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Museo de la RDA

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Museos sobre la Guerra Fría
DDR Museum (Berlin) Schriftzug
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El Museo de la RDA es un museo de historia ubicado en Berlín, Alemania.[1]​ Se encuentra en un distrito federal de la antaño República Democrática Alemana (RDA, o Alemania del Este), justo sobre el río Spree, al otro lado de la catedral de Berlín. El museo trata en sus exhibiciones la vida diaria en la Alemania Oriental en los años de la Guerra Fría, considerándose en la actualidad de los museos más importantes de la capital. El museo fue inaugurado en julio de 2006 bajo el lema «Historias palpables», financiado por fundaciones privadas, cosa algo atípica ya que en Alemania la mayoría de museo de esta categoría son públicos.[2]​ A pesar de las críticas iniciales por este motivo, se ha convertido en uno de los museos más visitados de Berlín (con unos 5 millones de visitas en su primera década de actividad) y, en 2008 y 2012, fue nominado para el Premio del museo europeo del año. La idea de un museo dedicado a la Alemania Oriental fue concebida por el etnólogo Peter Kenzelmann tras percatarse, durante un viaje a Berlín, que no existía ninguno dedicado a esta importante época de la historia alemana.[3]​

Extracto del artículo de Wikipedia Museo de la RDA (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Museo de la RDA
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DDR Museum (Berlin) Schriftzug
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Palacio Real de Berlín
Palacio Real de Berlín

El Palacio Real de Berlín (en alemán: Berliner Schloss) era una antigua residencia real situada en el centro (Mitte) de dicha ciudad. Fue la sede de la casa de Hohenzollern y, por ello, sucesivamente la principal residencia de los electores de Brandeburgo, reyes de Prusia y emperadores de Alemania.[1]​ La primera piedra del edificio se colocó en 1443, pero posteriormente el edificio sufrió varias modificaciones y ampliaciones, destacando la renacentista en el siglo XV y la gran transformación barroca a inicios del siglo XVIII, hecho que coincidió con la creación del reino de Prusia. Exteriormente, el proyecto barroco de Andreas Schlüter y Johann Friedrich Eosander von Göthe permaneció inalterado hasta la adición de la cúpula por Friedrich August Stüler a mediados del siglo XIX. No obstante, a lo largo de su historia el palacio experimentó innumerables alteraciones en sus interiores siguiendo el estilo y las costumbres imperantes en cada época. Con 1210 habitaciones, era considerado la mayor obra arquitectónica barroca al norte de los Alpes.[2]​ El edificio fue testigo de la Revolución de marzo de 1848. Además, fue allí donde el emperador Guillermo II instó a los berlineses a ir a la Primera Guerra Mundial después de la movilización rusa y donde se proclamó la efímera República Socialista Libre de Alemania en 1918. Dañado durante los bombardeos aliados y la batalla de Berlín de 1945, fue completamente demolido en 1950 por orden de Walter Ulbricht, líder socialista de la República Democrática Alemana. Tras la reunificación alemana de 1990 se lanzó el proyecto del Humboldt Forum, una reconstrucción parcial del antiguo palacio real destinada a fines culturales. El nuevo edificio, diseñado por el arquitecto italiano Franco Stella, comenzó a construirse en 2013 y se terminó en diciembre de 2020.[3]​[4]​

Marx-Engels Forum
Marx-Engels Forum

El Marx-Engels-Forum es un parque público en el distrito de Mitte en Berlín, capital de Alemania. El nombre es por Karl Marx y Friedrich Engels, autores del Manifiesto Comunista de 1848 y considerados los fundadores del comunismo. El parque fue creado por las autoridades de la RDA en 1986. El Marx-Engels-Forum está en la orilla este del Spree, frente al lugar anteriormente ocupado por el Palacio de la República (ahora demolido) y el Palacio Real. Antes de la Segunda Guerra Mundial esta zona entre el río y Alexanderplatz era un barrio densamente poblado. Esta área, que incluía la oficina de correos, fue intensamente bombardeada en 1944/45 y la mayoría de sus edificios quedaron en ruinas. Después de la guerra se eliminaron esas ruinas pero no se construyó nada aquí. Cuando se iba a reconstruir Nikolaiviertel (al lado) en 1977, las autoridades de la RDA planearon una zona verde entre el Palacio de la República y la Torre de telecomunicaciones de Berlín. El escultor Ludwig Engelhardt fue nombrado director del proyecto para construir en la zona un homenaje a Marx y Engels, los fundadores de la ideología comunista que profesaba el régimen de la RDA. Consiste en una parque arbolado rectangular con un gran área circular pavimentada en el centro, con una escultura de bronce representando a Marx (sentado) y a Engels (de pie), realizada por el propio Engelhardt. Detrás de las estatuas hay un muro con relieves representando escenas de la historia del movimiento socialista alemán. Se inauguró en 1986. Tras la reunificación alemana en 1990, el futuro del Marx-Engels Forum se convirtió en objeto de controversia. Algunos berlineses lo ven como una reliquia no deseada de un régimen extinto, y defienden que se eliminen las estatuas y se renombre el parque. Otros consideran que el lugar tiene significancia tanto histórica como artística, y debe ser preservado. Esta última postura es la que ha prevalecido. Hoy, las estatuas son una atracción turística, y mucha gente se sienta en las rodillas de Marx para hacerse una foto. Respecto a la extensión de la línea U5 del metro que está planificada y que tendrá el parque en obras durante varios años, el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, ha abierto recientemente el debate acerca de si reconstruir el barrio medieval que había allí cuando terminen las obras.

Imperio alemán
Imperio alemán

El Imperio alemán (en alemán: Deutsches Reich o Deutsches Kaiserreich) fue la forma de Estado que existió en Alemania desde su unificación y la proclamación de Guillermo I como emperador, el 18 de enero de 1871, hasta 1918, cuando se convirtió en una república después de la derrota en la Primera Guerra Mundial y la abdicación de Guillermo II (9 de noviembre de 1918).[1]​ Como resultado de la “revolución desde arriba”, el canciller prusiano Otto von Bismarck logró zanjar la “cuestión alemana” en los años 1860. Subsiguientemente, resolvió la cuestión del poder interno mediante el conflicto constitucional prusiano (1862-1866) contra el Parlamento y en favor del ejecutivo. Posteriormente la cuestión del poder político externo se resolvió por la guerra de los Ducados (1864) y por la guerra austro-prusiana (1866) en el sentido de la “pequeña Alemania” —con exclusión de Austria— y en la guerra franco-prusiana (1870-1871).[2]​ La victoria de Prusia y sus aliados en este último conflicto condujo a la fundación del Imperio alemán.[3]​ Los reyes de Sajonia y Baviera, los príncipes, duques y electores de Brunswick, Baden, Hanóver, Mecklemburgo, Wurtemberg y Oldemburgo juraron lealtad al rey de Prusia, que se convirtió en Káiser de los 39 Estados independientes que así se unieron.[4]​ Bismarck preparó un amplio esquema, la Constitución alemana del norte, de 1866, que se convirtió en la Constitución alemana de 1871, con algunos ajustes. Alemania adquirió algunos rasgos democráticos y en el nuevo Imperio había un parlamento con dos cámaras. La Cámara baja, o Reichstag, era elegida por sufragio universal masculino.[1]​ Sin embargo, las circunscripciones originales elaboradas en 1871 nunca se volvieron a rediseñar para reflejar el crecimiento de las zonas urbanas. Como resultado, en el momento de la gran expansión de las ciudades alemanas entre los años 1890 y 1900, las zonas rurales estaban excesivamente representadas. Una de las características del gobierno fue la retención de una parte muy importante del poder político por parte de la élite terrateniente, los junkers.[5]​ La legislación también requería la aprobación del Bundesrat, el Consejo federal de diputados de los Estados del Reich. El poder ejecutivo residía en el emperador, o Káiser (por el caudillo romano César). Al emperador se le dieron amplios poderes por la Constitución. El canciller era el comandante en jefe supremo de las fuerzas armadas y el árbitro final de las relaciones internacionales. Oficialmente, el canciller era un gabinete de un solo hombre y era responsable de la marcha de prácticamente todos los asuntos del Estado, como la burocracia de altos funcionarios a cargo de las finanzas, la guerra, las relaciones internacionales, etc.; se parecía al Presidente del Consejo de Ministros. El Reichstag tenía el poder de aprobar, modificar o rechazar proyectos de ley y de iniciar una legislación.[6]​ Aunque de iure todos los Estados tenían el mismo poder ejecutivo, prácticamente el Imperio estaba dominado por el Reino de Prusia, su Estado más grande y poderoso. Se extendía por el norte y poseía las dos terceras partes de la superficie del Reich y las tres quintas partes de su población. La corona imperial era hereditaria de la Dinastía de los Hohenzollern, la casa reinante de Prusia. Con la excepción de los años 1872-1873 y 1892-1894, el canciller fue siempre al mismo tiempo el ministro-presidente de Prusia. Con 17 votos de los 58 en el Bundesrat, Berlín solo necesitaba unos cuantos votos de los Estados pequeños para ejercer un control efectivo.[6]​ Los otros Estados conservaron sus propios gobiernos, pero se limitaron solo a los aspectos de la soberanía. Por ejemplo, los sellos postales eran emitidos por el Imperio en su conjunto, al igual que la moneda. Algunas piezas eran emitidas por los Estados, pero eran prácticamente monedas conmemorativas y tenían una circulación limitada. De esta forma, sin una armonización monetaria y la presencia de un banco central, el Imperio representó la más larga experiencia de un sistema de banca libre durante el siglo XIX en los países industrializados del continente.[7]​ Además, mientras que los Estados tenían sus propias condecoraciones, y algunos tenían sus propios ejércitos, las fuerzas militares de los más pequeños fueron puestas bajo control prusiano. Los ejércitos de los Estados más grandes, como los reinos de Baviera y Sajonia, se coordinaron con los ejércitos principales de Prusia y en tiempo de guerra eran controlados por el gobierno federal.[8]​ Aunque autoritario en muchos aspectos, el Imperio permitió el desarrollo de partidos políticos, libertad de reunión y ciertas cotas de libertad de expresión y asociación. Bismarck tuvo la intención de crear una fachada constitucional de máscara para la continuación de políticas autoritarias. En el proceso, creó un sistema en el que había una disparidad significativa entre los sistemas electorales de Prusia y el resto de Alemania. Prusia utilizaba un sistema de votación muy restrictivo de tres clases, en el que la tercera parte más rica de la población podía elegir el 85% de la legislatura, lo que aseguraba una mayoría conservadora.[9]​ En 1871, el Imperio alemán contaba con 41 millones de ciudadanos. A partir de entonces, centenares de miles de personas se dirigieron a las principales ciudades alemanas en busca de trabajo en las fábricas.[4]​ En 1913 había casi 66 millones,[10]​ un aumento de más de la mitad. Y más de la mitad de ellos vivían en pueblos y ciudades. Pero no se trataba solo de una expansión de la población. Los cimientos de la fortaleza económica en el cambio de siglo eran de acero y carbón, y Alemania hizo grandes progresos con ambos. En 30 años, la participación de Alemania en el comercio mundial aumentó en un tercio. En 1914, Alemania era la nación industrial más poderosa de Europa. El epítome de su industria podría estar en la firma Krupp, cuya primera fábrica fue construida en Essen. Con la unidad se produjo un período extraordinario de expansión económica.[1]​ Además, los trabajadores alemanes disfrutaban de beneficios por enfermedad, accidentes y maternidad, comedores y vestuarios y un plan nacional de pensiones.[11]​ En noviembre de 1918, con la revolución interna, una guerra estancada, Austria-Hungría cayendo a pedazos desde múltiples tensiones étnicas, y la presión del alto mando alemán, el emperador Guillermo II, quien era por entonces una "sombra", abdicó, junto con el jefe del alto mando alemán, dejando la situación desastrosa para el nuevo gobierno liderado por los socialdemócratas alemanes, quienes pidieron y se les concedió un armisticio el 11 de noviembre de 1918 y marcó el final de la Primera Guerra Mundial y del Imperio alemán, con grandes pérdidas territoriales para este último, como el voivodato de Pomerania, el Territorio Imperial de Alsacia y Lorena o la Ciudad libre de Dánzig. El Imperio fue seguido por la democrática e inestabilizada República de Weimar.[12]​ Durante sus 47 años de vigencia, este Imperio se convirtió en una de las economías industriales más poderosas del mundo, así como una gran potencia.[13]​ La evolución del Imperio alemán va en consonancia con los desarrollos paralelos en el reino de Italia, que se convirtió en una nación unificada diez años antes que el Imperio alemán.[14]​ Algunos elementos clave de la estructura política autoritaria del Imperio alemán también fueron la base para la modernización conservadora en el Japón imperial de Meiji y para la conservación de una estructura política autoritaria bajo los zares del Imperio ruso.[15]​ Los estados fronterizos más importantes fueron el Imperio ruso en el este, Francia en el oeste y el Imperio austrohúngaro ubicado en el sur.