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Túnel Eurasia

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Eurasia Tunnel2
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El Túnel Eurasia (en turco: Avrasya Tüneli) es un túnel subacuático de carretera en Estambul, Turquía que cruza por debajo del Bósforo. El túnel fue inaugurado oficialmente el 20 de diciembre de 2016[2]​[3]​[4]​ y abierto al tráfico el 22 de diciembre de 2016. El túnel de doble nivel, de 5,4 kilómetros (3,4 mi) de longitud, conecta Kumkapı en la parte europea y Koşuyolu, Kadıköy, en la parte asiática de Estambul, con una ruta de 14,6 kilómetros (9,1 mi) que incluye las carreteras de acceso al túnel.[5]​ Cruza el Bósforo por debajo del lecho marino a una profundidad máxima de -106 metros (347,8 pies).[6]​[7]​[8]​ Está aproximadamente a 1 kilómetro (0,6 mi) al sur del túnel ferroviario submarino Marmaray que fue inaugurado el 29 de octubre de 2013.[9]​ El viaje entre los dos continentes dura aproximadamente 5 minutos.[2]​[5]​[7]​[10]​ Se cobra peaje en ambas direcciones; desde enero de 2024, los automóviles pagan ₺80 (aproximadamente $2.65 US), los minibuses ₺120 (aproximadamente $4 US) y las motocicletas ₺31,20 (aproximadamente $1 US). Durante la noche de 00:00 a 05:00, se aplica un descuento del 50%. Los automóviles pagan ₺40 (aproximadamente $1,30 US), los minibuses ₺60 (aproximadamente $2 US) y las motocicletas ₺15,60 (aproximadamente $0,50 US).[1]​

Extracto del artículo de Wikipedia Túnel Eurasia (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Túnel Eurasia
Avrasya Tüneli, Estambul Sultan Ahmet Mahallesi

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Imperio otomano
Imperio otomano

El Imperio otomano (en turco moderno: Osmanlı İmparatorluğu o Osmanlı Devleti), oficialmente el Sublime Estado Otomano (en turco otomano: دولت عالیه عثمانیه Devlet-i Aliyye-i Osmâniyye), fue un Estado multiétnico gobernado por la dinastía osmanlí. Era conocido como el Imperio turco por sus contemporáneos, aunque los gobernantes osmanlíes jamás utilizaron ese nombre para referirse a su Estado. El Imperio otomano comenzó siendo uno más de los pequeños estados turcos que surgieron en Asia Menor durante la decadencia del Imperio turco selyúcida. Los turcos otomanos fueron controlando paulatinamente a los demás estados turcos, sobrevivieron a las invasiones mongolas y bajo el reinado de Mehmed II (1451-1481) acabaron con lo que quedaba del Imperio bizantino. La primera fase de la expansión otomana tuvo lugar bajo el gobierno de Osmán I (1288-1326) y siguió en los reinados de Orhan I, Murad I y Bayezid I, a expensas de los territorios del Imperio bizantino, Bulgaria y Serbia. Bursa cayó bajo su dominio en 1326 y Adrianópolis en 1361. Las victorias otomanas en los Balcanes alertaron a Europa Occidental sobre el peligro que este Imperio representaba y fueron el motivo central de la organización de la Cruzada de Segismundo de Hungría. El sitio que pusieron los otomanos a Constantinopla fue roto gracias a Tamerlán, caudillo de los mongoles, quien tomó prisionero a Beyazid en 1402, pero el control mongol sobre los otomanos duró muy poco. Finalmente, el Imperio otomano logró conquistar Constantinopla en 1453. En su máximo esplendor, entre los siglos XVI y XVII se expandía por tres continentes, ya que controlaba una vasta parte del sureste europeo, de Oriente Próximo y del norte de África: limitaba al oeste con el Sultanato de Marruecos, al este con Persia y el mar Caspio, al norte con el Zarato ruso, la Monarquía Habsburgo (Hungría y el Sacro Imperio Romano Germánico) y la Mancomunidad de Polonia-Lituania, y al sur con Sudán, Eritrea, Somalia y el Emirato de Diriyah (Arabia). El Imperio otomano poseía 29 provincias, además de Moldavia, Transilvania, Valaquia y Crimea, que eran Estados vasallos. El Imperio estuvo en el centro de las interacciones entre el Este y el Oeste durante seis siglos. Con Constantinopla como capital y el territorio que se conquistó bajo Solimán el Magnífico —aproximadamente correspondiente a las tierras gobernadas por Justiniano el Grande mil años antes, salvo las de Europa occidental—, el Imperio otomano era, en muchos aspectos, el sucesor islámico de los antiguos imperios clásicos. Numerosos rasgos y tradiciones culturales de estos (en campos como la arquitectura, la cocina, el ocio y el gobierno) fueron adoptados por los otomanos, quienes los elaboraron en nuevas formas. Estos rasgos culturales más tarde se mezclaron con las características de los grupos étnicos y religiosos que vivían dentro de los territorios otomanos y crearon una nueva y particular identidad cultural otomana. Durante el siglo XIX, diversos territorios del Imperio otomano se independizaron, principalmente en Europa. Las sucesivas derrotas en guerras y el auge de los nacionalismos dentro del territorio llevaron al decaimiento del poder del imperio. Su participación en la Primera Guerra Mundial seguido con la ocupación de Constantinopla y el surgimiento de movimientos revolucionarios dentro de Turquía le dieron el golpe mortal y resultó en la partición del Imperio otomano. El Imperio bajo la dirección de un sultán fue abolido el 1 de noviembre de 1922 y un año después, el califato. Los movimientos revolucionarios que lo habían derrocado se agruparon y fundaron el 29 de octubre de 1923 la República de Turquía.[10]​

Bizancio
Bizancio

Bizancio (griego antiguo Βυζάντιον, Byzàntion, latín Byzantium) fue una ciudad antigua helena situada en Tracia en la parte occidental de la entrada del estrecho del Bósforo, en el continente europeo, sobre una parte de la actual ciudad de Estambul, y que ha ocupado un lugar destacado en la Historia. Colonia griega desde la antigüedad, fue refundada por el emperador romano Constantino I el Grande en 330 bajo el nombre de Constantinopla (en griego: Κωνσταντινούπολις; Constantinopolis). Fue la capital y el centro de la cultura clásica del Imperio romano de oriente, o Imperio bizantino según los bizantinistas, constituyendo el origen de la actual ciudad turca de Estambul.[1]​ Durante más de 1000 años como Constantinopla, resistió todas las tentativas de conquista de sus diferentes enemigos, hasta su caída en manos de los turcos otomanos el 29 de mayo de 1453, lo que marcó su fin de ciudad greco-romana e inició el de ciudad turca, que finalmente adoptó el nombre de Estambul. Se encontraba en un lugar estratégico, desde donde se podía controlar la navegación entre Europa Oriental, los Balcanes, el mar Egeo y el norte de África, incluyendo a Egipto y Asia Menor. Aunque, según Polibio en Historias, la ubicación por tierra no era tan favorable, pero por el mar controlaban la entrada al Ponto Euxino, por lo que nadie podía pasar sin su consentimiento. En la zona del Ponto se comerciaba con esclavos y era rica en artículos de primera necesidad como ganados y otras mercaderías de primera calidad como miel, cera y salazones de pescado, además de gran variedad de vinos y trigo.

Imperio bizantino
Imperio bizantino

Se denomina como Imperio romano de Oriente, Imperio bizantino o, simplemente, Bizancio [3]​ a la mitad oriental del Imperio romano desde el 395, que pervivió durante toda la Edad Media y el comienzo del Renacimiento. Su capital se encontraba en Constantinopla (griego: Κωνσταντινούπολις, actual Estambul), construida sobre la antigua Bizancio, importante ciudad colonial de la Tracia griega fundada hacia eI 667 a. C. El Imperio bizantino es también conocido como el Imperio romano de Oriente, especialmente para hacer referencia a sus primeros siglos de existencia, durante la Antigüedad tardía, época en que el Imperio romano de Occidente todavía existía. Debido a su posterior carácter helenístico —al punto de reemplazar al latín por el griego como lengua oficial— algunos historiadores han optado por referirse a este Estado como un imperio esencialmente griego.[4]​ A lo largo de su dilatada historia, el Imperio bizantino sufrió numerosos reveses y pérdidas de territorio, especialmente durante las guerras contra los sasánidas, normandos, búlgaros, árabes y, por último, turcos. Aunque su influencia en África del Norte y Oriente Próximo decayó como resultado de estos conflictos, el imperio continuó siendo una importante potencia militar y económica en Europa, Oriente Próximo y el Mediterráneo oriental durante la mayor parte de la Edad Media. Tras una última recuperación durante la dinastía Comneno en el siglo XII, el Imperio comenzó una prolongada decadencia que culminó con la caída de Constantinopla y la conquista del resto de territorios bizantinos por los turcos otomanos en el siglo XV. Durante este milenio de existencia, el Imperio fue un bastión del cristianismo e impidió el avance del islam hacia Europa Occidental. También fue uno de los principales centros comerciales del mundo, estableciendo una moneda de oro estable que circuló por toda el área mediterránea. Influyó de modo determinante en las leyes, los sistemas políticos y las costumbres de gran parte de Europa y de Oriente Medio, y gracias a él se conservaron y transmitieron muchas de las obras literarias y científicas del mundo clásico y de otras culturas. En tanto que es la continuación oriental del Imperio romano, su transformación en una entidad cultural diferente de Occidente puede verse como un largo proceso que se inició cuando el emperador Constantino I el Grande trasladó la capital imperial a Constantinopla en el año 330, continuó con la división definitiva del Imperio tras la muerte de Teodosio I en 395 y la posterior caída en 476 del Imperio romano de Occidente, y alcanzó su culminación durante el siglo VII, bajo el emperador Heraclio I, con cuyas reformas el Imperio adquirió un carácter marcadamente diferente al del viejo Imperio romano. Algunos académicos, como Theodor Mommsen, han afirmado que hasta Heraclio puede hablarse con propiedad del Imperio romano de Oriente, pues este sustituyó el antiguo título imperial de «augusto» por el de basileus (palabra griega que significa 'rey' o 'emperador') y reemplazó el latín por el griego como lengua administrativa en el 620, tras lo cual el Imperio tuvo un marcado carácter helénico. En todo caso, el término Imperio bizantino fue creado por la erudición ilustrada de los siglos XVII y XVIII y nunca fue utilizado por los habitantes de este imperio, que prefirieron denominarlo siempre Imperio romano (en griego: Βασιλεία Ῥωμαίων, Basilía Roméon o Ῥωμανία, Romanía) durante toda su existencia.