La iglesia de Sant'Ivo alla Sapienza (en italiano: Chiesa di Sant'Ivo alla Sapienza) es una iglesia de Roma, construida en el rione (barrio) de Sant'Eustachio. Erigida entre 1642 y 1660 por el arquitecto Francesco Borromini, por sus valores artísticos, técnicos y simbólicos, el edificio es considerada por muchos su obra maestra[1][2] y una de las obras maestras de la arquitectura barroca.
La iglesia comenzó, alrededor del siglo XIV, como una capilla del palacio de la Universidad de Roma, que se llama La Sapienza, y fue dedicada a San Ivo (santo patrón de los abogados), de ahí su nombre. En 1632, Borromini se convirtió en arquitecto de La Sapienza y comenzó a ocuparse de la iglesia del complejo universitario. En ese momento, la edificación del patio en el que debía implantarse ya había sido definida por Giacomo della Porta, incluida la exedra al fondo, y también se había planeado que fuera una iglesia de planta circular con pequeñas capillas. Borromini diseñó un edificio de planta central, pero con una geometría compleja.[3] Las obras no comenzaron hasta 1643, aunque probablemente el diseño comenzó antes y pasó por varias fases, incluida la construcción de algunas maquetas de madera. Las obras continuaron durante más de veinte años. La primera fase de construcción fue de 1643 a 1655 cuando la iglesia aún estaba sin terminar y con edificios extraños adjuntos. Después de una interrupción, las obras se reanudaron en 1659, con la finalización de la iglesia, la construcción de la Biblioteca Universitaria Alejandrina y las fachadas en la Piazza Sant'Eustachio y Via dei Canestrari. En 1660 la iglesia fue consagrada, aunque las obras continuaron durante algunos años. La biblioteca se completó después de la muerte de Borromini.[4]
Borromini usó una planta central basada en un hexágono obtenido a partir de la intersección de dos triángulos equiláteros, creando uno de los organismos más originales de toda la historia de la arquitectura.[5] Recordando sus orgullosas palabras: «Non mi sarei posto a questa professiones col fine di essere solo copista».[6] En una de las secciones en ángulo se encuentra la entrada, y en la sección semicircular opuesta está el altar. Las otras dos secciones redonda y en vértice, a ambos lados, son idénticas. Los ritmos complejos del interior tienen en ellos una deslumbrante geometría. Las ondulaciones del interior, de paños cóncavoas y convexos, crean una atractiva discordancia. La decoración es una mezcla de lo orgánico (cuatro cabezas aladas de querubines) con lo geométrico (estrellas), más platónico que los contemporáneos excesos en dorado y estuco de Bernini.
La principal obra de arte del interior es un altar de Pietro da Cortona, representando a san Ivo.