La basílica de San Lorenzo, cuyo nombre completo es basílica colegial prepositural de San Lorenzo Mayor (en italiano, basilica collegiata prepositurale di San Lorenzo Maggiore) (conocida en la época paleocristiana como basilica palatina y hoy también como San Lorenzo alle Colonne), es una basílica católica de Milán construida en tiempos romanos. Entre las iglesias más antiguas de la ciudad, el edificio fue reconstruido y modificado varias veces en las formas externas conservando casi por completo la planta primitiva de la época tardo-imperial, que se construyó entre 390 y 410:[1] junto con las opuestas columnas de San Lorenzo, un tiempo parte del antiportico del edificio, se considera uno de los principales complejos monumentales de la época romana tardoimperial de Milán, en el período en el que la ciudad romana de Mediolanum (la Milán moderna) fue la capital del Imperio Romano de Occidente (papel que desempeñó de 286 al 402). También se cree que la basílica es el primer edificio de simetría central del Occidente cristiano[2] y una de las basílicas paleocristianas de Milán.
El nombre primigenio de basilica palatina, posteriormente cambiado a «San Lorenzo», deriva de la proximidad al palacio imperial romano de Milán, llamado genéricamente palatium.[3] El período comprendido entre los siglos XI y XII fue muy problemático para el edificio: fuertemente arruinado por dos incendios en 1071 y 1075, su cúpula se derrumbó en 1103, solo para ser destruida nuevamente junto con parte del edificio en otro incendio en 1124. A continuación, la iglesia fue reconstruida en estilo románico conservando inalterada la distribución interior original.
Si a lo largo del Medioevo la basílica de San Lorenzo siguió siendo un símbolo del legado imperial romano en Milán, en el Renacimiento el templo se convirtió en un símbolo de los cánones clásicos perdidos buscados por los humanistas, así como en un famoso caso de estudio de las soluciones estáticas adoptadas para sostener una cúpula tan monumental, y fue estudiado entre otros por Bramante, Filarete, Leonardo y Giuliano da Sangallo.
La planta, cuya estructura se ha mantenido prácticamente inalterada desde su fundación, está formada por un cuadrado y un círculo superpuesto, propiamente llamada tetraconco o planta central cuadrada con cuatro ábsides, uno a cada lado. Por ello el aula se organiza como una estructura concéntrica con la planta exterior para formar un deambulatorio a su alrededor, aquí de forma octogonal con pilares triangulares calados y exedras porticadas en dos órdenes horizontales superpuestos, en correspondencia con los ábsides: el inferior con pilastras de orden dórico y el superior de orden jónico que actúa como matroneo (galería de mujeres). De la antigua basílica paleocristiana solamente se han conservado la capilla de San Aquilino y la capilla de San Hipólito.