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Monte Aventino

Colinas de Roma
Ripa Aventino CavalieriDiMalta
Ripa Aventino CavalieriDiMalta

El monte Aventino o colina Aventino es una de las siete colinas sobre las que se construyó la antigua Roma. Debido a su condición de punto estratégico para el control del comercio sobre el río Tíber, esta colina fue completamente fortificada en el año 1000.[1]​ Según la historia[2]​ en uno de los conflictos entre patricios y plebeyos, en 494 a. C., los plebeyos se retiraron al Aventino y amenazaron con fundar una nueva ciudad. Ante esta amenaza, los patricios cedieron a los reclamos de los plebeyos.[3]​ Por analogía, se ha llamado Secesión Aventina a la actitud de los diputados opositores que abandonaron las tareas legislativas durante varios meses, en protesta por el asesinato de Giacomo Matteotti, durante el régimen fascista liderado por Benito Mussolini. La colina es hoy una elegante zona residencial de Roma arquitectónicamente muy rica. Pertenece al rione de Ripa.

Extracto del artículo de Wikipedia Monte Aventino (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Monte Aventino
Via di Santa Prisca, Roma Municipio Roma I

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N 41.883333333333 ° E 12.483333333333 °
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Via di Santa Prisca 14
00153 Roma, Municipio Roma I
Lacio, Italia
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Ripa Aventino CavalieriDiMalta
Ripa Aventino CavalieriDiMalta
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Lugares cercanos

Santuario de Júpiter Doliqueno
Santuario de Júpiter Doliqueno

El santuario de Júpiter Doliqueno (en latín Dolocenum, Doliqueno) era un templo romano situado en la colina del Aventino (Roma). Existía también un segundo santuario en el Esquilino. Construido en la época de Antonino Pío, que favoreció los cultos orientales, el sello de los ladrillos refleja una fecha de construcción posterior a 138, mientras que una inscripción lo data en 150. En la segunda mitad del siglo II disponía de una cubierta (inicialmente abierta), según señalan los sellos de las baldosas. Fue restaurado varias veces en el siglo III, cuando el culto de Júpiter Doliqueno, deidad procedente de Asia Menor, estaba en su apogeo. El templo estaba incluido en los Cataloghi Regionari y gracias a diversos descubrimientos se pudo situar en la vecindad de las basílicas de Santa Sabina y la de los santos Bonifacio e Alesio. Fue encontrado en 1935 con ocasión de la apertura de la vía San Domenico, excavando el lado mayor al norte y parte de los lados menores y encontrando un patio con restos de edificaciones anteriores, probablemente de la época augustea. La planta total mide 22,60 x 12 m. Disponía de una gran sala central precedida de atrio y dos estancias menores adyacentes, casi cuadradas. La gran sala central era la más importante y aquí se encontraron restos de un altar y una gran inscripción a Júpiter Doliqueno por parte de Annius Iulianus y Annius Victor. Dos bancos enfrentados y adosados a los muros de la gran sala probablemente indican que se celebrasen allí banquetes sagrados. Una de las estancias laterales podría haber sido una schola y la otra, se podría utilizar para las lustraciones. Al contrario que los mitreos o templos dedicados a Mitra, los doliquenos no tenían una distribución estándar definida. En el edificio se descubrieron muchas estatuas, relieves e inscripciones, que han mostrado un culto sincrético, que tendía a añadir deidades diferentes, especialmente las de los edificios sagrados vecinos al Aventino: Diana, Isis, Serapis, Mitra, los Dioscuros, el Sol y la Luna. Estos objetos están conservados en los Museos Capitolinos.

Bocca della Verità
Bocca della Verità

La Boca de la verdad (en italiano: Bocca della Verità) es una antigua máscara de mármol pavonazzetto, colocada en la pared del pronaos de la Iglesia de Santa Maria in Cosmedin, construida sobre un antiguo templo de Hércules en Roma el año 1632. La escultura, datable alrededor del siglo I, tiene un diámetro de 1,75 metros y representa un rostro masculino con barba en el cual los ojos, la nariz y la boca están perforados y huecos.[1]​ No se tiene una completa certeza de a quién es que representa dicho rostro, aunque algunas fuentes sugieren que podría tratarse del dios Neptuno (Poseidón).[2]​[2]​ Tampoco se tiene certeza acerca de su utilidad antigua: si era una fuente, la salida de agua de un compluvium o incluso una cloaca (hipótesis surgida a raíz de su cercanía a la Cloaca Máxima). En cambio, se sabe que la máscara goza de fama antigua y legendaria: se presume que este sea el objeto mencionado en el siglo XI en los Mirabilia Urbis Romae, donde se lee: Un texto alemán del siglo XII describe detalladamente cómo, desde detrás de la boca, el diablo −autodenominándose Mercurio (dios del comercio, pero también de los embrollos)− aferró por largo rato la mano de Juliano el Apóstata (que había engañado a una mujer y ante aquel ídolo debía jurar su buena fe), prometiéndole lavar su reputación y una gran fortuna si volvía al antiguo esplendor del paganismo (actualmente dodecateísmo o helenismo). En otra leyenda alemana de dos siglos después, encontramos la imagen que no osa morder la mano de una dama romana que −aun cuando efectivamente había cometido adulterio− la engañó con un artificio lógico. En efecto, antes de colocar la mano en la Bocca, la mujer simuló un desmayo y un caballero, que pasaba por allí, la socorrió solícitamente. En el momento de la ordalía, la protagonista aseveró que nadie había tocado su cuerpo fuera de su esposo y el mencionado caballero; la mano salió indemne, ya que el caballero en cuestión no era otro que su amante. En el siglo XV algunos viajeros italianos y alemanes aseguran que esta piedra “es llamada piedra de la verdad, pues antiguamente tenía la virtud de mostrar cuándo una mujer ha fallado a su marido”.[4]​ El nombre boca de la verdad aparece en el año 1485, y la escultura aparece mencionada desde entonces entre las curiosidades de Roma, y ha sido reproducida en dibujos y postales. A partir de estos, se sabe que al inicio estaba fuera del pórtico de la iglesia y que fue trasladada tras las restauraciones solicitadas por Urbano VIII en el año 1631. En la película Vacaciones en Roma, Gregory Peck preparó una broma a Audrey Hepburn en la escena que rodaron ante La boca de la verdad. La leyenda sobre este monumento, que se explica en la película, cuenta que quien miente pierde la mano al introducirla en la boca. Así, Peck, sin previo aviso a la actriz, mete la mano y la esconde por debajo de su manga. Esto provoca el susto real de Hepburn. Wyler no dudó un momento en meter la escena de la broma en la película al ver la reacción de Hepburn.