place

Iglesia de San Jorge en Velabro

Iglesias católicas de RomaIglesias dedicadas a San JorgeIglesias titulares en Roma
San Giorgio in Velabro
San Giorgio in Velabro

La Iglesia de San Jorge en Velabro (en italiano: Chiesa di San Giorgio in Velabro pronunciado //) es un templo católico en el centro histórico de Roma, ubicado en el Rione de Ripa, en la vía de Velabro.[1]​ La iglesia se encuentra inmediatamente al lado del Arco de los Argentarios y cerca del Arco de Jano, en la pequeña plaza de la Cloaca Máxima, no lejos del lugar donde la leyenda sitúa el descubrimiento de los gemelos Rómulo y Remo por la loba.[2]​ La construcción es el resultado de una ampliación del siglo IX de un edificio diaconal anterior.[3]​ La iglesia, que se encuentra en el territorio de la parroquia de Santa María del Pórtico en Campitelli, y es un rectorado confiado a la Orden de la Santa Cruz,[4]​ es la sede de la diaconía de San Jorge en Velabro, entre cuyos cardenales titulares se encontraban los pontífices Bonifacio IX y Martín V, así como el beato Pedro de Luxemburgo y John Henry Newman.[5]​ Es también la iglesia estacional del jueves después del Miércoles de Ceniza,[6]​ establecida como tal por el papa Gregorio II.[7]​

Extracto del artículo de Wikipedia Iglesia de San Jorge en Velabro (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Iglesia de San Jorge en Velabro
Via del Velabro, Roma Municipio Roma I

Coordenadas geográficas (GPS) Dirección Enlaces externos Lugares cercanos
placeMostrar en el mapa

Wikipedia: Iglesia de San Jorge en VelabroContinuar leyendo en Wikipedia

Coordenadas geográficas (GPS)

Latitud Longitud
N 41.889530555556 ° E 12.483136111111 °
placeMostrar en el mapa

Dirección

San Giorgio in Velabro

Via del Velabro
00153 Roma, Municipio Roma I
Lacio, Italia
mapAbrir en Google Maps

linkWikiData (Q517374)
linkOpenStreetMap (123971348)

San Giorgio in Velabro
San Giorgio in Velabro
Compartir la experiencia

Lugares cercanos

Bocca della Verità
Bocca della Verità

La Boca de la verdad (en italiano: Bocca della Verità) es una antigua máscara de mármol pavonazzetto, colocada en la pared del pronaos de la Iglesia de Santa Maria in Cosmedin, construida sobre un antiguo templo de Hércules en Roma el año 1632. La escultura, datable alrededor del siglo I, tiene un diámetro de 1,75 metros y representa un rostro masculino con barba en el cual los ojos, la nariz y la boca están perforados y huecos.[1]​ No se tiene una completa certeza de a quién es que representa dicho rostro, aunque algunas fuentes sugieren que podría tratarse del dios Neptuno (Poseidón).[2]​[2]​ Tampoco se tiene certeza acerca de su utilidad antigua: si era una fuente, la salida de agua de un compluvium o incluso una cloaca (hipótesis surgida a raíz de su cercanía a la Cloaca Máxima). En cambio, se sabe que la máscara goza de fama antigua y legendaria: se presume que este sea el objeto mencionado en el siglo XI en los Mirabilia Urbis Romae, donde se lee: Un texto alemán del siglo XII describe detalladamente cómo, desde detrás de la boca, el diablo −autodenominándose Mercurio (dios del comercio, pero también de los embrollos)− aferró por largo rato la mano de Juliano el Apóstata (que había engañado a una mujer y ante aquel ídolo debía jurar su buena fe), prometiéndole lavar su reputación y una gran fortuna si volvía al antiguo esplendor del paganismo (actualmente dodecateísmo o helenismo). En otra leyenda alemana de dos siglos después, encontramos la imagen que no osa morder la mano de una dama romana que −aun cuando efectivamente había cometido adulterio− la engañó con un artificio lógico. En efecto, antes de colocar la mano en la Bocca, la mujer simuló un desmayo y un caballero, que pasaba por allí, la socorrió solícitamente. En el momento de la ordalía, la protagonista aseveró que nadie había tocado su cuerpo fuera de su esposo y el mencionado caballero; la mano salió indemne, ya que el caballero en cuestión no era otro que su amante. En el siglo XV algunos viajeros italianos y alemanes aseguran que esta piedra “es llamada piedra de la verdad, pues antiguamente tenía la virtud de mostrar cuándo una mujer ha fallado a su marido”.[4]​ El nombre boca de la verdad aparece en el año 1485, y la escultura aparece mencionada desde entonces entre las curiosidades de Roma, y ha sido reproducida en dibujos y postales. A partir de estos, se sabe que al inicio estaba fuera del pórtico de la iglesia y que fue trasladada tras las restauraciones solicitadas por Urbano VIII en el año 1631. En la película Vacaciones en Roma, Gregory Peck preparó una broma a Audrey Hepburn en la escena que rodaron ante La boca de la verdad. La leyenda sobre este monumento, que se explica en la película, cuenta que quien miente pierde la mano al introducirla en la boca. Así, Peck, sin previo aviso a la actriz, mete la mano y la esconde por debajo de su manga. Esto provoca el susto real de Hepburn. Wyler no dudó un momento en meter la escena de la broma en la película al ver la reacción de Hepburn.

Roca Tarpeya
Roca Tarpeya

La Roca Tarpeya ("rupes Tarpeia" en latín) era una abrupta pendiente de la antigua Roma, junto a la cima sur de la colina Capitolina. Tenía vistas al antiguo foro romano. Durante la República, se utilizó como lugar de ejecución de asesinos y traidores, que eran lanzados desde ella. Tenía una altura de unos 25 metros (80 pies). Hay una expresión latina que dice Arx tarpeia Capitoli proxima (La Roca Tarpeya está cerca del Capitolio) que algunos traducen libremente al castellano como A gran salto, gran quebranto, que significa que quien consigue de improviso una posición elevada social o profesionalmente está muy expuesto a perderla de manera brusca. Según la leyenda, cuando Tito Tacio atacó Roma tras el rapto de las Sabinas, la virgen vestal Tarpeya, hija de Espurio Tarpeyo, que era gobernador de la ciudadela de la colina Capitolina, traicionó a los romanos abriendo las puertas de la muralla. El motivo de la traición fue bastante vulgar: obtener lo que los sabinos «traían en sus brazos». Tarpeya poco se esperaba que, en lugar de brazaletes de oro, obtendría golpes de sus escudos y que sería arrojada al vacío desde la roca que aún hoy lleva su nombre. Hacia el año 500 a. C., Lucio Tarquinio el Soberbio, séptimo y último rey de Roma, niveló la cima de la roca, retirando de ella los altares construidos por los sabinos, y construyendo un templo dedicado a Júpiter Capitolino. En la cima también se construyó un templo dedicado a Saturno, que contenía el tesoro de Roma.