El Reino de Nápoles (en latín: Regnum Neapolitanum, en italiano: Regno di Napoli y en napolitano: Regno 'e Nàpule) fue un reino que, a partir de 1137, ocupó los territorios del antiguo ducado de Nápoles y del resto del Mezzogiorno peninsular. Tras la conquista normanda de Italia Meridional, y durante los primeros períodos de su existencia estuvo unido a la isla de Sicilia bajo el nombre de Reino de Sicilia.
Posteriormente a los reyes normandos de la dinastía de Hauteville, el Estado pasó a ser gobernado por soberanos de la dinastía de los Hohenstaufen y por la dinastía Angevina, aún con el nombre de Reino de Sicilia hasta 1282, cuando, tras las Vísperas sicilianas, se fundó el Reino de Nápoles como resultado de la partición, incluyente todas las tierras peninsulares, del Reino de Sicilia.[1] Su nombre oficial era Regnum Siciliae citra Pharum, es decir, «Reino de Sicilia a este lado del Faro [de Messina]», en oposición a la propia isla de Sicilia, llamada Regnum Siciliae ultra Pharum, o sea, «Reino de Sicilia más allá del Faro [de Messina]».[2]
En 1442, Alfonso V, rey de Aragón, en calidad de hijo adoptivo de la reina Juana II de Nápoles, conquistó el trono del reino, que, a diferencia del de Sicilia, había quedado hasta entonces como dominio de la dinastía Angevina, desde el año 1266. A partir de mediados del siglo XV, el Reino de Nápoles estuvo en poder de la Corona de Aragón, de la Corona de Francia, de la Monarquía Hispánica y de los Habsburgo de Austria, y finalmente fue independiente bajo la dinastía Borbón-Dos Sicilias, desde 1734 hasta 1861, año en que fue incorporado a la Italia unificada.[3]