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Torre de la Estrella

CárchelesPegalajarTorres defensivas de la provincia de Jaén

La Torre de la Estrella son los restos arqueológicos de una antigua torre medieval ubicada en el Cerro Estrella, sierra de los Bodegones, en el límite del término municipal de Pegalajar, lindero con el de Cárcheles, en la provincia de Jaén (Andalucía, España). Se ubica a una altitud de unos 1040 m s. n. m.[1]​

Extracto del artículo de Wikipedia Torre de la Estrella (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores).

Coordenadas geográficas (GPS)

Latitud Longitud
N 37.678916666667 ° E -3.6406944444444 °
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Dirección

Cerro Estrella



Andalucía, España
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Lugares cercanos

Antiguo convento de Santo Domingo (La Guardia de Jaén)
Antiguo convento de Santo Domingo (La Guardia de Jaén)

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y el antiguo convento de Santa María Magdalena de la Cruz forman parte del único conjunto que constituyó el convento fundado por la Orden de Santo Domingo en la localidad de La Guardia de Jaén en la provincia de Jaén (Andalucía, España). Sus obras se iniciaron en la actual ubicación hacia 1539. De estilo inicialmente gótico, la traza seguiría un primer proyecto redactado por Domingo de Tolosa, pasando posteriormente a ser profundamente revisado por Andrés de Vandelvira, que imprimiría su personal sello de corte renacentista al templo y logia del claustro. Aunque el contrato firmado por Vandelvira fijaba un plazo de ejecución de dos años y medio, la actuación del arquitecto se prolongaría un total de veintiséis anualidades, lo cual derivaría en un nuevo encargo a Francisco del Castillo "El Mozo", que ejecutaría la bóveda que cubre el coro, el cerramiento de la fachada, daría fin a la galería del claustro y adornaría este con una fuente dedicada a María Magdalena, advocación principal del convento. En 1577 se fecha esta fuente, año que es considerado cierre de este último periodo constructivo, y final de las obras del convento. Tras la Guerra Civil, la iglesia pasa a ser templo parroquial, recuperándose así tras un largo periodo de abandono motivado por la desamortización. El resto de dependencias conventuales, o bien fueron seccionadas o sufrirían con posterioridad una fuerte transformación, lo que deriva en el estado actual que presenta el conjunto, cuyo claustro y gran parte de sus dependencias anexas estuvieron ocupadas hasta finales de 2007 por la almazara de la "Cooperativa Oleícola San Sebastián". El antiguo convento de Santa María Magdalena es uno de los principales patrimonios monumentales de La Guardia de Jaén y uno los máximos exponentes de la arquitectura del maestro Andrés de Vandelvira, que lega a la iglesia un programa iconográfico de gran valor, y el único ejemplo que conocemos en su producción de una cabecera ochavada. Arquitectura religiosa y a la vez panteón funerario para sus mecenas, los señores de La Guardia, se trata de un edificio que autores como Chueca Goitia han calificado como una de las obras más importantes del arquitecto alcaraceño: «[...] donde Vandelvira renovó la iglesia, creando un presbiterio de gran belleza clásica y con ciertos toques tradicionales en la manera de disponer las bóvedas. El patio o claustro de este convento es de andaluza elegancia».[3]​ La iglesia parroquial y el convento están declarados Bien de Interés Cultural, categoría Monumento, mediante Decreto 507/1975, de 20 de febrero (BOE núm. 69, de 21 de marzo de 1975, pág. 5831).[4]​

Otíñar
Otíñar

Otíñar es un despoblado perteneciente al municipio español de Jaén, en la provincia de Jaén. También es un paraje situado en la denominada Sierra Sur, situado a unos 13 km de la ciudad, y que alberga importantes restos históricos, como son principalmente una aldea medieval de origen árabe y posteriormente cristiana, la Otíñar propiamente dicha, y una colonia agrícola distante unos 2 km de la anterior, erigida en el siglo XIX, y que recibía el nombre de Santa Cristina, si bien también era conocida por el nombre de la población predecesora. Otíñar, desde 1826, se convirtió en una finca privada, hoy segregada en varias parcelas, por lo que fue nombrada frecuentemente antaño como Heredamiento de Otíñar o Hacienda Santa Cristina. Los elementos patrimoniales diseminados a lo largo del señorío, se localizan en un ámbito geográficamente integrado, los Valles de Otíñar, siendo testimonios de la larga historia de este paisaje. En esta trayectoria temporal, pueden destacarse la cueva neolítica de los Corzos, los más de veinte abrigos con manifestaciones de arte rupestre, las canteras de sílex a ambos lados del curso medio del Quiebrajano, la muralla y el dolmen eneolíticos del Cerro Veleta, el sitio romano en la vega del río, el castillo y la aldea medieval, las ruinas de la fortaleza islámica del Cerro Calar, el vítor de Carlos III y la aldea de colonización de Santa Cristina. La ocupación humana en los Valles de Otíñar arranca, en lo que conocemos, desde el Neolítico, cuya impronta temporal se extiende por el paisaje en espacios construidos (necrópolis dolménica, poblado eneolítico amurallado, fortaleza islámica, villa medieval cristiana con su castillo, aldea de colonización decimonónica, etc.), en ámbitos de explotación diversa (vegas agrícolas, recintos ganaderos, canteras de sílex, etc.) y en lugares marcados simbólicamente (estaciones rupestres con pictogramas y petroglifos o el vítor de Carlos III), todo ello enmarcado en un notable espacio natural señalado por este complejo paisaje cultural construido por la superposición de ocupaciones diversas a lo largo de 6.000 años. Esta riqueza patrimonial es consecuencia de la larga explotación de la zona desde hace al menos 6.000 años. En este largo periodo de tiempo ha sido deforestada, cultivada, repoblada, quemada, desecada, perforada por minas y edificada. Cada acto ha dejado su impronta y a grandes rasgos puede leerse en ellos que no ha existido una continuidad en la ocupación aunque sí en el aprovechamiento, y por parte de grupos humanos nunca demasiado numerosos. Conocemos asentamientos de época neolítica, de la Edad del Cobre, romanos, medievales, de época moderna y contemporánea, utilizando cada una de las poblaciones radicadas en el valle un lugar distinto de poblado de la anterior, exigiendo las bases económicas, las ideológicas y las coyunturas políticas, peculiaridades muy dispares para determinar su lugar de ubicación. Santa Cristina, la aldea del siglo XIX, se levanta en una suave loma ligeramente alejada del río pero dominándolo y con algunos cortijos a pie de huerta. La Otíñar medieval se ubicó en un cerro bien defendido con control directo sobre la vía de paso –camino viejo a Granada– y las vegas. El sitio romano estuvo situado en la misma vega, sin pretexto aparente por la defensa pero con un marcado control del cauce fluvial. La comunidad de la Edad del Cobre se asentó en el Cerro Veleta, con una gran visibilidad y dominio del paso preferente. La neolítica estuvo en una cueva, la de los Corzos, enriscada en las alturas de uno de los barrancos más recónditos de la sierra.