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Convento del Carmen (Barcelona)

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Monasterios de Barcelona
Convent del Carme
Convent del Carme

El convento del Carmen, actualmente desaparecido, se situaba en el n.º 40 de la calle del Carmen, en el barrio del El Raval de Barcelona. Fue fundado en el siglo XIII como sede de los carmelitas. Dentro de los acontecimientos históricos, cabe destacar que en 1323 se alojó allí el rey Jaime II de Aragón y que en 1838 los edificios pasaron a manos del ayuntamiento, el cual los utilizó para instalar provisionalmente la universidad hasta que se trasladó a una nueva localización en 1872. Finalmente se derribó en 1874 y el solar se reurbanizó.[1]​ El CRAI Biblioteca de Reserva de la Universidad de Barcelona conserva, a raíz de la desamortización de los conventos de 1835, los fondos provenientes del Convento del Carmen, que actualmente suman más de 1.500 ediciones.[2]​ Asimismo, ha registrado y descrito varios ejemplos de las marcas de propiedad que identificaron el convento a lo largo de su existencia.[3]​

Extracto del artículo de Wikipedia Convento del Carmen (Barcelona) (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Convento del Carmen (Barcelona)
Carrer dels Àngels, Barcelona

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Carrer dels Àngels 8B
08001 Barcelona (Ciutat Vella)
Cataluña, España
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Convent del Carme
Convent del Carme
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Lugares cercanos

Casa de misericordia de Barcelona
Casa de misericordia de Barcelona

La casa de misericordia de Barcelona fue fundada en 1583, por el consejo de Barcelona a instancias del Sr. D. Diego Pérez Valdivia arcediano de la Santa iglesia de Jaén y el obispo Joan Dimas Loris. Miguel de Giginta, padre de las casas de misericordia, también participó en el proyecto.[1]​ Se hallaba situada en la calle de Elisabets. Habiendo pasado sucesivamente por diferentes vicisitudes, finalmente quedó reducida a asilo de niñas y muchachas pobres. Por real orden de 26 de mayo de 1775 se creó una junta directiva del establecimiento con el obispo por presidente. Estaba dividida la casa en dos departamentos: uno de ancianas impedidas y otro de niñas que habían de tener menos de doce años para ser admitidas y mantenerse en la casa después de adultas, si no se les proporcionaba salida. Una comunidad de religiosas terciarias cuidaba de la asistencia, educación y enseñanza de las infelices, en varios ejercicios como hilar cáñamo, lana o algodón, hacer calceta, bordar y coser así como leer, escribir y contar. El establecimiento era muy vasto con un gran patio en el centro, plantado de árboles y con surtidores de agua para el recreo y esparcimiento de las niñas. Tenían una iglesia que da a la calle y una capilla interior bastante capaz, en donde se reunían para oír misa y rezar. El refectorio, las salas de labor, los dormitorios, la enfermería y demás dependencias de la casa eran piezas muy grandes, ventiladas, de buenas luces y se conservaban con la mayor limpieza y aseo. Las niñas permanecían en ellas hasta que, o eran reclamadas por los que pidieron su ingreso o salían para casarse o para servir de criadas o camareras en casas de familias decentes, envejeciendo algunas en el establecimiento. Su renta consistía en unas asignación anual, las labores de las niñas y las limosnas de los bienhechores.

Hospital de la Santa Cruz
Hospital de la Santa Cruz

El Hospital de la Santa Cruz[1]​[2]​ (en catalán Hospital de la Santa Creu) es un edificio gótico del siglo XV, situado en la ciudad de Barcelona, entre las calles del Hospital y del Carmen. Se creó con la finalidad de reunir en un único edificio los seis hospitales que existían en la ciudad: el hospital Desvilar (1308) y el hospital de Marcús (siglo XII), que estaban regidos por el consejo de la ciudad; el hospital Colón (siglo XII-XII) y el hospital Vilar, regidos por el obispado; el hospital de Santa Eulalia (siglo XII) y el hospital de Santa Margarita,que dependían del capítulo catedralicio de Barcelona. La primera piedra se colocó en 1402 en presencia del rey Martín I de Aragón, y se prolongaron hasta el siglo XVIII, por lo que el hospital combina elementos de estilo gótico, renacentista y barroco. El recinto se divide en tres sectores claramente diferenciados: el septentrional alberga la Casa de Convalecencia y el Colegio de Cirugía, edificios construidos en los siglos XVII y XVIII respectivamente; el sector central se compone de tres crujías en forma de “U”, con el gran patio claustral en medio; y en la esquina meridional se alzan un conjunto de dependencias añadidas a lo largo de los siglos, así como la iglesia de la institución. Ésta se instaló en el edificio que había acogido el antiguo Hospital de Colom, y a pesar de las importantes modificaciones realizadas en los siglos XV, XVII y XVIII, todavía es posible apreciar su estructura original, consistente en una gran nave rectangular cubierta con una bóveda de cañón. En el proyecto inicial del Hospital de la Santa Cruz, atribuido al maestro Arnau Bagués, el edificio debía componerse de cuatro naves de dos pisos y formar un rectángulo, pero finalmente sólo se construyeron tres naves, de modo que el claustro quedó abierto por uno de sus lados. Su construcción, iniciada en 1406, fue encargada al maestro Guillem Abiell. Las crujías se abren al patio mediante una sucesión de arcadas góticas, mientras que las galerías interiores aparecen cubiertas con crucería. De todos modos, modificaciones posteriores han alterado la imagen original de esta estructura arquitectónica. Así, el último tramo del ala de poniente quedó incorporado al edificio de la farmacia, levantado en el Seiscientos, mientras que la nave septentrional fue totalmente reconstruida a mediados del siglo XX debido a su avanzado estado de ruina. El gran patio que hoy conocemos, que quedó configurado en el Renacimiento, debía garantizar el éxito funcional del hospital. Ante todo, estableciendo una separación nítida entre las dependencias hospitalarias y la iglesia, que como ya se ha dicho quedó instalada en la esquina meridional del recinto, pero también permitiendo una ordenación racional de los restantes locales del edificio. Frente a la situación característica de la época anterior, en la que no existía separación alguna de los internados, desde fines de la Edad Media estos comenzaron a segregarse en función de criterios como el sexo, la edad o el tipo de enfermedad, con lo cual fue necesario practicar subdivisiones internas. Las largas naves longitudinales permitían crear esos espacios de forma relativamente sencilla mediante tabiques de madera u otros materiales, mientras que el claustro facilitaba el acceso a las distintas dependencias. En el Hospital de la Santa Cruz ya se advierte una tímida diferenciación del espacio; así, por ejemplo, la nave de poniente albergaba, en el primer piso, el departamento de los niños expósito, y en el segundo, la enfermería de las mujeres. En 1414 finalizaron la mayoría de estas obras que se reiniciaron un siglo más tarde, con la utilización de una técnica de construcción más depurada. Durante el siglo XVI, en una de las diversas modificaciones que se iban realizando, se derribó una de las alas y se construyó otro patio porticado unido al primero, donde aún se conserva la gran escalera monumental que da acceso a la sala de lecturas de la Biblioteca de Cataluña. El conjunto de los edificios incluye una pequeña iglesia gótica cerca de la calle Hospital y una casa del siglo XV, antiguo archivo del hospital. En 1703, Antonio Viladomat, uno de los pintores barrocos catalanes más preeminentes, pintó la capilla de Sant Pau. A finales del siglo XIX, el hospital había quedado desbordado por el crecimiento de la ciudad y los nuevos avances en medicina e higiene, por lo que se decidió trasladarlo a una nueva sede: el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, que se construyó de 1902 a 1930. En 1926, el viejo edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona, que inició su reconstrucción. Actualmente (2006), el conjunto incluye la sede de la Biblioteca de Cataluña (desde 1939), el Instituto de Estudios Catalanes (desde 1931), la Escuela Massana (desde 1935) y dos bibliotecas públicas de la Diputación de Barcelona. El 3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional.

Editorial Actar

ACTAR es una editorial fundada en el año 1994 en Barcelona, por Ramon Prat. Inicialmente se dedicó a publicar libros sobre arquitectura, diseño gráfico y arte contemporáneo. En una primera etapa, Los títulos publicados fueron una muestra representativa de obras y figuras influyentes, cuyo trabajo incidía de forma considerable en la investigación y la práctica contemporáneas más innovadoras y arriesgadas. Muchas de las publicaciones de esa década reflexionaron sobre cómo las nuevas tecnologías, que definían una nueva sociedad de la información, eran incorporadas a la práctica arquitectónica. Tanto desde lo experimental como desde una creatividad desbordada, a pesar de unos resultado muchas veces ingenuos. En 2006, ACTAR abrió una oficina en Nueva York para distribuir sus libros en Norteamérica, bajo el nombre de ACTAR D. Además de los títulos internos de la editorial, ACTAR D distribuye publicaciones internacionalmente de otras editoriales, universidades e instituciones culturales. Actar adquirió la editorial suiza Birkhäuser Verlag en 2010, convirtiéndose en la empresa más importante de contenidos sobre arquitectura, bajo el nuevo nombre ActarBirkhäuser. Sin embargo, en 2012 Birkhäuser Verlag fue vendida de nuevo, esta vez a de Gruyter, debido a los cambios estructurales del sector editorial, por los efectos de la creciente crisis en el sector de la construcción, así como por la irrupción desmesurada de contenidos gratuitos en Internet. A partir de 2012, ACTAR fue a su vez adquirida por la empresa Norteamérica ACTAR D, convirtiéndose ahora en ACTAR PUBLISHERS. Si bien su catálogo se centrará sobre todo en arquitectura, éste no abandonará su cometido desde que se fundó la editorial en los 90: fijar la producción arquitectónica más arriesgada, cuya base está en la investigación de otras maneras de proyectar y construir en una sociedad cambiante hacia los requerimientos que se le piden al arquitecto. ACTAR PUBLISHERS entra en esta nueva fase más permeable a contenidos que establecen debates mucho más maduros, abiertos e inclusivos. Unos contenidos que apuestan por atraer hacia la arquitectura otras miradas externas y más allá de sí misma, aunque no por ello abandone el verdadero interés de esta disciplina proyectual. Para ello, ACTAR ha lanzado una nueva multi-plataforma digital llamada urbanNext, desde la cual repensar las ciudades y expandir la arquitectura. Esta nueva herramienta digital permitirá una difusión global desde donde producir y dinamizar nuevas debates sobre los entornos urbanos. Además de los volúmenes publicados por la propia editorial, Actar distribuye publicaciones de otras editoriales e instituciones culturales.