contar con una amplia mayoría para cambiar la Constitución y otras leyes principales a menudo frustró, empero, los intentos legislativos de los socialcristianos y sus aliados.[4] En 1922, se estabilizó la moneda y mejoró parcialmente la situación económica.[2]
Las potencias vencedoras de la guerra mundial impusieron la independencia austriaca, pues la mayoría del país pretendía unirse a la nueva república de Weimar.[1] El deseo de unión, sin embargo, no desapareció y resurgió periódicamente; en 1931, ante la grave crisis económica, se planteó en vano —de nuevo por la oposición de las potencias— la unión aduanera austro-germana.[1] El advenimiento del Gobierno nacionalsocialista en Alemania en enero de 1933 redujo el entusiasmo austriaco por la unión, especialmente entre los socialistas; el asesinato del canciller austriaco por nazis austriacos con apoyo alemán durante el fallido golpe de Estado de julio de 1934, suscitó el rechazo socialcristiano y favoreció el mantenimiento de la independencia.[1] Tras dos años de hostilidad, los dos Gobiernos alcanzaron un acuerdo, que permitió el ingreso de nacionalsocialistas en el Ejecutivo austriaco, pero no acabó con los desacuerdos.[1]
La Constitución de Austria entró en vigor en 1920 y fue enmendada en 1929. Con la llegada del austrofascismo al poder, se proclamó una nueva Constitución en 1934 por la que Austria ya no era una república, sino una federación. Por esta razón algunos historiadores aseguran que la I República en realidad dejó de existir en 1934.
A partir de 1920, el Gobierno de Austria quedó dominado por el Partido Social Cristiano, que mantenía estrechos vínculos con la Iglesia católica. El primer canciller del partido, monseñor Ignaz Seipel, trató de forjar una alianza política entre los ricos industriales y la Iglesia católica. A pesar de contar con un sólido partido en el gobierno, la nación, la política del país fue convulsa y violenta, con fuerzas paramilitares de izquierda (en alemán: Republikanischer Schutzbund) y derecha (en alemán: Heimwehr) enfrentadas constantemente. Los partidos conservadores realizaron diversas coaliciones que dejaron fuera del Gobierno federal a los socialdemócratas durante toda la década, a pesar del aumento de votos de estos en las sucesivas elecciones.[5] Las medidas para separar a las provincias de Viena y para reforzar el poder de la minoría parlamentaria se volvieron contra los conservadores que las habían defendido, permitiendo a los socialdemócratas controlar la capital, donde desarrollaron una gran política social con elevados impuestos que los conservadores criticaron.[6][7]
Durante los veinte años de independencia, Austria dependió constantemente de los créditos extranjeros.[8] En 1922, ante la agudización de la crisis financiera, el país hubo de solicitar un crédito a la Sociedad de Naciones, que se lo concedió a cambio de la aceptación de ciertas condiciones políticas, que incluían el mantenimiento de su independencia, lo que impidió su absorción por Alemania.[9][10] La economía del país quedó bajo supervisión extranjera hasta 1926.[8] Aunque hubo cierto crecimiento durante el resto de la época, este cesó con la llegada de la Gran Depresión, que lo perjudicó terriblemente.[11] Los supervisores regresaron al país en 1931, cuando este solicitó otro nuevo crédito internacional.[8]