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Museo Diocesano Regina Coeli (Cantabria)

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Museo Diocesano Regina Coeli Santillana del Mar panoramio
Museo Diocesano Regina Coeli Santillana del Mar panoramio

El Museo Diocesano Regina Coeli fue inaugurado en 1969 y está ubicado en Santillana del Mar, (Cantabria, España). Es conocido también como Museo Diocesano de Santillana. El museo fue una iniciativa del sacerdote Antonio Niceas, bien acogida por monseñor Vicente Puchol, decimotercer obispo de la diócesis de Santander, quien fallecería dos años antes de la apertura en un accidente de tránsito.[1]​ La intención del museo es la de preservar imágenes y objetos religiosos en peligro de deteriorarse. Se pudieron reunir cantidad de piezas en los depósitos de diferentes parroquias de la zona. Fue ubicado en el convento Regina Coeli y en 1973 el obispo Juan Antonio del Val Gallo impulsó algunas ampliaciones y reformas para poder exponer alrededor de 800 piezas. En 1974 es integrado también el Archivo Diocesano de Santander dentro de las instalaciones. El museo tiene un taller de restauración y atiende solicitudes privadas.

Extracto del artículo de Wikipedia Museo Diocesano Regina Coeli (Cantabria) (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Museo Diocesano Regina Coeli (Cantabria)
Avenida Dorat,

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Museo Regina Coeli y convento de las Clarisas

Avenida Dorat
39360
Cantabria, España
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Museo Diocesano Regina Coeli Santillana del Mar panoramio
Museo Diocesano Regina Coeli Santillana del Mar panoramio
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Lugares cercanos

Torre de don Borja
Torre de don Borja

La Torre de Don Borja es un edificio situado en la antigua plaza del mercado del casco histórico de Santillana del Mar (Cantabria, España), declarado todo él conjunto histórico-artístico (hoy bien de interés cultural) en 1943. De probable origen medieval, la construcción actual data del siglo XV. Su nombre se debe a don Borja Barreda, titular del mayorazgo en 1844. Históricamente ha recibido los sobrenombres de Torre de Don Borja-Bracho, La Torrona y Torre de la Infanta. Constituye un conjunto con otro volumen, separado de él por un patio del siglo XVI, y está adosada a otras construcciones. Su planta es cuadrada. Presenta tres alturas y una cubierta a cuatro aguas. Parte de la planta baja de la torre, en su fachada de la plaza, es soportal cuya entrada es un arco apuntado, por el que se accede al interior de la torre. La fachada posee dos escudos góticos con las armas de la familia Barreda, protegidos por dos piedras salientes. Los siglos han efectuado varias reformas en la torre. Las más visibles son las de las ventanas de la primera planta, que originalmente eran mucho menores y se han agrandado hacia abjo, y las de las almenas, que ya no existen. La casa-torre fue propiedad, en diversas ocasiones, de las familias Barreda y Güell. Después pasó a manos de la infanta María de la Paz de Borbón, regalada por Juan Antonio Güell y López, conde de Güell y marqués de Comillas, y luego a la princesa de Baviera e infanta española María de las Mercedes de Baviera y Borbón. Fue restaurada en 1981 para convertirse en sede de la Fundación Santillana. Tras una rehabilitación posterior, abrió sus puertas nuevamente en el verano de 2019.

Herrán (Cantabria)
Herrán (Cantabria)

Herrán es una localidad del municipio de Santillana del Mar (Cantabria, España), en el cual se sitúan la cueva de Altamira Patrimonio de la Humanidad desde 1985 y zona arqueológica protegida desde el 25 de abril de 1924. Está situada a unos seiscientos metros al sur de la capital municipal, Santillana del Mar. Se encuentra a 80 metros sobre el nivel del mar. En el año 2009 contaba con una población de 212 habitantes (INE 2009). Está junto a Camplengo. Es una de las localidades en las que se han encontrado vestigios de la ocupación romana de la zona: una lápida sepulcral en la iglesia. La primera referencia histórica del pueblo, recogida en el cartulario de la Abadía de Santillana, es de 1223. En el siglo XV era jurisdicción de la Casa de la Vega, con sede en la actual Torrelavega. Además de su caserío, desarrollado sobre todo entre los siglos XVI y XVII, destaca la ermita de San Sebastián, un edificio gótico tardío del siglo XIV situado en un campo cerca del pueblo. Una excavación en el lugar sacó a la luz la basa del altar de una ermita anterior, datada entre los siglos IX y X. La piedra es en realidad la losa romana citada, del siglo III, donde se aprecian aún las letras STTI (en latín: sit tibi terra levis; "que la tierra te sea leve"). A esta población se accede por medio de la carretera autonómica CA-134[2]​ y la línea de transporte público Santillana de Mar - Barreda tiene su inicio en esta localidad.[3]​

Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica
Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica

Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica[1]​ es la denominación bajo la que se encuentran agrupadas 18 cuevas situadas en el norte de España que son representativas del apogeo del arte rupestre paleolítico, desarrollado en Europa entre los años 35 000 y 11 000 a. C. Las cuevas están distribuidas en tres comunidades autónomas diferentes: diez de ellas en Cantabria, cinco en Asturias y tres en el País Vasco.[2]​ La principal de estas cuevas es la cueva de Altamira, situada dentro del municipio de Santillana del Mar. En ella se conserva uno de los ciclos pictóricos más importantes de la Prehistoria. La mayor parte de las representaciones pertenecen a los períodos Magdaleniense y Solutrense, dentro del Paleolítico Superior. Su estilo artístico constituye la denominada escuela franco-cantábrica, caracterizada por el realismo de las figuras representadas. La Cueva de Altamira fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1985. En el año 2008 este sitio del Patrimonio de la Humanidad fue ampliado para incluir otras diecisiete cuevas situadas también en el ámbito de la cornisa cantábrica, en el norte de España y que presentan también muestras destacadas de arte rupestre del Paleolítico. Estas dieciocho cuevas son parte de un conjunto mayor denominado habitualmente como «Arte rupestre paleolítico del norte de España», si bien son las únicas hasta ahora incluidas por la Unesco.[3]​

Cueva de Altamira
Cueva de Altamira

La cueva de Altamira es una cavidad natural en la roca en la que se conserva uno de los ciclos pictóricos y artísticos más importantes de la prehistoria.[1]​ Forma parte del conjunto cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.[2]​ Está situada en el municipio español de Santillana del Mar, en Cantabria, a unos dos kilómetros del centro urbano, en un prado del que tomó el nombre.[3]​ Desde su descubrimiento, en 1868, por Modesto Cubillas y su posterior estudio por Marcelino Sanz de Sautuola ha sido excavada y estudiada por los principales prehistoriadores de cada una de las épocas una vez que fue admitida su atribución al Paleolítico. Las pinturas y grabados de la cueva pertenecen, principalmente a los períodos Magdaleniense y Solutrense y, algunos otros, al Gravetiense[4]​ y al comienzo del Auriñaciense, esto último según pruebas utilizando series de uranio. De esta forma se puede asegurar que la cueva fue utilizada durante varios periodos, sumando 22 000 años de ocupación, desde hace unos 36 500 hasta hace 13 000 años, cuando la entrada principal de la cueva quedó sellada por un derrumbe, todos dentro del Paleolítico superior.[5]​[6]​ El estilo de gran parte de sus obras se enmarca en la denominada «escuela franco-cantábrica», caracterizada por el realismo de las figuras representadas. Contiene pinturas polícromas, grabados, pinturas negras, rojas y ocres que representan animales, figuras antropomorfas, dibujos abstractos y no figurativos.[7]​ En cuanto a su techo de los polícromos ha recibido calificativos como «Capilla Sixtina» del arte rupestre;[7]​[8]​[9]​ «...la manifestación más extraordinaria de este arte paleolítico...»,[10]​ «... la primera cueva decorada que se descubrió y que continúa siendo la más espléndida»[11]​ y «...si la pintura rupestre [paleolítica] es el ejemplo de una gran capacidad artística, la cueva de Altamira representa su obra más sobresaliente»[12]​ nos indican la gran calidad y belleza del trabajo del hombre magdaleniense en este recinto. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985.[13]​ En el año 2008 se hizo una extensión de la nominación a otras 17 cuevas del País Vasco, Asturias y la propia Cantabria, pasándose a llamar el conjunto «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica».[7]​[14]​