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Faro de Isla Verde

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Fuerte de Isla Verde (21)
Fuerte de Isla Verde (21)

El faro de Algeciras es un faro de sexto orden situado en la localidad española de Algeciras (provincia de Cádiz). Este edificio se encuentra situado en el extremo sur de un antiguo fuerte, en la Isla Verde, isla que ha quedado incorporada dentro del puerto de Algeciras.

Extracto del artículo de Wikipedia Faro de Isla Verde (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Faro de Isla Verde
Calle Rosa de los Vientos, Algeciras

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N 36.12277778 ° E -5.43388889 °
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11207 Algeciras
Andalucía, España
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Fuerte de Isla Verde (21)
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Fuerte de Isla Verde
Fuerte de Isla Verde

El fuerte de Isla Verde es una instalación militar diseñada por el ingeniero Juan de Subreville y construida en 1734 en la Isla Verde frente a la Villa Vieja de Algeciras y la desembocadura del río de la Miel, ingeniero que también diseñó la reconstrucción del Castillo de Valencia de Alcántara en la parte occidental de la provincia de Cáceres. El fuerte fue construido con motivo de los asedios a la ciudad de Gibraltar y ampliado a lo largo de los siglos hasta la construcción de dos búnkeres de ametralladoras en 1942. En la actualidad se encuentra en el interior del Puerto de Algeciras, muy transformado y a la espera de nuevas intervenciones arqueológicas que lo pongan en valor.[1]​ Tras la conquista británica de la ciudad de Gibraltar de 1704 y los sucesivos intentos de recuperar la plaza por parte de las tropas españolas las autoridades militares de este país tomaron conciencia de la fragilidad de la costa circundante de la bahía de Algeciras. Uno de los principales puntos de apoyo para el sistema defensivo que comenzó a crearse a principios del siglo XVIII fue la Isla Verde de Algeciras, una pequeña isla de forma alargada y paralela a la costa situada frente a la ciudad y al puerto localizado en la desembocadura del río de la Miel. Aunque quizás los primeros elementos de artillería fueron emplazados en el lugar en el asedio a Gibraltar de 1704 y ya en el asedio de 1727 existía una batería provisional no fue hasta 1734 cuando comenzaron las obras de fortificación del islote. El proyecto del fuerte fue obra del ingeniero militar Juan de Subreville basado en proyectos anteriores de Jorge Próspero de Verboom. El fuerte contaba con tres baterías:[2]​ Batería de Algeciras (llamada de San Cristóbal a partir de 1745), se dirigía hacia el norte controlando barcos que pudieran atacar la Villa Nueva de la ciudad, veinte metros de largo con capacidad para 4 o 5 cañones. Batería principal (de Santa Bárbara desde 1745) en dirección sureste, sus cañones se dirigían hacia la entrada de la bahía y podía cruzar fuego con la batería del Fuerte de San García, cuarenta metros y trece cañones de artillería gruesa. Batería de San García (de San Francisco desde 1745), apuntando en dirección suroeste, hacia la batería de Punta Rodeo con la que cruzaba fuego, la menor de las tres, apenas 9 metros y dos cañones.Las baterías se situaban en los bordes de la isla, y estaban unidas entre ellas por un muro con escarpa que impedía el desembarco. En el interior de la isla junto a la batería de Algeciras se situaba el cuartel principal con capacidad para 70 hombres y con tres espacios: dormitorios para oficiales, para soldados y almacén de víveres; entre las baterías principal y de San García se situaba el cuartel de Artilleros y el almacén de artillería.[3]​ Este edificio estaba separado de la batería principal por un espaldón, estructura que impedía que los proyectiles que no acertaran en la batería llegaran a la construcción; por último, en el centro de la isla se encontraba el polvorín, edificio de gruesas paredes que impedían que un proyectil hiciera detonar el armamento allí depositado.[2]​ En el norte de la isla, en la zona a nivel del mar junto a la puerta, se construyó en la reforma de 1745 una batería provisional que se denominó de San Joaquín, con el llamado Cuerpo de Guardia de la Playa. Años después, en 1756 los cuarteles del fuerte son acondicionados para funcionar como cárcel para presos de Estado. En 1779 durante el Gran Asedio de Gibraltar fue ampliada su dotación artillera al tiempo que se construía un astillero en la costa más cercana a la isla y protegida por las baterías de ésta donde se construyeron las baterías flotantes diseñadas por el ingeniero Arçon.[2]​ La principal acción bélica en la que participaría el fuerte de Isla Verde fue la denominada Batalla de Algeciras en 1801 entre la flota de la Primera República Francesa y la del Reino Unido. El 13 de junio de ese año la escuadra francesa, perseguida por la británica se resguardó en la bahía de Algeciras al amparo de las baterías de Santiago, San García e Isla Verde. El desarrollo de esta batalla hizo que el fuerte fuese tomando cada vez más importancia en el mismo actuando en los últimos momentos como vanguardia de las tropas defensoras. El daño causado por los cañones de la isla hizo que James Saumarez, comandante de la flota británica, ordenara el desembarco en la Isla Verde para tomar el fuerte. Varios botes se aproximaron bajo el fuego de mortero y fusil y algunos soldados lograron desembarcar en la playa bajo la muralla de la fortificación. No pueden, sin embargo, tomar el fuerte y los soldados defensores matan a gran cantidad de ellos y hunden varias lanchas hasta que Saumarez ordena la retirada.[4]​ En 1810, con motivo de unas reformas se construyó una estructura de ingreso triangular en el norte de la isla, junto a la batería provisional. Con el avance del siglo las instalaciones fueron necesitando continuas reparaciones que no llegaban a llevarse a cabo, así en 1825 dos lienzos de la muralla caían a consecuencia de un fuerte temporal. En 1841 se amplió la batería principal con nuevas troneras en el norte de la batería y en los años siguientes se abrieron otras tres más junto a ésta junto a un puesto para fusileros. Alrededor de 1845 la muralla se encontraba completa tras las reparaciones acometidas y su cierre allí donde el proyecto inicial no lo contemplaba. En 1863 se construiría el Faro de Isla Verde, proyecto de Jaime Font en el interior del fuerte sobre la batería de San García que quedó inutilizada.[1]​ A principios del siglo XX se consideró que la fortificación dejaba de tener uso militar. El crecimiento del nuevo puerto de Algeciras dio un nuevo uso a la zona después de que en 1919 las instalaciones fueran cedidas a la Junta de Obras del puerto. De esta forma sus principales estructuras fueron parcialmente arrasadas e integradas en el puerto con la construcción de unos astilleros adosados a la muralla sur y varias dependencias internas destinadas a reparaciones. En 1939 dentro del Plan defensivo del Campo de Gibraltar, un proyecto de fortificación acometido en el área del Estrecho para evitar una posible invasión aliada durante la Segunda guerra mundial se construyeron dos búnkeres adosados a la muralla al norte y al sur y una estructura cilíndrica destinada a emplazar una ametralladora antiaérea. Junto a estos búnkeres, fuera de la muralla, se construyó un cuartel para tropa que estuvo ocupado por 40 soldados durante unos años.[1]​ El paso de los años y la ampliación del Puerto de Algeciras hizo perder el carácter insular de la Isla Verde en los años 60. El fuerte quedó relegado a zona de almacén y reparación realizándose numerosas obras que degradaron y destruyeron parte de las estructuras anteriores. Se demolieron los edificios originales y se rellenó la explanada central. En 2006 diversas intervenciones arqueológicas a cargo de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras descubrieron parte de las construcciones. Se demolieron las estructuras adosadas a la muralla y las construcciones del siglo XX. Se actuó sobre la tronera norte de la batería principal recuperando el pavimento original formado con losas de Tarifa, la planta de los cuarteles y la muralla sur que había quedado enmascarada con los tinglados de los astilleros adosados. También se recuperó uno de los búnkeres y la estructura artillera antiaérea adyacente.[1]​ Aunque en la actualidad el fuerte puede visitarse no se encuentra señalizado y es difícil de interpretar sus restos. Por ello tras la primera intervención arqueológica realizada en 2006 y las que se proyentan en años siguientes se pretende poner en valor la fortificación para añadirla al equipamiento cultural de la ciudad.[5]​

Huerta del Carmen
Huerta del Carmen

La huerta del Carmen es un yacimiento arqueológico situado en la localidad española de Algeciras. Se encuentra localizado al sur de la Villa Vieja de la ciudad, junto al Paseo de la Conferencia y los jardines del Hotel Reina Cristina. En este yacimiento se encuentran los restos de las murallas medievales de la villa palatina de Al-Yazira Al-Jadra, llamada al-Bunayya. En concreto se conserva el núcleo de tres de la murallas de la cerca y varios metros de barbacana. La zona arqueológica tiene una superficie de 20.000 m² con una longitud máxima de 300 metros y una anchura variable de entre 60 y 80 metros.[1]​ El sistema defensivo rescatado en diversas intervenciones arqueológicas muestra una muralla con torres de planta cuadrada, una primera línea de barbacana siguiendo el contorno de murallas y torres y una segunda línea de barbacana en talud. Estás defensas se completarían con una torre albarrana conocida por diversos grabados del siglo XVIII, una coracha marítima y una segunda torre albarrana varios metros más allá de la línea de costa. Por diversos planos del siglo XVIII y por la presencia de algunos muros situados entre las dos barbacanas se intuye la presencia de una puerta en esta zona de la cerca. La cronología propuesta para este sistema defensivo indica que la muralla con torres y primera línea de barbacana fueron construidas cuando los benimerines tomaron posesión de la ciudad y levantaron una ciudadela al otro lado del río, entre 1282 y 1285. La técnica empleada era el tapial, quizás con refuerzos de mampostería en algunas zonas. Posteriormente la ciudad quedó en manos nazaríes y aislada de las ciudades del entorno tras las conquistas castellanas de Tarifa y Gibraltar. Así, probablemente entre 1312 y 1329 los nazaríes reforzaron las torres añadiendo un forro de mampostería con refuerzos en las esquinas unido a las torres de tapial mediante tongadas de calicanto. También se debió reforzar la muralla, aunque este punto está aún por aclararse, y se reparó la barbacana. Posteriormente tras la conquista castellana de 1344 se aumentaron las defensas de la ciudadela tal como se había hecho en la villa norte. Se construyó la segunda barbacana ataluzada con sillares bien labrados donde aún se observan marcas de cantero. Finalmente en 1379 la ciudad fue destruida por lo nazaríes tras diez año de ocupación.

Kursaal de Algeciras
Kursaal de Algeciras

El Edificio Kursaal de Algeciras (provincia de Cádiz, España) es obra del artista Guillermo Pérez Villalta y del arquitecto Enrique Salvo situado en el Paseo del Río de la Miel, en la Villa Vieja de la ciudad.El edificio del Kursaal o Centro de Cooperación y Congresos Río de la Miel, fue inaugurado en 2007 tras una década de obras. El edificio fue concebido a finales de los años noventa como sede de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar pero la obra se paralizó hasta ser rescatada por el ayuntamiento de la ciudad. Los detalles decorativos del Kursaal son en gran medida el punto fuerte del edificio, así destaca la gran cantidad de mosaicos que representan temas mitológicos entorno al estrecho de Gibraltar. Arquitectónicamente destaca la torre-faro exterior visible también desde dentro del edificio a través de la cristalera del techo cuya cima es accesible gracias a una escalera de caracol situada en el interior y que comunica también las dos plantas del edificio. Funcionalmente pueden diferenciarse dos espacios dentro del edificio, uno que alberga un centro de interpretación así como una biblioteca y otro en el que se sitúa el auditorio.[1]​ El Kursaal se ha convertido en sede del Centro de Relaciones Permanentes con el Magreb y de la Fundación Dos Orillas , organismo dependiente de la diputación provincial cuya función es promover las relaciones entre las dos orillas del estrecho de Gibraltar mediante la celebración de diversas actividades culturales.[2]​

Segunda batalla de Algeciras
Segunda batalla de Algeciras

La segunda batalla de Algeciras (también conocida como la batalla del estrecho de Gibraltar) fue una batalla naval librada en la noche del 12 de julio de 1801 (23 Mesidor del IX del calendario republicano francés) entre una escuadra de navíos de línea de la Royal Navy británica y una escuadra más grande de buques de la Armada Española y la Armada francesa en el estrecho de Gibraltar. La batalla siguió a la primera batalla de Algeciras el 6 de julio, en la que una escuadra francesa anclada en el puerto español de Algeciras fue atacada por una escuadra británica más grande con base en la cercana Gibraltar. En un intenso enfrentamiento librado en un clima tranquilo en los confines cercanos de la bahía de Algeciras, la fuerza británica había sido calmada y golpeada, sufriendo grandes bajas y perdiendo el buque de 74 cañones HMS Hannibal. Al retirarse para reparaciones, ambas partes llamaron refuerzos, recibiendo primero el apoyo de los franceses, de la flota española con base en Cádiz, que envió seis navíos de línea para escoltar a la escuadra francesa a un lugar seguro. Al llegar a Algeciras el 9 de julio, la escuadra combinada estaba lista para zarpar de nuevo el 12 de julio, partiendo de Algeciras hacia el oeste durante la noche. La escuadra británica al mando del contraalmirante Sir James Saumarez, después de haber realizado sus propias reparaciones apresuradas, partió en su persecución. Al descubrir que sus barcos se estaban quedando atrás, Saumarez instruyó a sus capitanes para que se separaran y atacaran al escuadrón combinado lo mejor que pudieran. El barco más rápido fue el HMS Superb al mando del capitán Richard Goodwin Keats, que navegó a través de la retaguardia española cuando cayó una noche sin luna. Superb disparó contra los barcos más traseros, incendiando el Real Carlos de 112 cañones y capturando al San Antonio. Incapaz de determinar amigo de enemigo en la oscuridad, el Real Carlos se enfrentó inadvertidamente al barco español San Hermenegildo, extendiendo el fuego a su compatriota. Posteriormente, ambos barcos explotaron con una enorme pérdida de vidas. Luego se desarrolló una segunda etapa de la batalla, cuando el HMS Venerable tomó la delantera de la línea británica, atacando el buque francés Formidable más trasero bajo el mando del capitán Amable Troude. En un enfrentamiento furioso y prolongado, Venerable sufrió graves daños y fue conducido a tierra, permitiendo que el resto de la fuerza francesa regresara a Cádiz sin más combates. Después de la batalla, el Venerable fue remolcado de regreso a Gibraltar para reparaciones, mientras que el resto de la escuadra británica reanudó el bloqueo de los barcos franceses y españoles en Cádiz, devolviendo la situación a la anterior a la batalla. Esta victoria británica, que se produjo tan pronto después de la derrota de Saumarez en el puerto de Algeciras, hizo mucho para restaurar la paridad en la región y las grandes bajas infligidas a los españoles contribuyeron a un debilitamiento de la alianza franco-española y la firma del Tratado de Amiens, que detuvo temporalmente la guerra a principios del año siguiente. En Francia, a pesar de las grandes pérdidas españolas, la batalla fue celebrada como una victoria, con Troude ampliamente elogiado y promovido por la defensa de su barco.

Primera batalla de Algeciras
Primera batalla de Algeciras

Para batallas similares, ver Batalla de Algeciras. La Primera Batalla de Algeciras fue una batalla naval que tuvo lugar el 6 de julio de 1801 —17 Mesidor y IX del Calendario republicano francés— entre un escuadrón de navíos de línea de la Royal Navy británica y un escuadrón de la Armada francesa más pequeño anclado en el puerto español fortificado de Algeciras en el estrecho de Gibraltar. Los británicos superaban en número a sus oponentes, pero la posición francesa estaba protegida por las baterías españolas y los complicados bancos que ocultaban la entrada a la bahía de Algeciras. El escuadrón francés, bajo el mando del contra-almirante Charles Linois, se había detenido en Algeciras de camino a la mayor base naval española en Cádiz, donde formaron una flota combinada francesa y española para las operaciones contra Gran Bretaña y sus aliados en las Guerras de la Revolución Francesa. Los británicos, bajo el mando del contralmirante Sir James Saumarez, intentaron eliminar al escuadrón francés antes de que pudiera llegar a Cádiz y formar una fuerza lo suficientemente poderosa como para abrumar a Saumarez y lanzar ataques contra las fuerzas británicas en el Mar Mediterráneo. Navegando directamente desde su estación de bloqueo frente a Cádiz, el escuadrón de Saumarez consistía en seis barcos de línea, el doble en número que la flota bajo el mando de Linois. Al descubrir a los franceses anclados en Algeciras en la mañana del 6 de julio, Saumarez lanzó un ataque inmediato al anclaje a través de los complicados bancos de la Bahía de Algeciras. Aunque el ataque inicial causó graves daños a los barcos franceses, los vientos ligeros y las aguas poco profundas llevaron al barco británico HMS Hannibal a zona bajo fuego intenso, mientras que los barcos franceses fueron conducidos a tierra para evitar su captura. Con sus intenciones frustradas, Saumarez ordenó a su escuadrón que se retirara, cinco de sus barcos salieron de la bahía mientras el maltratado Hannibal quedó atrapado. Aislado e incapaz de maniobrar, el capitán Solomon Ferris del Hannibal soportó el fuego enemigo durante otra media hora antes de entregar su nave. Ambas partes sufrieron graves daños y bajas, pero también eran conscientes de que la batalla se reincorporaría inevitablemente, por lo que las consecuencias de la derrota británica fueron una de las frenéticas actividades en Gibraltar, Algeciras y Cádiz. Mientras los escuadrones británico y francés realizaron reparaciones apresuradas, la flota francesa y española en Cádiz se preparó para una misión de rescate, un escuadrón pesado que llegó a Algeciras el 12 de julio. Cuando el escuadrón partió con el escuadrón de Linois, fue atacado de nuevo por el escuadrón de Saumarez en la Segunda Batalla de Algeciras y capturado en la noche por barcos más rápidos y más maniobrables, lo que provocó que los británicos infligieran grandes pérdidas en la retaguardia española, pero fallaron por segunda vez para destruir el escuadrón francés.