El accidente ferroviario de Santiago de Compostela o accidente de Angrois se produjo el miércoles 24 de julio de 2013 cuando un tren Alvia, que viajaba de Madrid a Ferrol, descarriló en la curva A Grandeira de Angrois, a unos tres kilómetros de la estación de Santiago de Compostela. De las 224 personas que viajaban a bordo —218 pasajeros y seis tripulantes—, 144 resultaron heridas y 80 fallecieron.
El tren (un Serie 730 de Renfe) viajaba a 191 km/h cuando entró en la curva del accidente, duplicando la velocidad máxima de 80 km/h. Instantes antes, el maquinista había estado haciendo una llamada telefónica con el personal del tren, por lo que no atendió a las señales de reducción de velocidad y había perdido la orientación en la vía, percatándose demasiado tarde de la cercanía de la curva de Angrois. Si bien accionó el freno de emergencia, no se pudo evitar el descarrilamiento de todos los vehículos del tren (13) y el volcado de cuatro de ellos. Una cámara de seguridad captó el descarrilamiento en video.
En el lugar del accidente, el sistema de seguridad utilizado era el Anuncio de Señales y Frenado Automático (ASFA), puesto que bajo la supervisión del director de Seguridad en la Circulación de Adif se había desactivado el sistema ERTMS, el cual hubiera detenido automáticamente al tren al detectar el exceso de velocidad.[4]
La investigación judicial del accidente terminó en diciembre de 2018. Entre octubre de 2022 y julio de 2023 transcurrió el juicio.[5] En julio de 2024 se publicó la sentencia del caso, en la que se hizo responsables tanto al maquinista Francisco José Garzón, como al director de Seguridad de Adif, Andrés Cortabitarte, de 79 delitos de homicidio por negligencia profesional grave.
Es uno de los accidentes ferroviarios más graves de España, solo superado por la catástrofe de Torre del Bierzo (León), ocurrida en 1944.