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Matanzas de Paracuellos

España en 1936Guerra civil española en la Comunidad de MadridMasacres de la guerra civil españolaParacuellos de JaramaPolítica en 1936
Represión políticaTorrejón de ArdozVíctimas de la represión en la zona republicana
Exhumación en Soto de la Aldovea
Exhumación en Soto de la Aldovea

Las llamadas matanzas de Paracuellos fueron una serie de episodios de asesinatos masivos organizados en la retaguardia durante la batalla de Madrid, en el transcurso de la guerra civil española, que llevaron al fusilamiento en masa de presos considerados del bando sublevado por parte del bando republicano. Los hechos se desarrollaron en dos lugares cercanos a la ciudad de Madrid: los parajes del arroyo de San José, en Paracuellos de Jarama, y del soto de Aldovea, en el término municipal de Torrejón de Ardoz. Las ejecuciones extrajudiciales se realizaron aprovechando los traslados de presos de diversas cárceles madrileñas, conocidos popularmente como sacas, llevados a cabo entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936, mientras se enfrentaban las tropas gubernamentales y sublevadas[1]​ por el control de la ciudad. Del total de 33 sacas de presos que tuvieron lugar en las fechas citadas, 23 de ellas terminaron en asesinatos: las de los días 7, 8, 9, 18, 24, 25, 26, 27, 28, 29 y 30 de noviembre y las del 1 y el 3 de diciembre. Entre el 10 y el 17 de noviembre no hubo extracción alguna, y desde el 4 de diciembre cesaron.[2]​ Los convoyes mencionados fueron desviados hacia los lugares del arroyo San José, en la vega del río Jarama, y a un caz o canal de irrigación fuera de uso, en la vega del río Henares, donde miles de prisioneros fueron asesinados. Entre ellos se encontraban militares que habían participado en la sublevación o que no se habían incorporado a la defensa de la República,[3]​ falangistas, religiosos, aristócratas, militantes de la derecha, burgueses y otras personas que, en su inmensa mayoría, habían sido detenidas por ser consideradas partidarias de la sublevación y encarceladas sin amparo legal ni acusación formal. Los presos extraídos de las prisiones lo fueron con listas elaboradas y notificaciones de traslado o libertad con membrete de la Dirección General de Seguridad y, en ocasiones, firmadas por Segundo Serrano Poncela, el delegado de Orden Público de la Consejería de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid. La Presidencia de la Junta de Defensa la ocupaba el general José Miaja, y la Consejería de Orden Público estaba encabezada por Santiago Carrillo. Posteriormente, como se ha dicho, los presos que figuraban en las 23 sacas citadas fueron fusilados de manera sumaria por milicias pertenecientes a las organizaciones obreras. Antes del 7 de noviembre ya habían tenido lugar algunas sacas, especialmente durante el mes de octubre, fruto del cambio de manos del control de las prisiones, que pasó de las de los funcionarios de prisiones a las de las milicias a raíz del asalto a la cárcel Modelo, que tuvo lugar el 22 de agosto de 1936, si bien el número de asesinados fue mucho menor y carecieron del carácter sistemático y organizado que tuvieron las de noviembre y diciembre.[4]​ Las matanzas de Paracuellos son consideradas las de mayor dimensión que tuvieron lugar en la retaguardia de la zona republicana. Según Paul Preston, «las sacas y las ejecuciones, conocidas bajo el nombre genérico de “Paracuellos”, constituyeron la mayor atrocidad cometida en territorio republicano durante la guerra civil española, y su horror puede explicarse, aunque no justificarse, por las aterradoras condiciones de la capital sitiada».[5]​ El número de asesinados ascendió a unas 2500 personas, si bien la cifra exacta sigue siendo objeto de controversia. También son objeto de enconadas discusiones aspectos como quién dio la orden de ejecutar a los evacuados de las cárceles, por qué unas sacas terminaron en asesinatos masivos en tanto que en otras, las menos, los prisioneros llegaban sanos y salvos a su destino y, en definitiva, las responsabilidades directas e indirectas de los fusilamientos.

Extracto del artículo de Wikipedia Matanzas de Paracuellos (Licencia: CC BY-SA 3.0, Autores, Material gráfico).

Matanzas de Paracuellos
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Exhumación en Soto de la Aldovea
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Vuelo 5022 de Spanair
Vuelo 5022 de Spanair

El vuelo 5022 de Spanair (JK5022) era un vuelo doméstico regular de pasajeros entre Madrid-Barajas y Gran Canaria que sufrió un accidente justo después del despegue desde la pista 36L del aeropuerto de Barajas a las 14:24 CEST (12:24 UTC) del 20 de agosto de 2008. El avión era un McDonnell Douglas MD-82 con matrícula EC-HFP. De los 172 pasajeros y tripulantes a bordo, 154 murieron y 18 sobrevivieron. Cinco segundos después de que el avión despegara del suelo, se activó el sistema de aviso de entrada en pérdida y posteriormente, el de excesivo ángulo de alabeo. El avión se elevó hasta una altura de 40 pies (12 metros) del suelo, se desvió a la derecha, perdió altitud y se estrelló en las inmediaciones de la pista. Fue el único accidente mortal de Spanair (parte del Grupo SAS) en los 25 años de historia de la compañía, y el 14.º accidente mortal y la 29.ª pérdida de aeronave que involucraba un avión de la serie MD-80. Fue el accidente de aviación en España con más muertos desde el vuelo 11 de Avianca de 1983 y es el cuarto peor accidente de la historia de la aviación española. Fue el desastre aéreo más grave de 2008. La investigación de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) determinó que la causa principal del accidente fue un fallo humano: la tripulación se olvidó de desplegar los flaps y slats, hasta tres veces en diferentes listas de comprobación. Esto hizo que el avión entrara en pérdida justo después del despegue y los pilotos perdieran el control del aparato. Además, falló la alarma TOWS de la aeronave que debía haberles avisado sobre dicho olvido. En diciembre de 2011, el juez que investigaba el caso llevó a juicio a dos técnicos de mantenimiento, que revisaron el aparato antes del accidente, acusados de homicidio imprudente y lesiones, pero en septiembre de 2012 la Audiencia Provincial de Madrid archivó la causa penal al considerar que la responsabilidad final del accidente fue de los pilotos. En abril de 2021, una comisión de investigación del Congreso de los Diputados señaló responsabilidades políticas a las que acusó del fallo sistémico que provocó el accidente.

Colisión de 1983 en Barajas
Colisión de 1983 en Barajas

La colisión de 1983 en Barajas ocurrió el miércoles 7 de diciembre de 1983 (9:50 de la mañana) en el aeropuerto de Madrid-Barajas cuando el vuelo 350 de Iberia, un Boeing 727 (matrícula EC-CFJ) con destino el aeropuerto de Roma-Fiumicino, pilotado por el comandante Carlos López Barranco, con 93 pasajeros, colisionó con el vuelo 134 de Aviaco, un McDonnell Douglas DC-9 (matrícula EC-CGS) con destino el aeropuerto de Santander, pilotado por el comandante Augusto Almoguera Pérez (13.442 horas de vuelo), con 42 personas a bordo. Cuando el Boeing 727 rodó por la pista 01, la tripulación del DC-9 accidentalmente dio un giro equivocado en la niebla y llevó su avión a la pista, hacia el camino del 727. La tripulación del 727 vio el DC-9 e intentaron evitar la colisión girando sus aviones para despegar; sin embargo, el 727 no había alcanzado la velocidad de vuelo y su fuselaje trasero golpeó el DC-9.[1]​ Ambos aviones se incendiaron y fueron destruidos. Las 42 personas que viajaban en el DC-9 fallecieron (37 pasajeros y 5 miembros de la tripulación), y 51 de los 93 a bordo del Boeing 727 perecieron (50 pasajeros y 1 miembro de la tripulación). Las tareas de rescate se prolongan durante todo el día y parte del siguiente. El juez de guardia, José Ruiz Ramo, va reconociendo los cadáveres y certificando las defunciones. Mientras muchos familiares se acercan al aeropuerto y un aluvión de personas colapsan los hospitales para donar sangre.