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Museo Islámico de Jerusalén

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Islamic Museum 1
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El Museo Islámico de Jerusalén[1]​ (en árabe: المتحف الإسلامي) es un museo en la Explanada de las Mezquitas en la Ciudad Vieja de Jerusalén.[2]​[3]​ Se exhiben exposiciones de diez siglos de la historia islámica que abarcan varias regiones musulmanas. El museo ocupa la esquina suroeste de la mezquita de Al-Aqsa.[4]​ El edificio fue originalmente construido por los Caballeros Templarios, que lo utilizaron como anexo a sus sedes permanentes en la antigua Mezquita de Al-Aqsa. Tras la reconquista musulmana de Jerusalén, la mezquita fue restaurada en 1194. El edificio anexo sirvió como un salón de actos para la Escuela Fajr al-Din, una madrasa construida por al- Mansur Qalawun en 1282, durante la época mameluca. El museo fue establecido por el Consejo Supremo Musulmán en 1922 y es uno de los museos más antiguos de Jerusalén.[4]​ Es financiado por el gobierno de Jordania.[5]​ Shadia Yousef Touqan fue la planificadora jefe del sitio. Khader Salameh es el conservador jefe del museo.

Extracto del artículo de Wikipedia Museo Islámico de Jerusalén (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Museo Islámico de Jerusalén
פול אמיל בוטה, Jerusalén מורשה

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העיר העתיקה בירושלים וחומותיה

פול אמיל בוטה
9410158 Jerusalén, מורשה
Distrito de Jerusalén, Israel
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Islamic Museum 1
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Lugares cercanos

Mezquita de Al-Aqsa
Mezquita de Al-Aqsa

La mezquita de Al-Aqsa (en árabe: المسجد الاقصى‎ (transliterado: Al-Masyid Al-Aqsa) es parte del complejo religioso de la Explanada de las Mezquitas de la ciudad santa de Jerusalén. Masjid al-Aqsa se traduce del árabe al español como «la mezquita más lejana», lo que hace referencia al capítulo del Corán llamado «El Viaje nocturno», en el que se dice que Mahoma viajó de La Meca a la «mezquita más lejana» en el año 621 y desde allí ascendió a los Cielos a lomos de un equino[1]​ alado llamado al-Buraq al-Sharif.[2]​ Según la tradición musulmana, Mahoma dirigía las plegarias orientándolas hacia el lugar en el que se encuentra la Mezquita de al-Aqsa hasta que, al decimoséptimo mes de su peregrinaje de La Meca a Medina, cuando Alá le ordenó que se girara para mirar hacia la Kaaba, en La Meca. Después de la Cúpula de la Roca (690) y la Cúpula de la Cadena (691), la Mezquita de Al-Aqsa fue construida por la dinastía de los Omeyas y se concluyó en 710. Originalmente era una pequeña casa de plegarias erigida por Umar ibn al-Jattab, el segundo califa ortodoxo, pero fue el califa omeya Abd al-Malik quien comenzó su expansión y su hijo Walid I quien la concluyó en el año 705. Existen pruebas que confirman que la mezquita fue construida sobre las ruinas originales del Templo de Salomón.[cita requerida]La estructura de la mezquita fue destruida y reconstruida al menos cinco veces debido a sucesivos terremotos. El primero de estos llegó en el año 746 y destruyó por completo la mezquita, que sería reconstruida por el califa abasí al-Mansur en el año 754. Hay constancia de una nueva reconstrucción en el 780. Un nuevo terremoto arrasó gran parte de la mezquita en el año 1033, lo que originó su última gran reconstrucción en el año 1035, ordenada por el califa fatimí Ali az-Zahir bajo una nueva estructura que todavía se preserva en la actualidad. Los mosaicos del arco del extremo de la nave en el que se encuentra la alquibla datan de esta época. Durante las distintas reconstrucciones y renovaciones llevadas a cabo por las sucesivas dinastías califales se fueron añadiendo elementos arquitectónicos a la mezquita y sus exteriores, tales como su cúpula, su fachada, su minbar, sus minaretes y parte de su estructura interior. En tiempos del reino cruzado de Jerusalén, la mezquita se usó como palacio y se le llamó el Templo de Salomón, debido a que estaba edificada en el Monte del Templo, el mismo monte en el que en su día estuvo dicho templo. Cuando Saladino reconquistó Jerusalén en 1187, restituyó el culto musulmán en la Mezquita de al-Aqsa. Nuevas renovaciones, reparaciones y adiciones fueron llevadas a cabo por los sucesivos gobiernos ayubíes, mamelucos y otomanos, así como por el Consejo Supremo Musulmán y por las autoridades jordanas. A día de hoy, la Ciudad Vieja de Jerusalén se encuentra ocupada por Israel, pero la mezquita permanece bajo la administración de un waqf islámico dirigido por jordanos y palestinos. Al-Aqsa es la mezquita más grande de Jerusalén; puede albergar a 5000 personas dentro y alrededor de la mezquita. Se encuentra muy cerca de otros lugares de enorme relevancia religiosa para el judaísmo y el cristianismo, como el Monte del Templo, considerado el lugar más sagrado para los judíos. Parte del muro exterior que rodea a la Explanada de las Mezquitas es el Muro de las Lamentaciones, venerado por los judíos por tratarse de los restos de la muralla exterior que protegía el Templo de Salomón. Por este motivo, la Mezquita de al-Aqsa en concreto y la Explanada de las Mezquitas en general son «puntos calientes» del conflicto palestino-israelí.[3]​ Por ejemplo, es escenario de frecuentes enfrentamientos entre los fieles musulmanes y la policía israelí, entre los fieles musulmanes y los visitantes judíos al recinto, o entre estos mismos fieles musulmanes y los fieles judíos que oran en el Muro de las Lamentaciones, a los que en ocasiones arrojan piedras. La visita del líder de la oposición israelí Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas en el año 2000 fue entendida como una provocación por los palestinos y desencadenó la Segunda Intifada, conocida también como la Intifada de Al-Aqsa. Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, el brazo armado del partido palestino Fatah, tomaron su nombre de esta mezquita.

Disturbios palestinos en 1929
Disturbios palestinos en 1929

Los Disturbios Palestinos de 1929 (también conocidos como la Sublevación del Muro de las Lamentaciones o Sublevación de Buraq) hacen referencia a la serie de manifestaciones y disturbios acaecidos a finales de agosto de 1929 cuando una prolongada disputa entre musulmanes y judíos por el acceso al Muro de las Lamentaciones en Jerusalén desembocó en actos violentos. Durante la semana de disturbios, por lo menos 116 árabes y 133 judíos fueron asesinados y 339 heridos. El Muftí ordenó abrir el extremo sur del callejón que cruzaba el Muro. El antiguo callejón sin salida se convirtió en un paso que iba desde el Monte del Templo hasta dentro del área de oración del Muro. Las mulas pasaban por esa calle estrecha, a menudo tirando excrementos. Esto, junto con otros proyectos de construcción en la zona, y el acceso restringido al Muro, provocó la protesta de los judíos ante los británicos que permanecieron indiferentes. El 14 de agosto de 1929, después de los ataques a judíos que rezaban en el Muro, 6000 judíos se manifestaron en Tel Aviv gritando "El Muro es nuestro." Al día siguiente, día de ayuno para los judíos, 300 jóvenes izaron la bandera y cantaron el himno sionista frente al Muro. Un día después, el 16 de agosto, una multitud organizada de 2000 musulmanes bajó al Muro de las Lamentaciones destrozando objetos litúrgicos, quemando libros de oración y notas de suplica. La revuelta se extendió a la zona comercial judía y provocó pocos días más tarde las infames Matanza de Hebron[1]​ y Safed.[2]​

Estoa Real
Estoa Real

La Estoa Real (en hebreo: הסטיו המלכותי‎, romanizado: Ha-stav ha-Mal'ḥuti, hastav hamaljutí), también conocida como Pórtico Real o Basílica Real,[1]​ fue una basílica construida por Herodes el Grande durante su renovación del Templo de Jerusalén a finales del siglo I a. C.[2]​ Probablemente la construcción secular más magnífica de Herodes,[3]​ la estructura de tres naves fue descrita por Josefo como merecedora de "ser mencionada más que cualquier otra bajo el sol".[4]​ Fue un centro de actividad pública y comercial,[5]​ posiblemente el sitio de la purificación del templo de Jesús.[6]​ Desde la Estoa Real se podían ver los barrios residenciales y comerciales de Jerusalén. En su esquina o pináculo suroeste, estaba el lugar desde el cual se tocaba el shofar para anunciar el comienzo del shabat y las fiestas. La Estoa Real fue destruida por el ejército romano durante el saqueo de Jerusalén en el año 70 d. C.[7]​ Hoy en día, en parte del espacio que ocupaba la estoa, se encuentra la Mezquita de Al-Aqsa. La explanada del Monte del Templo o Haram el-Sharif, actualmente no es accesible para investigaciones arqueológicas. Sin embargo, se han recuperado algunos artefactos de la estoa en excavaciones al pie de la plataforma, y otros que fueron reutilizados en construcciones posteriores en otras partes de la ciudad. Estas evidencias han confirmado los detalles acerca de la Estoa Real relatados por el historiador Flavio Josefo,[1]​ y también han permitido comparar la decoración con la utilizada en otros edificios monumentales de la misma época.[1]​

Templo de Jerusalén
Templo de Jerusalén

El templo de Jerusalén (hebreo: בית המקדש, Beit Hamikdash) fue el santuario más importante del reino de Judá, y del judaísmo, hasta su destrucción en el año 70. Según la Biblia, se trataba del único santuario legítimo del pueblo israelita y contenía en su interior el Arca de la Alianza, un altar de oro, candeleros del mismo metal, una mesa con panes sagrados y demás utensilios empleados para llevar a cabo el culto del dios Yahweh.[1]​ [2]​ Se localizaba en la explanada del monte Moriá, en la ciudad de Jerusalén, posiblemente donde se encuentran la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa. Suelen distinguirse dos templos sucesivos: el llamado Primer Templo o Templo de Salomón fue construido, según la Biblia, por el rey Salomón para sustituir al Tabernáculo como único centro de culto para las doce tribus de Israel. Su construcción marcó una ruptura con la tradición hebrea según la cual el dios Yahweh moraba en una tienda, el tabernáculo, y no en una casa.[3]​ Los libros históricos de la Biblia, indican que fue saqueado por el faraón Sisac (Sheshonq I) en 925 a. C., profanado por algunos de los reyes de Judá y destruido por los babilonios durante el tercer asedio de Nabucodonosor II contra Jerusalén en 587 a. C. No hay restos arqueológicos del mismo. El Segundo Templo fue completado por Zorobabel en 515 a. C., cuando Judea estaba bajo soberanía persa, durante el reinado de Darío I y seguidamente consagrado por el sumo sacerdote Esdras. Se convirtió en el edificio más importante de la ciudad de Jerusalén y de Judea, hasta el punto que algunos autores denominaron a esta última un «estado-templo». Lugar de depósito de grandes tesoros, los reyes seleúcidas, a quienes Judea estaba sometida, intentaron saquearlo. En el reinado de Antíoco IV Epífanes fue profanado, convirtiéndose en un templo helenístico posiblemente consagrado al dios Zeus. Tras la revuelta macabea, fue purificado y vuelto a consagrar al culto de Yahveh por Judas Macabeo en 165 a. C.[4]​ A finales del siglo I a. C., fue ampliado y reconstruido por el rey Herodes, convirtiéndose en el punto focal del judaísmo. En la primera guerra judía, fue sitiado por los romanos y destruido por las legiones al mando de Tito en el año 70. Su principal vestigio es el Muro de las Lamentaciones, también conocido como Kotel o Muro Occidental.[5]​ Después de una efímera restauración del culto judío durante la revuelta de Bar Kojba en el siglo II, el área fue ocupada por un vasto complejo de santuarios helénicos construidos por orden de Adriano, en la ciudad de Aelia Capitolina, que sustituyó a Jerusalén. Durante el imperio de Juliano, conocido como el Apóstata por los cristianos, hubo un intento fallido de reconstruir el Templo. En el siglo VII, finalmente y con la ciudad en manos de los musulmanes, se construyó en el área la Cúpula de la Roca y la mezquita Al-Aqsa. Según algunas corrientes de la escatología judía, un Tercer Templo de Jerusalén será reconstruido con la llegada del Mesías.