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Cementerio de Farkasrét

Arquitectura de Hungría del siglo XIXBudapestCementerios de Hungría
Griff szobor a Farkasréti temetőben2
Griff szobor a Farkasréti temetőben2

El Cementerio de Farkasrét[1]​ (en húngaro: Farkasréti temető) es uno de los cementerios más famosos de Budapest en Hungría. Se inauguró en 1894 y es conocido por su espectacular vista hacia la ciudad (varias personas lo aprecian más como una zona turística que como un cementerio). Comprende las tumbas de numerosos personajes notables húngaros y es el lugar preferido para sepultar los actores y artistas (cantantes de ópera, músicos, pintores, escultores, arquitectos, escritores, poetas). También incluye las tumbas de varios científicos, académicos y deportistas. Las tumbas se adornan a menudo con esculturas notables. Se dispone de parques de la década de 1950, cuando adquirió su aspecto actual y se expandió. La sala mortuoria y la nueva capilla se construyeron en la década de 1980 según los planes de Imre Makovecz. En la era comunista, los funerales religiosos estaban prohibidos en el cementerio Kerepesi, por lo que se convirtió en el único lugar disponible para los que querían un funeral religioso.

Extracto del artículo de Wikipedia Cementerio de Farkasrét (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Cementerio de Farkasrét
Farkasréti temető, Budapest Farkasrét

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Coordenadas geográficas (GPS)

Latitud Longitud
N 47.483852777778 ° E 19.004855555556 °
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Dirección

Központi kegyeleti hely

Farkasréti temető
1124 Budapest, Farkasrét
Hungría
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Griff szobor a Farkasréti temetőben2
Griff szobor a Farkasréti temetőben2
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Lugares cercanos

República Soviética Húngara
República Soviética Húngara

La República Soviética Húngara (en húngaro: Magyarországi Tanácsköztársaság), oficialmente República Soviética Federal Socialista de Hungría[1]​ (en húngaro: Magyarországi Szocialista Szövetséges Tanácsköztársaság) fue un régimen comunista en Hungría, instaurado por la unión del Partido Socialdemócrata y el Partido Comunista en la primavera de 1919, ante la grave crisis interna en el país. Se inició el 21 de marzo de 1919 y terminó el 1 de agosto del mismo año.[2]​ Incapaz de alcanzar un acuerdo con la Entente que mantenía el bloqueo económico a Hungría, acosada por los países vecinos por disputas territoriales y embarcada en un profundo cambio social interno, la república fracasó en sus objetivos y quedó abolida a comienzos de agosto. La presentación de la nota Vyx condujo a la caída del Gobierno de Károlyi —para entonces sin apoyo significativo—[3]​ y a la proclamación de la república soviética al día siguiente, 21 de marzo de 1919.[4]​ Su principal figura fue el comunista Béla Kun,[2]​ a pesar de que la mayoría del nuevo Gobierno era socialista.[5]​ Aparentemente democrático,[6]​ el nuevo sistema concentraba en realidad el poder en el nuevo Consejo de Gobierno, que lo ejerció de manera autoritaria en nombre, presuntamente, de la clase trabajadora.[7]​ El nuevo régimen no logró alcanzar un acuerdo con la Entente que supusiese el levantamiento del bloqueo económico, la mejora del trazado de las nuevas fronteras o el reconocimiento del nuevo Gobierno por las potencias vencedoras de la guerra mundial.[8]​ Se reorganizó el Ejército y se trató de recuperar los territorios perdidos a manos de los países vecinos, objetivo que suscitó amplio apoyo en todas las clases sociales, no solo en las más favorables al nuevo gobierno.[9]​ Por su parte, los países vecinos utilizaron la lucha contra el comunismo, primero contra el Gobierno de Károlyi y más tarde contra la república soviética, como justificación de sus ambiciones expansionistas.[10]​ Al comienzo y respaldados por razones patrióticas por oficiales conservadores, las fuerzas de la república avanzaron contra los checoslovacos en Eslovaquia,[11]​ tras sufrir una derrota en el este a manos del Ejército rumano a finales de abril, que llevó a este a las orillas del Tisza.[12]​ A mediados de junio se proclamó una República Soviética Eslovaca, que duró dos semanas, hasta el repliegue húngaro por exigencia de la Entente.[11]​ El 20 de julio, la república lanzó un nuevo ataque contra las posiciones rumanas.[13]​ Tras unos días de avance, los rumanos lograron detener la ofensiva,[14]​ romper el frente y alcanzar la capital húngara, pocos días después del fin de la república soviética, abolida el 2 de agosto.[13]​[15]​ Los dirigentes húngaros aplicaron medidas doctrinarias tanto en política exterior como interior que les hicieron perder el favor de la mayoría de la población.[10]​ El intento del nuevo Gobierno de cambiar profundamente el modo de vida y el sistema de valores de la población resultó un rotundo fracaso.[16]​ El empeño por convertir la feudal Hungría en una utopía marxista resultó infructuoso por una mezcla de falta de tiempo, de personal experimentado en la Administración y de organización, así como de ingenuidad gubernamental, tanto política como económica, en algunas de sus medidas.[16]​ El Gobierno fracasó en sus intentos de lograr el apoyo campesino, mantener la producción agrícola y abastecer las ciudades, en parte por su propia ineptitud[cita requerida] y en parte por la situación que impedía soluciones rápidas.[17]​ Tras la retirada de Eslovaquia, ordenó la aplicación de algunas medidas con las que trató de recobrar popularidad, con escaso éxito.[18]​ Se rescindió la prohibición de venta de bebidas alcohólicas, se planeó la entrega de algunas parcelas a los campesinos sin tierra y se trató de mejorar la situación monetaria o el abastecimiento de alimentos.[18]​ Incapaz de aplicarlas, entre junio y julio la república había perdido el respaldo de la mayoría de la población, lo que condujo, junto a las derrotas militares, a su caída.[18]​ Al fracaso de la reforma interna se unió el de la política exterior: el aislamiento político y económico de la Entente, el fracaso militar ante los países vecinos y la imposibilidad de unir fuerzas con las unidades soviéticas rusas coadyuvaron en el hundimiento de la república soviética.[19]​ Al Gobierno social-comunista le sucedió uno exclusivamente socialista el 1 de agosto.[5]​ En grave crisis ya en julio, se disolvió en agosto; sus dirigentes huyeron[14]​ al extranjero mientras el poder volvía a manos de la aristocracia feudal y nacionalista que lo había detentado el siglo anterior.[19]​

Castillo de Buda
Castillo de Buda

El castillo o palacio de Buda (en húngaro: Budai Vár; en alemán: Burgpalast) es la residencia histórica de los reyes húngaros en Budapest, Hungría. En el pasado también fue llamado Palacio Real (en húngaro: Király-Palota) y Castillo Real (en húngaro: Királyi Vár; en alemán: Königliche Burg). El castillo se construyó en estilo tardogótico durante el siglo XIV en el extremo sur de la colina donde se halla actualmente, cerca del Distrito del castillo (Várnegyed), que es famoso por las casas y edificios públicos medievales, barrocos y del siglo XIX. El castillo fue completamente reconstruido a mediados del siglo XVIII (1748-1769) en estilo tardobarroco, como símbolo del dominio de los Habsburgo sobre la Hungría recuperada al Imperio otomano.[1]​ La extensión actual del edificio data, sin embargo, de la segunda mitad del siglo XIX cuando su superficie fue duplicada por Miklós Ybl y Alajos Hauszmann en un pomposo estilo neobarroco. El castillo resultante, terminado solo en 1904, se convirtió en una de las residencias reales más extensas y monumentales de Europa.[2]​ Como consecuencia de su posición dominante sobre la ciudad, el Castillo Real fue seriamente dañado durante el sitio de Budapest al final de la Segunda Guerra Mundial. Aprovechando su estado semi ruinoso, el nuevo gobierno comunista húngaro empezó la reconstrucción del edificio en un severo estilo neoclásico. Las exuberantes decoraciones finiseculares y las diversas referencias a la monarquía habsbúrguica fueron eliminadas en pro de un estilo más neutro e ahistórico. En el interior, los antiguos aposentos reales dieron paso a amplias salas de exhibiciones.[3]​[4]​ Diversas instituciones se asentaron en el viejo castillo como la Galería Nacional Húngara o el Museo de Historia de Budapest. Paralelamente, los jardines decimonónicos situados en el pendiente de la colina desaparecieron para permitir la recreación de las fortificaciones medievales.[2]​ El castillo de Buda forma parte del Patrimonio de la Humanidad de Budapest, declarado en 1987.